tag:blogger.com,1999:blog-2049513971230969142024-03-19T01:01:30.031-03:00 Programa "Las Víctimas Contra Las Violencias" Programa Las Víctimas Contra Las Violenciashttp://www.blogger.com/profile/05429610205788576166noreply@blogger.comBlogger1210125tag:blogger.com,1999:blog-204951397123096914.post-90703363115649653042018-06-15T17:47:00.002-03:002018-06-15T17:47:30.251-03:00ABORTO<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR;">*Por Eva Giberti</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR;">**Raúl Alfonsín
acababa de asumir. Había seleccionado su gabinete para iniciar el camino hacia
la democracia restituida. Pensó que debía ocuparse de temas referidos a los
derechos de las mujeres y solicitó la colaboración de quien era una figura
indiscutible en ese tema: María Elena Walsh. Ella había luchado –en sus
historias, en sus declaraciones, en sus canciones– defendiendo los derechos de
las mujeres y personalmente era una figura ejemplar.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR;">Así fue como
María Elena concurrió a Casa de Gobierno varias veces hasta que en una
oportunidad ella pronunció la frase terrible:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR;">“Presidente,
habría que legislar sobre el aborto”. María Elena contaba, con cierta indignada
sorpresa, que el presidente no quiso oírla y ella desistió del intento (por la
manera de contarlo podemos imaginar que el presidente se asustó). Desistió de
tal modo que no volvió a la casa de Gobierno. Una lástima, se perdió una
asesoría formidable acerca de los derechos de las mujeres, pero los tiempos
históricos dicen que no era el momento.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR;">En esa misma
época yo escribí un artículo sobre el aborto en la Revista de la Asamblea
Permanente por los Derechos Humanos (APDH) y recibí una reprimenda porque
algunos socios, que pensaban de otro modo, se habían quejado.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR;">En 1985 Laura
Klein decidió presentar su libro Fornicar y Matar, destinado a reflexionar
acerca de temas asociados con el aborto, un libro duro, inquietante, que años
más tarde revisó y volvió a editar. En aquella primera oportunidad, en medio de
un suspenso significativo y con cierto temor por las reacciones que podrían
aparecer en el público que conociera su contenido, lo presentamos Magdalena
Ruiz Guiñazú, otra persona, un varón prestigioso cuyo nombre no recuerdo y yo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR;">Anteriormente,
desde hace décadas, las feministas reclamábamos, en grupos o mediante
intervenciones personales, el derecho al aborto como tema de salud pública.
Conocíamos las limitaciones de la demanda y no ignorábamos que enfrentábamos
creencias arraigadas y obediencias religiosas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR;">Actualmente,
el Proyecto –cuyos antecesores merecen citarse– se encontró inmediatamente
frente a su contraproyecto. Lo cual es valioso y es imprescindible. Porque los
contraproyectos, según sea su fuerza, contribuyen a definir el poder y la
racionalidad del Proyecto.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR;">Cuantas más
ridiculeces y carencias de argumentaciones racionales propongan los
contraproyectos, mucho más se evidencian las operaciones lógicas que sostienen
los diversos capítulos del Proyecto. Por ese motivo –y otros– no conviene
enojarse con quienes agitan posturas que representan el contraproyecto, porque
son necesarios para contrastar, por una parte la racionalidad, la inteligencia
emocional, la solidez estadística, el diseño de un plan y por otra parte
las creencias. Así como agitan la torsión de un humanismo ajeno a toda
sensibilidad científica del contraproyecto.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR;">En la
actualidad, celebrando la visibilización del tema, hemos escuchado, resurgiendo
de antiguas oscuridades, la reiteración de un argumento cuya perversidad es
peligrosa porque hay ingenuos/as que lo repiten: “Y… podrían tenerlo y después
darlo en adopción…” Yo podría oponerle un argumento sentimental porque conozco
de muy cerca la experiencia con mujeres que ceden sus criaturas en adopción:
las que lo hacen porque no pueden darles de comer y se quedan con otros hijos
mayores, por ejemplo. Y conozco ese dolor, inimaginable. Pero ceder una
criatura a la que se maldijo desde su existencia deseando abortarlo también
implica sobrellevar el embarazo, el parto y asumir el momento de la cesión que constituye
un “trámite” angustiante e inolvidable. Pero éste es un argumento sensible. Mi
argumento es otro. Los que sostienen “Y… que lo dé en adopción”… convierten el
útero de la gestante en un objeto, por lo tanto, convierten a esa mujer en un
objeto preñado para asistir a otra mujer, que esa sí que sería una persona
porque querría ser “madre” de esa criatura, a su vez objeto de intercambio,
perpetrado institucionalmente como forma exquisita de violencia.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR;">Esa mujer que
quiere abortar se convertiría por obra y gracia de “los generosos” en una cosa,
en un útero al servicio de otros, mientras ella soporta su pesadumbre durante
los meses de gestación habiendo dejado de ser persona: es solamente un útero,
una víscera que alrededor no tiene una persona mujer, sino “ la que quiere
abortar”. Además, gratuito, porque tampoco es un útero subrogado. Esa es la
perversidad. Perversidad quiere decir sentir placer en dañar a otra persona.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR;">Hemos
escuchado sandeces de toda índole durante estos días y hemos confirmado que las
creencias pueden sostener la buena fe de muchas personas que realmente piensan
en sus argumentos, pero no han decidido revisar sus pensamientos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR;">Y hemos
escuchado la graciosa implementación de la equidad de quienes dicen: “Es
una cuestión muy personal… Yo no puedo opinar, tendría que ver en cada caso”. Y
así, claro, no opinan.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR;">Es muy
interesante porque han tenido que darse cuenta que existe algo importante en lo
cual podrían pensar y generarse a sí mismos una opinión acerca de la vida y los
derechos de las mujeres.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR;">La tensión ha
sido el pródromo de estas horas en las que nada y todo se sabe. Llegará el alba
con la noticia. La vida ya sabe que hay una frase que hace años murmurábamos,
gritábamos, pedaleábamos y reclamábamos: ¡Aborto legal, seguro y gratuito!<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial Narrow, sans-serif;"><b>* Coordinadora del Programa Las Víctimas Contra Las Violencias </b></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow", sans-serif;"><b>** Publicado en Página/12 el día 14/6/2018</b></span></div>
<br />Programa Las Víctimas Contra Las Violenciashttp://www.blogger.com/profile/05429610205788576166noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-204951397123096914.post-66968237022208230412018-05-31T17:01:00.002-03:002018-05-31T17:01:20.802-03:00MALAS COSTUMBRES<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR;"><b>* Por Eva Giberti</b></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR;"><b><br /></b></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR;"><b>**</b>Alcanza con
subir a un subterráneo para comprobar la realidad de la situación: los varones
se sientan despatarrados, con las piernas abiertas ocupando su asiento y el que
está a su lado.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR;">Puede
observarse el fenómeno si el asiento vecino está desocupado, y si por el
contrario está ocupado por una mujer, el modelo es el mismo: ellos se abren de
piernas y empujan a la mujer que se sienta a su lado. Si es otro varón, entre
ellos se entenderán, ambos despatarrándose mutuamente.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR;">El fenómeno se
llama “manspreading”, según la nomenclatura que los ingleses(norteamericanos)
encontraron para describirlo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR;">Se trata de
ocupar el espacio y exhibir una abertura fálica que se extienda de Este a Oeste
sin la menor consideración por la persona que se sienta a su lado. Algunos
varones consultados explican. “No lo hago a propósito. Es un gesto que me sale
espontáneamente, no pretendo molestar...” Otros dicen: “Es que los varones
precisamos más espacios para no apretar lo que cuelga...” Argumento que los
investigadores han defenestrado al mostrar con dibujos la anatomía
masculina, que tal explicación no corresponde a la localización del pene cuando
los varones se sientan: cuando así sucede, “el pene no cuelga entre las
piernas, sino que está en el bajo vientre, en el pubis y sale hacia adelante,
no hacia abajo”. Lo cual responde a una razón biológica, facilita la posición
de la hembra para procrear. Estos párrafos, tomados de Rafael de la Rosa
(biólogo), los aporto al margen de la interpretación política de esa postura
masculina, que excede la raigambre biológica. Cualquiera sea el modelo o el
estilo, el varón intenta ocupar espacios de acuerdo con las que considera sus
necesidades transformadas en derechos. Tanto es así que podemos creer en su
descargo: “Me sale espontáneamente, no pretendo molestar”. Efectivamente, la
cultura patriarcal en la cual los varones militan desde niños les enseña
justamente que pueden “hacer lo que quieran” con sus cuerpos, porque es su derecho,
para eso son varones, o sea portadores de órgano masculino que los dota de
poder, vigor y fuerza en relación con la inferioridad femenina. La exhibición
fálica de las piernas abiertas, para que todas contemplemos la oculta y
sugerida anatomía que los diferencia de las mujeres, impone una violación
visual. Es el efecto de lo que ellos consideran un derecho: despatarrarse
cuando se sientan. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR;">Otra mala
costumbre.<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR;">Asistíamos a
una reunión donde muchas personas estaban preocupadas por las diferentes cotizaciones
del dólar. Entre los asistente había gente experta en el tema y una de ellas
era una joven gerenta de una institución bancaria. Durante el diálogo tomó la
palabra hablando con la solvencia que le aportaba su posición: “Los procesos de
endeudamiento y el vencimiento de las Lebacs...” No pudo continuar porque un
señor canoso la interrumpió: “Permítame corregirla...” y comenzó a esgrimir sus
razonamientos que poco y nada tenían que ver con lo que la joven experta había
comenzado a decir. Cuando finalizó, la joven intentó retomar incluyendo algunos
puntos que este señor había expresado: “Las líneas de financiamiento
comprometen el juego...” Nueva interrupción, esta vez por un joven que
criticaba las líneas de financiamiento y así continuó la reunión hasta que por
fin, después de varias interrupciones y merced a la persistencia y decisión de
esta joven experta, logró expresar su punto de vista.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR;">Yo era
silenciosa espectadora de aquel singular intercambio que socarronamente podría
llamar diálogo y que ilustraba brillantemente otra mala costumbre de los
varones: interrumpir el discurso o la palabra de las mujeres, ya sea para
“corregir”, para dar “consejos” pero siempre para arrancarle el derecho a
la palabra de las mujeres.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR;">Interrumpir a
la mujer que habla es algo que sucede sistemáticamente en la universidad, en
las reuniones de consorcio, en las sobremesas familiares, en donde queramos
encontrarlo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR;">¿Por qué?
Porque ya desde el Paraíso Eva no habla. Desde el mito bíblico a Eva le está
prohibida la palabra. Es Adán quien responde a Yave para acusar a Eva: “La
mujer que me diste por compañera me tentó y me dio la fruta...”(sin
comentarios).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR;">El hecho es
que tradicionalmente la mujer no es escuchada y los varones actuales (algunos)
siguen fielmente esa tradición interrumpiendo a las mujeres cada vez que toman
la palabra ya sea en un tema intrascendente o en un tema trascendente,
cualquiera sea el motivo, la cuestión es interrumpirla, preferentemente para
corregirla o peor aún para darle un consejo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR;">La joven experta,
mucho más preparada técnicamente y con notable experiencia que cualquiera de
sus interruptores, no alcanzó a llevar adelante su defensa, que hubiese sido,
por ejemplo, en lugar de admitir la interrupción, bloquear al primero para
decirle: “Estoy hablando yo y voy a terminar de exponer mi pensamiento”. Frente
a esa respuesta es probable que el sujeto insistiese “Pero permítame, yo quería
corregirle...” Y ella podría responderle: “Señor, Usted no puede corregirme
porque me interrumpió y no escuchó hasta el final lo que tengo para decir. O
sea, manténgase callado hasta que yo termine de hablar”.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR;">¿Saben por qué
las mujeres no avanzamos con este índole de respuestas que serían las lógicas y
razonables? Porque nos enseñaron a ser simpáticas y a no chocar con los
varones, dándoles siempre el lugar para escuchar su palabra.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR;">Entonces,
atención las mujeres con esta mala costumbre de los varones. Solo aprenderán a
corregirse si nosotras pasamos por encima de la educación patriarcal que
recibimos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow", sans-serif;"><o:p><b>* Coordinadora del Programa Las Víctimas Contra Las Violencias</b></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow", sans-serif;"><o:p><b>** Publicado en Página /12 el día 31 de mayo de 2018</b></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<br />Programa Las Víctimas Contra Las Violenciashttp://www.blogger.com/profile/05429610205788576166noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-204951397123096914.post-71094635542204011652018-04-09T14:40:00.003-03:002018-04-09T14:40:38.543-03:00ULTRAMODERNIDAD<br />
<span style="color: black; font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-family: Arial;">* <b>Por Eva GIberti </b></span><br />
<span style="color: black; font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-family: Arial;"><br /></span>
<span style="color: black; font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-family: Arial;">**Tal vez llame la atención la notoria
sucesión de denuncias referidas a abusos sexuales y acosos laborales que
parecerían haberse despertado sorpresivamente, cuando en realidad
acaecieron hace diez o más años.<o:p></o:p></span><br />
<span style="color: black; font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-family: Arial;"><br /></span>
<span style="color: black; font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-family: Arial;">Como si se hubiesen dado cita las
protagonistas de dichas denuncias y de repente y al mismo tiempo recordaran
algo sumergido en el olvido. Sin embargo, muchas de ellas fueron explícitas: no
hubo olvido alguno, solamente no pudieron hablar del hecho cuando fueron
víctimas. Las condiciones no estaban dadas, el temor a ser estigmatizadas por
haber sido víctimas, la vergüenza por lo mismo, la cercanía familiar del
abusador, la dependencia del acosador, todas circunstancias capaces de
silenciar la palabra culpabilizadora.<o:p></o:p></span><br />
<span style="color: black; font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-family: Arial;"><br /></span>
<span style="color: black; font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-family: Arial;">El tiempo transcurrido entre el hecho y
la declaración actual, preferentemente por los medios de comunicación, abrió
una suma de sospechas por parte de quienes no quieren escuchar los datos que
dejan al descubierto la proporción de acosos laborales y abusos sexuales que
sobrellevan mujeres, adolescentes y niñas. Desconfían y más aún afirman que se
trata de inventos destinados a perjudicar a varones conocidos o famosos, pero
nunca afirmaciones verdaderas, como si la antigua memoria que se ha despertado,
por ser antigua careciese de verosimilitud.<o:p></o:p></span><br />
<span style="color: black; font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-family: Arial;"><br /></span>
<span style="color: black; font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-family: Arial;">De este modo aparecieron las palabras
de niñas abusadas sexualmente que estuvieron escondidas veinte años y de
jóvenes mujeres que hoy en día cuentan cuál fue el precio que algún varón puso
para mantenerle su contrato de trabajo.<o:p></o:p></span><br />
<span style="color: black; font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-family: Arial;">Lo interesante de este fenómeno social
fue la veloz aparición de otras mujeres que inmediatamente se asociaron a las
que primero habían hablado y sumaron su narrativa reproduciendo el propio
padecimiento como víctima de acoso o de abuso sexual. ¿Solidaridad femenina? ¿O
quizás lo que se denomina sororidad como una forma de entendimiento y defensa
entre mujeres, uno de los principios del feminismo? Podría tratarse de ambas,
pero ¿por qué ahora estas mujeres salen a contar –también en otros países– e
innumerables otras se suman alzando su voz al unísono?<o:p></o:p></span><br />
<span style="color: black; font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-family: Arial;"><br /></span>
<span style="color: black; font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-family: Arial;">Porque la solidaridad y la sororidad
siempre existieron. Tal vez, las tesis de los actuales filósofos acerca del
cambio de escenario en el cual no movemos los seres humanos no sea ajeno a
estas irrupciones de las mujeres que en distintos territorios están mostrando
su potencial activo. “Se trata –dicen– de la producción de la existencia humana
en nuevos contextos históricos”. Se trata de nuevas prácticas sociales, nuevas
prácticas estéticas, nuevas prácticas de sí mismo en relación con el otro, con
el extraño. No es un asunto de subjetividades aisladas sino de articulación:
del socius en estado mutante.<o:p></o:p></span><br />
<span style="color: black; font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-family: Arial;"><br /></span>
<span style="color: black; font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-family: Arial;">El socius en estado mutante es la mujer
que repentinamente decide hablar porque para ella ha cambiado el escenario,
vive en un nuevo contexto histórico en el que ya no se habla solo de hombres y
mujeres, también de personas trans, en el que la violencia familiar ha sido
visibilizada y es delito, en el que la tecnología forma parte sustantiva del
mundo, las máquinas informáticas regulan las actividades, los dispositivos
digitales aportan los conocimientos por adelantado, es decir, un mundo de seres
humanos que han comenzado a llamarse sujetos de la ultramodernidad. Que vigilan
y son vigilados, son protagonistas y observadores, artistas y espectadores al
mismo tiempo (Groys, 2008). Así como las mujeres que describo.<o:p></o:p></span><br />
<span style="color: black; font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-family: Arial;">Estos escenarios no son específicos
para las mujeres, pero podemos ensayar el posicionamiento de este fenómeno de
la memoria retrospectiva que es hablada por las mujeres en una intersección de
este escenario actual con la modernidad de la cual provenimos y que vamos
dejando atrás.<o:p></o:p></span><br />
<span style="color: black; font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-family: Arial;"><br /></span>
<span style="color: black; font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-family: Arial;">Las mujeres, hijas del patriarcado,
criadas por familias machistas, cualquiera fuese su clase social, son las que
paulatinamente han ido reconociendo las voces de otras mujeres llamadas a
desordenar el orden que el jefe de familia instauraba. Son las que leyeron los
artículos incendiarios que se infiltraban en los periódico y revistas “para
mujeres” donde históricamente se privilegiaban las recetas de cocina y se
enseñaba a corte y confección, las que se desabrocharon los corpiños para no
usarlos más, las que se enfrentaron al padre para vestirse según su propio
deseo, las que empezaron a reunirse con otras mujeres para hablar de la
opresión que padecían por ser mujeres; todo ello facilitado porque encontraban
eco en un mundo que les permitía comunicarse entre ellas y con el mundo. Porque
salían de sus casas mediante los aparatos digitales y las pantallas que
reproducían a otras mujeres y las espejaban a ellas mismas autónomas o
independientes.<o:p></o:p></span><br />
<span style="color: black; font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-family: Arial;">Se movían en un escenario diferente
donde el que fuera orden instaurado se mostraba peligroso y opresor y en el que
ellas debían mantenerse en silencio. Allí fue donde generaron las palabras en
voz alta, ajenas a las melodiosas voces que siendo niñitas habían aprendido a
pronunciar “para no molestar” a los mayores y para no parecer contestataria
ante los mandatos del varón. Así aprendieron que gritar no equivale a estar
loca, tampoco a ser “maleducada” sino a la necesidad de sobrepasar la ronca y
áspera voz del macho que desde ella ocupa todos los lugares de la civilización.<o:p></o:p></span><br />
<span style="color: black; font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-family: Arial;"><br /></span>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt;">Una
nueva vida para quienes quieran traer a la superficie aquellos hechos que las
torturaron durante años, auspiciando territorios para la memoria En la
ultramodernidad se construyen escenarios donde las mujeres, que son
protagonistas de un nuevo poder, se amontonan para sostener la palabra de la
mujer que denuncia y demanda justicia</span><span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR;">.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Arial Narrow", sans-serif;"><b>* Coordinadora del Programa Las Víctimas Contra Las Violencias </b></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Arial Narrow", sans-serif;"><b>** Publicado el 5 de Abril del 2018 en el diario Página/12</b></span></div>
<br />Programa Las Víctimas Contra Las Violenciashttp://www.blogger.com/profile/05429610205788576166noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-204951397123096914.post-23476075888822849962018-03-13T11:40:00.000-03:002018-03-13T11:40:04.146-03:00ES LA LUCHA, ESTÚPIDO<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR;">Por Eva Giberti*</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR;">**La frase, como
bien sabemos, la he resucitado de las alternativas estadounidenses en sus
luchas políticas cuando Bill Clinton se oponía a Bush. Y se escribía: “Es la
economía, estúpido”. La inteligencia popular terminó utilizándola internacionalmente
para subrayar distintos aspectos que se descuentan son los fundamentales y que
cuesta reconocer.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR;">En este
momento es válido para quienes, caballerosos, se nos acercaron el 8M para
regalarnos una flor y en el colmo de la cortesía ensayaron un chocolate.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR;">“¡Pero Eva!,
no se puede rechazar la buena onda de los que por lo menos tratan de ser
educados...” Pamplinas. Son formas del patriarcado mostrando una postura complaciente hacia nosotras,
tratándonos como niñas o señoritas subordinadas a las que hay que agasajar,
como contrafigura de los feminicidas, mostrándose galantes, y posicionándonos
al mismo tiempo como superiores y negando la igualdad de derechos en el Día
Internacional de la Mujer. Justamente en ese día la flor y el galanteo es una
provocación, cuando salimos a luchar contra las mañas y artimañas de las
diferencias homicidas y los abusos de poder.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR;">¿De qué
cortesía y festejos nos hablan cuando salimos a gritar y a levantar las
banderas del Ni Una Menos? ¿No se dan cuenta de que no han entendido nada? ¿Que
persiste en ellos la imagen que le inculcaron desde niños acerca de lo que
significa ser mujer y que repiten los prejuicios acerca de ellas, seres
debiluchos, inferiores, desamparados de quienes es posible burlarse, apropiarse,
explotar y golpear? <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR;">Los regalitos
prendieron en las campañas publicitarias, a las que no se les puede pedir
sensatez porque su proyecto es económico y vendedor. Pero al compañero de
oficina que transporta la flor es
sencillo responderle: “Es la lucha, estúpido” y explicarle por qué ese día ella
estuvo “de paro”.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR;">El “paro”
sensacional fue el que promovió Aristófanes en su literatura, en su obra
Lisistrata, cuya protagonista y sus seguidoras, hartas de que sus maridos y
amantes marchasen de guerra en guerra, en aquellos tiempos heroicos de la
Grecia Clásica, decidieron suspender con ellos las relaciones sexuales. Fue un
esfuerzo pacífico a favor de la paz en el que las mujeres se niegan a dejarse
conquistar por los varones para retomar su vida sexual. Por fin se logra la
paz. A nosotras nos faltan muchas décadas para conquistarla; mientras
continuaremos en prácticas como el 8M, intentando que entiendan que estamos en
lucha, con escasas preocupaciones por las rosas en los floreros.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR;">¿Qué no se
entiende? ¿Por qué es preciso luchar? Hace décadas nos están viendo y
escuchando. Lo que se advierte hace dos o tres años es una aceleración de los
movimientos de mujeres que coincide con los ataques que recibimos y los
desdenes de los que tenemos que defendernos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR;">Si los
llamamos estúpidos, nos remontamos al latín stupidus, estar aturdido, no haber
entendido nada y en una de sus versiones (stupeo) stupidus homo: hombre
estúpido. También necio, insensato, inculto y estéril. Cuando se habla de
stupidus timore se refiere a inmóvil de miedo. O sea tenemos para elegir en
versiones latinas de estúpido que ahora pluralizamos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR;">Alguna señora
cae en la trampa y en mi facebook se agradece la atención. En latin no
encuentro el femenino de stupidus, pero debe existir.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR;">Aparecerse con
una flor en el Día de la Lucha Compacta e Internacional como si fuera un
cumpleaños, cuando los carteles enarbolan los nombres de las víctimas de
feminicidios, de minusvalías en sueldos laborales, de abusadores sexuales en
libertad no es un descuido ni el producto de un aturdimiento. En todo caso
están aturdidos por el rumor de sus propios pensamientos patriarcales que
constituyen el horizonte de sus prácticas
cotidianas. No son simplemente necios, incultos, padecen la malévola
indiferencia del “a mí qué me importa interesarme por este asunto, yo cumplo
con las mujeres y las dejo satisfechas con un regalito”. La misma creencia y la
misma política que los lleva a creer que nos satisfacen con coitos incompletos y debilitados. Suponen
que ésa es la felicidad y la plenitud máxima para nosotras porque así se lo
hicieron creer sus mayores y así lo digirieron. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR;"><br /></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR;">Pero es la
lucha, estúpidos, y no la atención floral, lo que nos incita a no ceder y estar
presentes para gozar en plenitud de derechos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR;"><br /></span></div>
<div>
<span lang="ES" style="font-family: "arial narrow" , sans-serif;"><b>* Coordinadora del Programa Las Víctimas Contra Las Violencias </b></span></div>
<div>
<span lang="ES" style="font-family: "arial narrow" , sans-serif;"><b>**Publicado en Página/12 el día 10 de marzo de 2018</b></span></div>
Programa Las Víctimas Contra Las Violenciashttp://www.blogger.com/profile/05429610205788576166noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-204951397123096914.post-66103546874532631612018-01-08T12:59:00.005-03:002018-01-08T12:59:28.607-03:00AMORES INESPERADOS*<span style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif;">Eva Giberti* </span><br />
<br />
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt;">**Las desilusiones y los
arrebatos son múltiples. Las quejas interminables y los razonamientos
inservibles: “Hace veinte años que estamos casados y nunca me di cuenta de
nada… nunca tuvo un conducta que me hiciera sospechar y ahora aparece diciendo
que es homosexual, que tiene un compañero varón y me pide el divorcio
para irse a vivir con él…” Además la mujer añade: “Yo creo que está loco… le
pedí que consultase al médico pero me explica que es así, que siempre fue homosexual
pero que estaba confundido… Que igual me quiere pero no quiere ser mi marido… Y
tenemos dos hijos… “<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt;">Efectivamente, no sólo este
hombre no está “loco”, por el contrario forma parte de la innumerable corriente
de varones que, convivientes en un matrimonio de varios años, deciden aclarar
su situación y poner a la vista su condición de varones homosexuales que
ocultaron durante años mediante un matrimonio que se consideró “normal”. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt;">La afirmación se repite: “Mi
marido siempre fue un hombre normal, no puede haberse vuelto homosexual de
repente…” Lo cierto es que al ser homosexual, continúa siendo normal. Es
probable que haya sido siempre una persona homosexual y que las articulaciones
de la vida cultural, de la época y de su familia lo hayan orientado momentáneamente
hacia la heterosexualidad.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt;">Los prejuicios que cargan las
esposas las conducen a transformar a sus compañeros en sujetos monstruosos y
deformados, que además construyeron un matrimonio sobre una mentira, cuando en
realidad ha habido años de sufrimiento y dolorosa confusión en el ánimo del
varón dudando acerca de sí mismo y de su relación con su compañera a la que no
ha pretendido dañar. Su vida se le ha presentado de ese modo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt;">La contracara de este
razonamiento lo aportan quienes defienden el orden familiar y niegan toda
posibilidad de separación de estas parejas o del derecho a la homosexualidad
del varón una vez que ha sido constituido el hogar familiar que por razones
sociales y religiosas debe mantenerse como productor de hijos. <o:p></o:p></span></div>
<span lang="ES" style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Es de tal
calibre la cantidad de parejas en las que estalla esta situación que la
consulta se ha tornado obligatoria para aquellas mujeres que alternan nuestras
opiniones con recorridas religiosas, consultando a sacerdotes a quienes piden </span><span style="font-family: "Arial Narrow", sans-serif; font-size: 14pt; text-align: justify;">consuelo y explicaciones. Por
lo general, son derivadas a grupos de apoyo coordinados por otro sacerdote o
bien un profesional convencido de que debe intentar ordenar la vida de ese
varón conduciéndolo al retorno de su vida familiar, mediante la convicción de
“no saber que les pasa”.</span><br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt;">La presencia de estas mujeres
en la consulta se orienta de formas diversas, tímidamente o bien exponiendo el
problema con claridad desde el comienzo, pero siempre con la variable del
engaño: “Yo no me casé con un homosexual, él me engañó, no me dijo que le
gustaban los hombres…” Algunas sugieren que lo sospecharon cuando los
sorprendieron mirando con entusiasmo a determinados amigos o cuando los veían
muy preocupados por sus ropas (en ninguno de ambas circunstancias el dato podía
registrarse como indicador de homosexualidad), pero siempre brota la vivencia
del engaño como un ataque del cual la mujer ha sido víctima.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt;">¿Ha habido intención de engañar
por parte del varón? Difícil saberlo, pero es fácil inferir cuales serían las
condiciones psicológicas del sujeto que debía asumir silenciosamente su
homosexualidad pulsante mientras demostraba vivir como un sujeto heterosexual
casado con mujer e hijos; probablemente hubiese escaso tiempo y espacio para
trampear a su compañera, ocupado como estaba en engañarse a sí mismo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt;">La victimización es el
lugar común de las mujeres que atraviesan esta situación que por cierto es
enervante y apuesta diversas salidas: quienes deciden mantenerse unidos,
mientras el marido cede su espacio y promete no tener relaciones con otros
hombre, concurriendo a médicos, psicólogos y grupos de autoayuda donde él dice
que lo ayudan, o bien mantienen la pareja sin que existan promesas por parte
del varón y entonces ella permanentemente lo acusa por su elección de vida, es
decir, la convivencia se convierte en el infierno, hasta que decidan separarse.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt;">Cuando se separan comienza otra
batalla: ella le impide ver a los hijos “porque él vive con un tipo”. Lo
gravísimo de esta situación –y ya ha sido preciso intervenir técnicamente–
reside en que el juez también estuvo de acuerdo con que los niños no podían
visitar al padre porque vivía con un hombre y fue necesario recordarle cuáles
eran los Derechos del Niño más allá de lo que el juez (fundamentalista)
opinase. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<span lang="ES" style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Acaso
¿solo hay que comprender al varón, que, sin proponérselo inicialmente desbarató
una familia y produjo sinsabores múltiples quizás irreparables? No se <span style="font-family: "Arial Narrow", sans-serif; font-size: 14pt; text-align: justify;">trata de comprender, los hechos
suceden de este modo. La época ha marcado esta realidad.</span>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-size: 14pt;">El dolor de esas mujeres –las
que conocí– es oscuro y asfixiante, como si hubiesen sido emboscadas,
trampeadas, por “no haberse dado cuenta desde el principio”. Entonces, después
de la ira, aparece la furia contra ellas mismas. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-size: 14pt;">Cada día quedan al descubierto
las presiones de las pulsiones sexuales y las maneras de desear de los sujetos,
así como sus decisiones de asumirlas en plenitud, más allá de sus compromisos
sociales. Las decisiones que antaño regían el orden social han sido
vulneradas y una correntada de deseos que fueron considerados degenerados y
anormales, avanza buscando su legitimidad sobre los ordenamientos familiares.
<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-size: 14pt;">La consulta nos muestra la
inevitable desesperación de las mujeres ante el varón que ha decidido
sustituirla por un compañero masculino. El varón podrá quedarse a su lado
porque no se atreva a marcharse,y a vivir su homosexualidad o porque existen
compromisos que lo sujetan y porque la fuerza de la costumbre le permite amarla
como amiga; o bien podrá marcharse amando a otro hombre. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-size: 14pt;">La certeza de los hechos es
arrasante y cotidiana: “Mi marido está enamorado de un varón y yo no sé qué
hacer”.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-size: 14pt;">Las amigas y la madre a veces
le aconsejan: “Ya se le va a pasar, puede ser momentáneo, no le des
importancia…”<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<span style="font-family: "Arial Narrow", sans-serif; font-size: 14pt; text-align: justify;">Así opinaban hace décadas,
ignorando cuánto pesa la elección de un otro, pero actualmente las pulsiones
han soltado amarras y han superado los obstáculos que antaño las
atajaban. Así nos encontramos con separaciones que no responden a la canónica
tradicional: “él mi engañaba con otra”, o bien “dejamos de amarnos y nos
separamos porque era lo mejor”. Un amor inesperado ha ocupado un lugar en las
parejas que ya no se pueden representar como un hombre y una mujer, solamente.</span> </span><div>
<span lang="ES" style="font-family: "Arial Narrow", sans-serif;"><b><br /></b></span></div>
<div>
<span lang="ES" style="font-family: "Arial Narrow", sans-serif;"><b>* Coordinadora del Programa Las Víctimas Contra Las Violencias </b></span></div>
<div>
<span lang="ES" style="font-family: "Arial Narrow", sans-serif;"><b>**Publicado en Página/12 el día 3 de enero de 2018</b></span></div>
Programa Las Víctimas Contra Las Violenciashttp://www.blogger.com/profile/05429610205788576166noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-204951397123096914.post-79730980778903161822017-11-30T16:11:00.000-03:002017-11-30T16:11:21.517-03:00ASUSTADOS E IMPOTENTES*Por Eva Giberti<br />
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-font-family: Arial; mso-fareast-language: ES-AR;">**Ella: “Sabés muy bien que estoy estudiando,
no te hagas el boludo…” Frase que desató la furia del marido: “¡Siempre me
insulta!” Ella: “No es un insulto. Es una frase común.” El: También el nene me
llama boludo porque vos le das el ejemplo…”<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-font-family: Arial; mso-fareast-language: ES-AR;">El diálogo, con tonos subidos, lograba la
vigencia de una típica discusión matrimonial delante de una profesional que era
posicionada como testigo fértil para dilucidar quién tenía razón. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-font-family: Arial; mso-fareast-language: ES-AR;">Sin duda existe una violencia en la que se
transgreden los límites que distinguen y diferencian a las personas entre sí,
para organizar, en cambio, una mescolanza de gritos e insultos, donde arde la
sinrazón y el odio. Aunque sea momentáneo. Que así son los odios entre las
parejas que viven juntas y a veces también se aman.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-font-family: Arial; mso-fareast-language: ES-AR;">Transgreden la frontera instaurada por la
convivencia donde se cría y educa un niño que, según recomendamos los
psicólogos, “precisa límites” para entender qué significa ser un hijo, en
realidad, tener padres.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-font-family: Arial; mso-fareast-language: ES-AR;">El punto de inflexión de estas parejas reside
en un hijo que no titubea en consagrar la boludez de su padre mientras la madre
lo identifica como tal y el varón acata la calificación reclamando
modestamente.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-font-family: Arial; mso-fareast-language: ES-AR;">La escena podría narrarla al revés,
habiéndola escuchada con los papeles cambiados: el varón, conjuntamente con la
hija, certifican que la madre es una boluda y ésta lo acepta como si el
calificativo formase parte de su pastel de boda y lo digiere con naturalidad.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-font-family: Arial; mso-fareast-language: ES-AR;">¿Dónde encuentro que las consultas cambiaron
sus contenidos? Hace diez o quince años las consultas –además de las que
encerraban “problemas de pareja”– mostraban claramente “problemas entre padres
e hijos”. En la actualidad, esos problemas ocupan un lugar fenomenal, pero
surgen encubiertos por violencias de género, es decir, negando que un niño no
puede insultar a su padre o a su madre mientras cualquiera de ellos permanece
pasivo como si se tratase de “algo que hacen todos los chicos”. De donde,
tirando de este hilo, nos encontramos con que el consultorio retorna a los
conflictos que durante décadas expuse en Escuela para Padres, pero con otros
padres y con otros niños. Y asomando en superficie, claramente, el grave
problema de la autoridad en el ámbito familiar, que resulta de quien cada
persona sea, como lo diría Bordieu “La autoridad siempre es percibida como una
propiedad de la persona.”<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-font-family: Arial; mso-fareast-language: ES-AR;">Los chicos actuales padecen una dolorosa
carencia de autoridad parental. Sus padres son boludos y boludas y los hijos
deben tolerar esa minusvalía que aquellos les certifican con su tolerancia y
con el miedo que les tienen. Miedo de que los hijos se enojen, miedo de ser
injustos, miedo de no tener razón. Miedo de ser autoritarios, prefieren el
insulto canchero y amical, confundiéndose y pensando que mejor es ser amigo de
sus hijos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-font-family: Arial; mso-fareast-language: ES-AR;">Si bien la palabra boludo tiene raigambre
histórica (eran quienes agitaban las boleadoras que se usaban en la guerra de
la Independencia) su vigencia social indica torpeza y bordea el insulto; aunque
su uso se ha familiarizado está muy lejos de indicar un elogio. Vivimos en la
naturalización de boludo-boluda como latiguillo que acompaña cualquier frase
cotidiana, pero en boca del hijo hacia el padre o la madre indica insulto,
desvalorización y la vivencia del hijo de una cierta superioridad moral del
niño respecto del progenitor descalificado porque asume el epíteto como algo
lógico. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-font-family: Arial; mso-fareast-language: ES-AR;">La pareja consulta creyendo que padecen
violencia de género (que sin duda utilizan) pero aplican una violencia previa,
la generacional: la generación de los adultos carece de la autoridad necesaria
para que los hijos crezcan tranquilos. Los chicos los clasifican como boludos
esperando que dejen de serlo, es decir, que no toleren ser insultados. Lo cual
arrastra otras limitaciones necesarias que son imprescindibles para
convivir y que exceden el lenguaje.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-font-family: Arial; mso-fareast-language: ES-AR;">Las consultas relacionadas con violencia
familiar existen y es prioritario trabajar con ella ya que privilegia la violencia
contra la mujer y no corresponde utilizarla para silenciar la impotencia ante
los hijos. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-font-family: Arial; mso-fareast-language: ES-AR;">Las consultas ocultan su verdad al
oficializar una violencia de género que es una socialización de la vida de la
pareja para llevarla a la consulta pero, escamotean su propia verdad. Es la que
los hijos ponen a prueba cuando con sus conductas evidencian que son
dependientes de una autoridad de la que no pueden prescindir. La reclaman
con sus desafíos y su búsqueda permanente de límites, esos que los padres borran
entre ellos cuando se boludean recíprocamente. El orden social que se solicita
cuando se asiste a una consulta –esa es la razón del consultar, restaurar un
orden social resquebrajado– es el que precisamos para convivir del mejor modo
posible.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-font-family: Arial; mso-fareast-language: ES-AR;">En la consulta, ¿escuchamos a padres muy
cansados, agotados, frustrados? La paternidad y la maternidad ¿se han
transformado en tareas insalubres? Ser padres, ¿todavía nos gratifica
narcisísticamente? ¿Los hijos habrán aprendido –no sabemos con quién– a
demandar sin esperanzas de ser escuchados?<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-font-family: Arial; mso-fareast-language: ES-AR;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-font-family: Arial; mso-fareast-language: ES-AR;">Las violencias de género que nos ayudan a
defendernos de los horrores del maltrato y de la opresión son específicas, y
obligatorias sus denuncias. Pueden coexistir con la ausencia de criterios
adultos para solventar a los hijos; por eso para la convivencia familiar
también es peligroso, como la violencia de género, no darse cuenta que los
chicos eligen un insulto para llamar a los padres por su nombre. Así están,
asustados e impotentes por lo que pueden hacer.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow", sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow", sans-serif;"><b><br /></b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial Narrow, sans-serif;"><b>*Coordinadora del Programa Las Víctimas Contra Las Violencias </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<b><span style="font-family: "Arial Narrow", sans-serif;"><br /></span><span style="font-family: Arial Narrow, sans-serif;">**Publicado en Página/12 el día jueves 30 de noviembre del 2017</span></b></div>
Programa Las Víctimas Contra Las Violenciashttp://www.blogger.com/profile/05429610205788576166noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-204951397123096914.post-61380778785185422882017-09-25T12:13:00.001-03:002017-09-25T12:13:29.474-03:00HAY QUE SACAR EL TEMA DE LA PENUMBRA<div>
<br /></div>
<div>
<br /></div>
<div>
<br /></div>
<div>
<div class="primero" style="background: white; line-height: 20.25pt; margin-bottom: 15.0pt; margin-left: 37.5pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
<span style="color: #333333; font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt;"><b>* Por Eva Giberti</b></span></div>
<div class="primero" style="background: white; line-height: 20.25pt; margin-bottom: 15.0pt; margin-left: 37.5pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
<span style="color: #333333; font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt;">**El silencio siempre apagó el conocimiento de los hechos. Los
adultos desconocían o negaban aquello que podían sospechar y los niños,
temerosos, a veces avergonzados, no hablaban. De este modo el abuso sexual
contra niños, niñas y adolescentes ha permanecido en la penumbra durante
décadas.<o:p></o:p></span></div>
<div style="background: white; line-height: 20.25pt; margin-bottom: 15.0pt; margin-left: 37.5pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
<span style="color: #333333; font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt;">En oportunidades la confidencia surge desde un adulto que en sus
sesiones de psicoterapia, repentinamente, comienza contar lo que le sucedió
cuando tenía seis o siete años. No entendía cuál era su responsabilidad en lo
que le sucedía. El abusador le comentaba que "eso que hacían" era
"un juego entre ellos y que debía permanecer en secreto".<o:p></o:p></span></div>
<div style="background: white; line-height: 20.25pt; margin-bottom: 15.0pt; margin-left: 37.5pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
<span style="color: #333333; font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt;">La intimidad entre el abusador y su víctima resulta de la
relación entre ellos. Las estadísticas internacionales son explícitas: el mayor
porcentaje de abusos sexuales la producen familiares cercanos, prioritariamente
el padre. De allí, el tormento que para el menor significa asumir que la figura
tutelar, que también puede ser un abuelo o un tío, figuras que se instituyen
como modelos y protectores, sean aquellas que se anudan a prácticas delictivas.<o:p></o:p></span></div>
<div style="background: white; line-height: 20.25pt; margin-bottom: 15.0pt; margin-left: 37.5pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Si el silencio es la clave que
impide intervenir para detener la tortura que padecen tantos niños y niñas, se
trata entonces de hablar. Esta ha sido una decisión del Ministerio de Justicia
de la Nación, mediante su Programa Las Víctimas contra las Violencias que desde
noviembre del año 2016 ha instalado un número nacional, el 0800-222-1717, para
recibir llamados que </span><span style="color: #333333; font-family: "Arial Narrow", sans-serif; font-size: 14pt;">solicitan orientación. El teléfono es atendido por un equipo de
profesionales, psicólogas, trabajadoras sociales, asesorado por abogadas. ¿Qué
es lo que nos llega? Voces de adultos que refieren su conocimiento de una
criatura abusada o bien que narran sus propias historias de infancia. Todos
ellos necesitan una escucha.</span></div>
<div style="background: white; line-height: 20.25pt; margin-bottom: 15.0pt; margin-left: 37.5pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
<span style="color: #333333; font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt;">Se identifica a quien se comunica y se le sugiere que recurra al
organismo de Protección de la Niñez de su zona, cuya dirección aportamos. Y se
hace un seguimiento de cada caso.<o:p></o:p></span></div>
<div style="background: white; line-height: 20.25pt; margin-bottom: 15.0pt; margin-left: 37.5pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
<span style="color: #333333; font-family: "Arial Narrow", sans-serif;">* Coordinadora del Programa Las Víctimas Contra Las Violencias. </span><span style="color: #333333; font-family: "Arial Narrow", sans-serif;">** Publicado en el diario La Nación el día 23 de septiembre del 2017</span></div>
<div style="background: white; line-height: 20.25pt; margin-bottom: 15.0pt; margin-left: 37.5pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><iframe frameborder="0" height="600px" id="ifrc9ebef8f1dade6c8_bdd3f3cf3ba254c1" name="ifrc9ebef8f1dade6c8_bdd3f3cf3ba254c1" scrolling="no" src="about:blank" style="border-width: 0px; font-family: inherit; font-size: 12px; font-style: inherit; font-weight: inherit; height: 600px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline; width: 300px;" width="300px"></iframe><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12px;"> </span> </span></div>
<div class="primero" style="background: white; line-height: 20.25pt; margin-bottom: 15.0pt; margin-left: 37.5pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
</div>
<aside class="banner caja2" data-adpos="caja2" itemscope="" itemtype="http://schema.org/WPAdBlock" style="background-color: white; border: 0px; clear: right; color: #333333; float: right; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px 0px 25px 20px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline; width: 300px;">
<iframe frameborder="0" height="600px" id="ifr5b45e8a82b0a6b90_a144791fd395ffc8" marginheight="0" marginwidth="0" name="ifr5b45e8a82b0a6b90_a144791fd395ffc8" scrolling="no" src="about:blank" style="border-width: 0px; display: inline; font-family: inherit; font-style: inherit; font-weight: inherit; height: 600px; margin: 0px; outline: 0px; overflow: hidden; padding: 0px; vertical-align: baseline; width: 300px;" width="300px">
</iframe> </aside></div>
Programa Las Víctimas Contra Las Violenciashttp://www.blogger.com/profile/05429610205788576166noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-204951397123096914.post-49443706774965906582017-07-04T16:43:00.002-03:002017-07-04T16:43:31.501-03:00LAS VICTIMAS CON SU LEY<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow", sans-serif;"><b><i>*Por Eva Giberti</i></b></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR;">**Las personas
víctimas son tema de estudio, de atención, de preocupación y sobre todo de
comentarios. Pero ha sido necesario que persistiesen como presencias
repetitivas, cansadoras, extenuantes y corajudas en los ámbitos legislativos
para lograr una legislación que las amparase; por fin “en votación unánime, la
Cámara Baja sancionó el proyecto…”<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR;">La idea de
víctima, en tanto conceptualización, se instituyó paulatinamente en el
pensamiento moderno, articulada con el surgimiento del concepto de violencia.
Tanto las víctimas cuanto las violencias están asociadas con los cambios que se
produjeron en la concepción de “la fuerza”. Todo dependía de dónde se cobijaba
esa fuerza y cómo se expresaba y así transcurrieron los siglos y las
discusiones de la Modernidad tardía hasta que llegamos a hablar de violencias,
por extensión, de víctimas. Las víctimas constituyen una existencia real e
inevitable, dice Dussel “que son las que sufren los efectos negativos
no-intencionales, las imperfecciones, las injusticias de las instituciones
empíricas, o perfectas, finitas de los sistemas existentes”.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR;">Y el autor se
pregunta “¿Quiénes son las víctimas? ¿Por qué son víctimas, en qué
circunstancias fácticas lo son...?”<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR;">En realidad,
la víctima implica una contradicción ante las instituciones que se ocupan de
evitar el dolor y la muerte. Los desarrollos teóricos de Dussel son intensos y
certeros, particularmente cuando afirma que la víctima es un viviente humano y
tiene exigencias propias no cumplidas en la reproducción de la vida en el
sistema. Es el destituido que aún no alcanza a ponerse de pie y éste es el
punto que demanda criterios morales para la aplicación de cualquier legislación
o reglamentación que pretenda defender y acompañar a la víctima del delito.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR;">Será preciso
que todos aquellos que se acerquen a la víctima ahora protegida hayan tomado
conciencia de las violencias que han asolado a la víctima. Ella no es “un
alguien” en quien se aplicará una ley, sino un viviente humano en quien han
fracasado los sistemas que pretendían o declaraban protegerlo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR;">Los riesgos
que se corren en las aplicaciones de leyes y reglamentos residen en la
confusión que suele surgir cuando se trabaja con víctimas que caminan como
nómades de un juzgado a otro, de una comisaría a una fiscalía e inevitablemente
terminan ahogándose sumergidas en la búsqueda de papeles que confirmen su
identidad, su existencia y sus derechos. O sea, cuando la “fuerza” de la ley se
transforma en violencia al aplicar la ley. Parecería inevitable que sucediese
de ese modo porque estamos ante una nueva norma y las normas se nutren con
papeles y timbrados que se transformarán en documentos definidos a posteriori
como imprescindibles para salvaguardar el ordenamiento y clasificación de las
que han sido reconocidas como víctimas del delito.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR;">Ha sido
posible atender el derecho de las víctimas del delito. Un logro que
demencialmente tardó muchos años en reconocerse como necesario. Pero esa
tardanza es parte del mismo sistema en el que ahora está inserta la nueva
norma. Ya no se tratará de legisladores sino de otros oficiantes que cursan
tradiciones antiguas y monolíticas y que viven en los sistemas y se reconocen
entre sí como necesarios y aun imprescindibles. Que no distinguen al viviente
humano como tal sino al demandante que aguarda se le reconozcan sus derechos
como la nueva norma lo indica, esperando su turno en una cola interminable.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR;"><br /></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-AR;">Más allá de
las tradiciones burocráticas –que históricamente fueron inventadas para evitar
postergaciones–, esperamos la acogida luminosa, inquieta, ágil que torne menos
contradictoria la realidad de los sistemas, ante la presencia de las víctimas
del delito que han sido reconocidas, miradas y clasificadas como personas
destituidas que ahora podrán ponerse de pie.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow", sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow", sans-serif;"><b>* Coordinadora del Programa Las Vícitmas Contra Las Violencias.</b></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow", sans-serif;"><b>**Publicado en el diario Página/12 el día 4 de Julio del 2017</b></span></div>
Programa Las Víctimas Contra Las Violenciashttp://www.blogger.com/profile/05429610205788576166noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-204951397123096914.post-79862523506604402422017-05-10T14:34:00.002-03:002017-05-10T14:34:30.086-03:00Femicidios, NiUnaMenos, políticas de género<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Por Eva Giberti*</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">**Qué es lo que nos pasa? ¿Qué es esta
violencia homicida de cada día localizada en las mujeres? Está sucediendo
ahora, nunca se vio algo semejante, muertes todos los días, feminicidios por
doquier, asaltos y violaciones contra niñas y adolescentes, sin mesura, con
crueldades infinitas… ¿por qué sucede esto, ¿qué nos esta sucediendo?<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">La pregunta viene calando fuerte en las entrevistas
que promueven desde los medios de comunicación y el oído reconoce el acento
cuando se produce la frase, qué nos pasa, el acento fuerte en el nos de manera
que nadie quede afuera. Nos estaría pasado a todos. El nos es la primera
variante pronominal del prononombre yo: nosotros, vosotros, él, ellos, para que
no queden dudas, se trata de algo que nos ocurriría a todos nosotros.
Pero es una trampa, la trampa semántica. Porque la frase podría referirse a la
vulnerabilidad personal: a cualquiera de nosotras podría ocurrirnos, que nos
maten por ejemplo. Pero la pregunta trae una segunda intención: ¿por que esto “nos”
está ocurriendo esto a nosotros, como comunidad? Algo nos sucede como si no
tuviésemos que ver con los hechos que parecería que se nos vienen encima
sorpresivamente.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">La pregunta tiene un sentido escapista: mirar con
aire embobado hacia los cielos y preguntarse con una aparente honradez que
apenas disimula el costumbrismo ético: pero ¿qué nos pasa? Nos estamos
dando cuenta que nos sucede algo malo, por lo tanto tan malos no somos, ya que
comprendemos, tenemos el “seso avivado y despierto” como decía el poeta… quizás
algún maleficio… Presenciamos, impávidos, cómo el tsunami nos arrasa; es algo
que “nos” sucede sin que tengamos algo que ver. Nosotros estábamos ahí,
viviendo y de repente una tormenta de homicidas apareció no se sabe desde dónde
ni cómo.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Los filósofos vienen hablando de la era de los
posderechos humanos y de centurias que agitan la pérdida de valores, como
descripción enunciativa de la multiplicidad de horrores que se suceden. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Pero si escuchamos con cuidado la pregunta
advertiremos que ese nos también abarca a los femicidas como segmento de la
comunidad a la que pertenecen, igual que todos nosotros. Los femicidas están
entre los que podrían preguntarse ¿qué nos pasa? porque nos es la primera
persona del plural que los incluye. Sin embargo ellos son “los otros” ajenos al
“nosotros” que ingenuamente pregunta por los hechos. Ellos desencadenan el
tsunami cotidiano que pretenden surfear disimulados entre quienes integran el
nos. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">A nosotras nos matan. Ellos son los que matan, no
les cabe el nosotros. Pero quien propone la pregunta “ingenuamente” los
incluye.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">La pregunta intenta decir que más allá de nosotros
mismos algo nos sucede. Y que no tenemos que ver con lo que ocurre, se trata de
algo que trasciende más allá de nosotros. Esa es la trampa porque los
hechos acaecen en este mundo y en esta sociedad que nosotros compaginamos. No
se nos viene encima sin que tengamos algo que ver. Algunos femicidas ya habían
atravesado sus días en las cárceles donde los jueces los alojaron, los jueces
que emigraron de nuestras universidades, las que nosotros creamos.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Los derechos humanos de las mujeres se sumergen
para dar lugar a la nueva época que no alcanzamos a reconocer como tal y que
todavía nos plantea preguntas infantiles en lugar de admitir que con las
violencias la cuestión es cuerpo a cuerpo, sin metáforas ni preguntas ingenuas.
Se alteró el paradigma que habla del cuidado y de los derechos humanos, se
ingresa en una época que convoca los avances del género mujer y los precios que
“los otros” están dispuestos a cobrar. ¿O es casual que los reincidentes
reincidan porque los avala una justicia que se origina en un “nosotros”
legal? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">¿Qué nos pasa? es una pregunta idiota. Porque no
distingue entre “nosotros” y los “otros” que son los femicidas sostenidos por
quienes favorecen un clima perpetrador de las violencias contra el género. En
ese clima crecen, entre otros socios, los programas televisivos y las
publicidades, y se favorece la impunidad de quienes violentan al género mujer.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">¿Resultará excesivamente complejo darse cuenta que
efectivamente algo gravísimo sucede? Distinguiendo entre víctimas, victimarios
y facilitadores. Los facilitadores entreverados entre todos nosotros señalan un
punto de inflexión porque se sienten parte del nosotros pero en realidad están
más cerca de “los otros” por su complicidad con las modalidades patriarcales
que sostienen.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Es la época de los derechos humanos de las mujeres
defendidos cada día y de los derechos humanos de las mujeres arrollados por los
femicidios, las violaciones y el clima social que fermenta desde décadas
anteriores buscando establecerse en la actualidad. Epoca en la que se
convive con un caudal de violencias cotidianas producto del deseo de matar por
parte de los varones implicados que ya no disimulan ni limitan sus ataques.
Deseo de matar que no es instintivo, sino un aprendizaje cultural fogoneado por
los patriarcas y sus pichones de patriarcas.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">La pregunta “¿qué nos pasa?” es una de las tantas
trampas semánticas que componemos para quedar bien con nosotros mismos,
como si tomásemos conciencia del algo. La única conciencia que vale es la de
reconocer que nuestra sociedad, la de nosotros donde habitan ellos y aquellos
es la que está matando por placer, porque se modificó el paradigma y ahora la
orden no es permanecer en el mundo sino morir según los códigos ancestrales del
poder.</span><span style="font-family: Times New Roman, serif;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="line-height: 115%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: x-small;">*Coordinadora del Programa Las Víctimas Contra Las Violencias</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="line-height: 115%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: x-small;">** Nota publicada el día 10 de Mayo del 2017 en el diario Página/12</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div style="background-color: #f6f6f6; box-sizing: inherit; font-family: "Lora script=latin rev=2", Lora, serif; font-size: 16px; height: auto; line-height: 1.9em; margin-bottom: 1rem; padding: 0px; text-rendering: optimizeLegibility;">
</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
Programa Las Víctimas Contra Las Violenciashttp://www.blogger.com/profile/05429610205788576166noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-204951397123096914.post-26861992725077986882017-04-03T16:25:00.001-03:002017-04-03T16:25:17.238-03:00PROBAR ES NECESARIOPor Eva Giberti*<br />
<br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><i><span style="line-height: 115%;">“Lo que usted quiere por encima de todo<br />
es evitar problemas antes que comprender.”</span></i><span style="line-height: 115%;"><br />
Jock Young<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="line-height: 115%;"><span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">**Mundo joven: Deseos de aventuras, lo más lejos
posible del hogar familiar que para ellos es un campo minado de
antigüedades y prejuicios. Reproduzco algunos comentarios de adolescentes que
han empezado a usar distintas sustancias tóxicas y argumentan largamente: “La
familia insiste con las advertencias contra las drogas, lo mismo que los
médicos, especialistas y comunicadores sociales, todos igualmente aburridos y
negativos. Los padres, que hablan de lo que no saben porque repiten lo que dice
la tevé, nunca estudiaron el tema drogas, no lo conocen y no saben tampoco lo
que es probar, porque hay que probar; hay que esperar el mejor boliche y
la oferta del compañero o del tipo mayor que sabe muy bien lo que vende, pero
empieza ofreciéndotela gratis. Los que están en otro mundo, no entienden,
nosotros llegamos desde un tiempo más adelantado, ¿como vas a vivir sin probar?
Probar es necesario. Cuando empiezan con que después no se puede salir... Nadie
piensa en salir, solo nos interesa entrar en el estado perfecto de placer y del
todo se puede que la Cosa te produce. Y si no probás… te vas a perder conocer
qué se siente. La gente cree que hay que vivir sintiendo lo que ya se conoce.
Pero esto es sentir lo que no sabemos hasta que probás. De eso no te van a hablar
los padres porque sienten como se sentía antes y quieren explicarte que lo
nuevo es malo. Además cuando quiero dejar, dejo, la corto. O no la
corto y sigo, único problema es la plata que precisás, al final se
consigue”. Continúan argumentando, convencidos. “Antes te presionaban con el
sida, pero a mí no me va a pasar… Todos sabemos cómo queremos probar…”<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="line-height: 115%;"><span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="line-height: 115%;"><span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">La cuestión es ésa, “estar todos iguales”, la
intolerancia a la diferencia entre pares, ninguno que se prive de probar, la
búsqueda desesperada por incorporarse en el montón de “los que saben y se
convidan con la sustancia que comparten”. Aunque sientan miedo antes de
probar, como a alguno le sucede, precisan igualarse sin distinciones. Buscan la
diferencia con los adultos, sujetos despreciables y solamente existentes como
surtidores de dinero para comprar la sustancia que precisan. Detrás de estos
discursos, desolación. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="line-height: 115%;"><span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="line-height: 115%;"><span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">Las diferencias que aparentan en las ropas y en los
cortes y teñidos de cabello definen pertenencia, otra manera de igualarse. Con
lo cual reproducen la tradicional cultura de los adolescentes desde cuando
todos se convirtieron en hippies y roqueros. Una desesperada fuga del mundo
adulto, como históricamente les sucedió a los adolescentes. Es lo que parece no
comprenderse cuando se intenta prevenir: advertirlos. Sin éxito mientras ellos
levanten la causa del probar para saber cómo se siente cuando se siente lo
nuevo.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="line-height: 115%;"><span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="line-height: 115%;"><span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">Algunos de los que hablan y cuentan son aquellos que
empiezan a asustarse cuando advierten que no pueden salirse de la trampa y que
las intervenciones de los técnicos y de los padres que pudieron avanzar durante
los primeros tiempos responden a una lógica. Se dan cuenta que pueden
respaldarse en ellos, aunque peleándose y desafiando. Aportan otra versión del
“probar”: Nos cuentan, y lo describen en los medios de comunicación: “Yo solo
quería probar… Ver cómo era, la primera vez no me gustó mucho, pero quise
segur, para ver…” Probar es una forma de ensayar para encontrar una sensación
nueva en sí mismo, descubrirse en ese ensayo que espera les traiga una
respuesta nueva, que es lo que buscan. Respuestas nuevas encendidas dentro de
ellos y de ellas.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="line-height: 115%;"><span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="line-height: 115%;"><span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">Es necesario comprender que la búsqueda es la que
avanza hacia una nueva respuesta que no esperan encontrar “fuera de
ellos” en el mundo adulto circundante. Aunque ellos mismos en oportunidades
sean adultos de 20 o 24 años. En alguna parte debe haber algo más, la respuesta
a una pregunta que no saben cómo formular pero que traduce el desasosiego de
sentirse perdidos en un entorno, en un mundo, que no les contesta lo que
esperan, que tampoco saben qué es. Y la droga es una promesa que otros han
capitalizado y cuentan cuán bien les va cuando “se dan” con determinadas dosis.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="line-height: 115%;"><span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="line-height: 115%;"><span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">Recomendar, advertir, hablar, aconsejar, informar
son los recursos con los que contamos, pero resultan escasos cuando la clave
reside en “probar”, ensayar en mí mismo. Tal vez, como bien lo saben los
profesionales que acompañan a los que prueban, sea conveniente hacerse cargo de
la necesidad de ir en busca de “otra cosa” que el mundo circundante no está
dispuesto a ofrecerles. Porque tampoco sabemos si existe. Exceptuando el
comprender.</span><span style="font-family: Times New Roman, serif; font-size: 14pt;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="line-height: 115%;"><span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="line-height: 115%;"><span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">*Coordinadora del Programa Las Víctimas Contra Las Violencias </span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="line-height: 115%;"><span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">** Artículo publicado en Página/12 el día 31 de Marzo del 2017</span></span></div>
Programa Las Víctimas Contra Las Violenciashttp://www.blogger.com/profile/05429610205788576166noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-204951397123096914.post-59653164560977724292017-03-14T15:34:00.001-03:002017-03-14T15:34:31.488-03:00UNA VIDA DESPATRIARCALIZANDO<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; color: #1d1d1b; margin-bottom: 10px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">A los 88 años ha visto casi todo. Menos un paro internacional de mujeres de 50 países. Sin embargo, no le produce asombro ni desconcierto. Tiene una gran expectativa. Para Eva Giberti, este acontecimiento “es la celebración de algo que se ha alcanzado con una gran preparación y que seguramente genera malestar. Cuando se está en una etapa revolucionaria no se puede menos que generar malestar. Pero no le tememos. Entiendo que para muchos puede ser un hecho desconocido, por eso está puesto bajo sospecha, porque viene de las mujeres que se rebelan contra este patriarcado feroz que regula toda América Latina y el mundo entero”.</span></div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; color: #1d1d1b; margin-bottom: 10px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Maestra de generaciones de mujeres, trabajadora social, psicóloga, psicoanalista, pionera en la divulgación de los temas de género, Giberti cree que el paro –aún simbólico- “es revolucionario porque cambia el orden establecido. Se espera que estemos calladas y sumisas bancando la que venga, las injusticias, asumiendo las violencias, los femicidios. Y nosotras rompemos con ese ordenamiento, porque en realidad debe ser con los derechos humanos de las mujeres a la cabeza”. </span></div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; color: #1d1d1b; margin-bottom: 10px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">“¿Cómo sería un mundo sin mujeres? Esta es la pregunta que subyace a este 8 de marzo. Porque no somos solo un 52 por ciento de la población sino que somos un 52 por ciento muy activo, muy inteligente en las estrategias que utilizamos para sobrevivir, para que la gente sepa lo que hacemos”, dice esta mujer que sabe de supervivencias, con un hijo preso durante la dictadura y un Falcon verde en la puerta de su casa que controló cada uno de sus movimientos.</span></div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; color: #1d1d1b; margin-bottom: 10px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Empezó en el año 1956 y desde allí no paró nunca en su tarea de defensa de los Derechos Humanos. Es que Giberti dice que llegó al feminismo cansada del autoritarismo, lo que la llevó a escribir “Escuela para Padres”, un clásico que sigue abriendo cabezas. De ahí a comprender cómo funciona el patriarcado, hubo un solo paso. Ahora, “contenta por lo que estamos viviendo”, dice que “el mundo tiembla bajo nuestros pies, no porque se vaya a venir abajo, sino porque hacemos mucho ruido. El patriarcado es muy poderoso, pero estamos en vías de hacerlo tambalear. Hay que tener conciencia de quién es el enemigo y para eso aun falta cambiar las cabezas de muchos profesionales –médicos, psicólogos abogados, jueces, periodistas-. En realidad, el enemigo viene desde el mismo momento en que para parir pedimos ayuda a un médico para que nos saque al chico. Y allí, donde deberíamos ser las señoras reinas, nos someten a sus órdenes. El parto vertical es la manera más natural de romper con esa sumisión: así nació Vita, mi hija". </span></div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; color: #1d1d1b; margin-bottom: 10px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Le gusta citar a mujeres que hicieron historia. Empieza por Lisístrata, que se animó a una huelga sexual. “En la obra de Aristófanes, fue la primera que se juntó con otras mujeres para decir <em style="box-sizing: border-box;">no vamos a tener sexo con los varones hasta que no terminen la guerra</em>. No tenían otras herramientas y usaron la cama como recurso”. Otra de las mujeres que la inspiran es Mariquita Sánchez de Thompson, el símbolo de la “resistencia parental”.</span></div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; color: #1d1d1b; margin-bottom: 10px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">“No se enseña en las escuelas, pero Marquita tenía 14 años cuando se rebeló porque su padre no la dejaba casar con el hombre que ella había elegido y le escribió una carta al virrey”, cuenta Giberti y recita: “<em style="box-sizing: border-box;">Excelentísimo Señor... así me es preciso defender mis derechos, para dar mi última resolución, o siendo ésta la de casarme con mi primo, porque mi amor, mi salvación y mi reputación así lo desean y exigen. Nuestra causa es demasiado justa, según comprendo, para que Vuestra Excelencia nos dispense justicia, protección y favor”.</em></span></div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; color: #1d1d1b; margin-bottom: 10px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">La lista de rupturistas, como las llama, incluye a Eva Perón, a Alicia Moreau de Justo, que fue su inspiración cuando era muy joven y escuchaba las conferencias en la sede del Partido Socialista, y cientos de otras muchas que son las que recorren la historia de nuestro país. Ella misma está en ese ranking, aunque, claro, no se incluye.</span></div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; color: #1d1d1b; margin-bottom: 10px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">“Tenemos una larga tradición en Argentina y en el mundo. De hecho, no es nuevo que las mujeres hagan paro, es enorme la lucha de las mujeres huelguistas. La gran diferencia es que este paro involucra a 50 países. Los movimientos de mujeres siempre existieron pero no tenían la difusión que hoy tienen a través de los medios y las redes sociales, un soporte para que varones y mujeres puedan ir escuchando estas voces. Y eso es lo que permitió el colectivo Ni una Menos: sumar mujeres que no eran militantes, pero que se unieron para decir <em style="box-sizing: border-box;">somos las que nos dimos cuenta y aquí estamos</em>”.</span></div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; color: #1d1d1b; margin-bottom: 10px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Se percibe una avanzada implacable para descalificar al feminismo de este siglo XXI, Giberti interpreta que no se tolera “porque fémina es mujer y entonces es como decir <em style="box-sizing: border-box;">mujerismo. </em>La resistencia al feminismo es una resistencia que instala el patriarcado, que tiene una fuerza simbólica enorme, y la carga de prejuicios: <em style="box-sizing: border-box;">las feministas queremos matar a los varones, no queremos tener sexo, queremos ser lesbianas, queremos un mundo comandado por mujeres. </em>En realidad lo que molesta son nuestras razones, nuestros sólidos argumentos, porque la lucha que estamos dando es ante la evidente desigualdad de los géneros. Esa es nuestra bandera”.</span></div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; color: #1d1d1b; margin-bottom: 10px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Por eso, razona, el patriarcado está “furioso, soliviantado, molesto” y denuncia que está vivito y coleando, “bien puro”, en la justicia. “Se lo ve muy bien en el trabajo que vengo desarrollando en el programa de abuso sexual contra niños, niñas y adolescentes. Para la justicia, los chicos mienten, cuando en realidad lo que hay que decir es que el 80 por ciento de los violadores son los padres y padrastros. Esto es una estadística real que sale de nuestro trabajo en el Ministerio de Justicia. ¿Y por qué se resisten a sancionar a un abusador? Porque es un hombre como ellos. Entonces, invocan a la familia. Porque, además, es un patriarcado familiero, que no ve que la familia ya está destruida". </span></div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; color: #1d1d1b; font-family: "Libre Baskerville", serif; font-size: 14px; margin-bottom: 10px; text-align: justify;">
<br /></div>
<h4 style="background-color: white; box-sizing: border-box; color: #1d1d1b; font-family: "Libre Baskerville", serif; font-size: 18px; font-weight: 500; line-height: 1.3; margin-bottom: 10px; margin-top: 10px; text-align: justify;">
<strong style="box-sizing: border-box;">Compromiso y militancia </strong></h4>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; color: #1d1d1b; margin-bottom: 10px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Giberti se refiere al programa “Las víctimas contra las violencias”, con atención telefónica en el número 137 y un equipo de cien personas, que tratan desde hace diez años casos de violencia intrafamiliar en el momento de la urgencia y la emergencia. Y también está a cargo del equipo de “Violencia Sexual”, que es el que se encarga de acompañar a la víctima desde la comisaría, donde radicó la denuncia, al hospital. “La policía no la puede interrogar –recuerda Giberti-. Por eso nuestro trabajo es estar junto a la víctima hasta que terminen todos los procesos de revisión y así evitar que tenga más de un interrogatorio. El médico de guardia y el médico legista la entrevistan al mismo momento, con nuestra presencia. Y eso fue un logro que conseguimos con la jueza Carmen Argibay”. A esa tarea sumó el programa de “Hablemos de Abuso sexual infantil”, un equipo que comenzó a funcionar el 19 de noviembre pasado, con la línea telefónica 0-800-222-1717.</span></div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; color: #1d1d1b; margin-bottom: 10px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Un poco por este compromiso a tiempo completo y mucho por su trabajo académico a lo largo de 60 años, en 2016 fue reconocida con el Konex de Platino en la categoría “Estudios de Género”. “Fue una sorpresa absoluta y pensé que acaso no era yo sola la que lo merecía, porque hubo mucha gente que trabajó conmigo. La única verdad de esto es que yo soy una de las más viejas, pero también es cierto que soy muy combativa y que tengo una gran facilidad para escribir, lo que me permitió acceder a los medios y difundir toda esta temática. Pero, además, que un jurado incorporara nuestra disciplina al lado de otras ciencias fue y es de una enorme importancia”.</span></div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; color: #1d1d1b; margin-bottom: 10px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Autora de “<a href="http://evagiberti.com/abuso-sexual-contra-ninas-ninos-y-adolescentes/" style="background-color: transparent; box-sizing: border-box; color: #1d1d1b; text-decoration: none;">Abuso sexual contra niñas, niños y adolescentes</a>”, “<a href="http://evagiberti.com/incesto-paternofilial/" style="background-color: transparent; box-sizing: border-box; color: #1d1d1b; text-decoration: none;">Incesto paterno/filial</a>”, “La familia a pesar de todo”, entre otros títulos y cientos de artículos periodísticos y ensayos, Giberti dice que hay argentinas que son insoslayables a la hora de leer: “Mabel Burin, Irene Meler, Diana Maffía, María Luisa Femenías, por nombrar algunas teóricas feministas que tienen una producción muy importante y hay que estudiar con atención. Desde un lugar más militante, Marta Dillon”.</span></div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; color: #1d1d1b; margin-bottom: 10px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">No recuerda el momento en que se reconoció feminista, aunque en su ya emblemática obra “Escuela para padres”, hay artículos que hablan de esta corriente ideológica. “En realidad para mí esto tiene otro ADN que es mi resistencia al autoritarismo. Ese libro fue una lucha contra el paternalismo y el patriarcado, pero aún no le había puesto el rótulo de feminismo. Además, en esa época, estaba en la práctica plena del psicoanálisis, que es netamente patriarcal; así que estuve entre las primeras revisionistas en cuanto a las relaciones de género. Éramos -y somos- mujeres formadas en el psicoanálisis pero que no podíamos digerir una cantidad de trabajos de Freud; entonces había que pasarlo por un cedazo, hacer una investigación sobre eso y decir <em style="box-sizing: border-box;">hasta aquí lo seguimos, pero esto no</em>. Masoquismo femenino, no. La conciencia moral de la mujer es inferior a la del varón, tampoco. Entonces lo que hicimos fue tomar la teoría y darla vuelta”.</span></div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; color: #1d1d1b; margin-bottom: 10px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; color: #1d1d1b; margin-bottom: 10px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Rebelde con muchas causas, Giberti no deja de pensar. Regularmente escribe en el diario Página 12, cosas como éstas:</span></div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; color: #1d1d1b; margin-bottom: 10px; text-align: justify;">
<em style="box-sizing: border-box;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">La comunidad está satisfecha. Con la conciencia tranquila. Se encontró la frase que encubre la violencia contra las mujeres protagonizada por varones: violencia de género. No se sabe a cuál género se refiere. De ese modo queda en la penumbra la violencia patriarcal, la violencia machista, los ataques asesinos, las torturas, las impunidades, las complicidades, mientras las víctimas exhiben sus historias en los medios de comunicación.</span></em></div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; color: #1d1d1b; margin-bottom: 10px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">O esta otra:</span></div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; color: #1d1d1b; margin-bottom: 10px; text-align: justify;">
<em style="box-sizing: border-box;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">¿Cuáles serían las relaciones entre el contagio y el homicidio de mujeres? Los varones violentos ¿se contagian entre sí diseñando un circuito de sujetos contagiosos que se recortarían en el universo masculino para copiarse entre ellos y decidirse por el homicidio de mujeres? Porque si hablamos de contagio, identificaciones, imitaciones y copias tendremos que enlazar a unos con otros y suponer que el homicida Juan se identificó con los homicidas Pedro y Javier (uno u otro según lo que hubiese leído en el diario o mirado en tevé). O quizá sólo le alcanzó con informarse de otros homicidios para ser arrastrado por el mecanismo identificatorio que actuaría más allá de su voluntad; sería una conducta no del todo consciente, y podría ser inconsciente. Por otra parte, si se “contagiaran” de conductas homicidas, el contagio no sería voluntario.</span></em></div>
<h2 style="background-color: white; box-sizing: border-box; color: #1d1d1b; font-family: "Libre Baskerville", serif; font-size: 30px; font-weight: 500; line-height: 1.3; margin-bottom: 6.66667px; margin-top: 10px; text-align: center;">
<strong style="box-sizing: border-box;">…</strong></h2>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; color: #1d1d1b; margin-bottom: 10px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> “No claro que no es contagioso –refuerza a la Haroldo-. Yo prefiero hablar de <em style="box-sizing: border-box;">inspiración. </em>Hay alguien que les muestra algo que para su imaginario es muy rico, muy poderoso. <em style="box-sizing: border-box;">Qué fácil agarro alcohol y le tiro un fósforo</em>. No arriesga nada. Ese ejemplo de Wanda Taddei (asesinada por su esposo, Eduardo Vázquez en 2010) les muestra a otros hombres lo que se puede hacer. <em style="box-sizing: border-box;">Si no lo tenía pensado, píenselo”. </em>Y entonces aparece la pregunta repetida miles de veces: ¿Mostramos los femicidios? “Sí. Hay que contarlo, pero hay que hacerlo bien, con la ética que corresponde. No hay otra alternativa que contarlo. Yo misma me encargo de informarlos en mi Facebook, que parece una agencia de noticias policiales, pero es el modo que tenemos de decir que no queremos que nos sigan matando. Un mero grito. Pero ¿y? Para conseguir que otra gente que no está tan compenetrada se compenetre. Y eso sí es poderoso. Porque es lograr el acercamiento con la mujeres y los hombres”.</span></div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; color: #1d1d1b; margin-bottom: 10px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Para que quede claro, Giberti dice que los hombres que matan no son psicopátas. “Alguno habrá, pero el deseo de matar de un hombre está fogoneado por la cultura. No es por odio. No es un instinto natural: responde a un proceso cultural patriarcal, de no tolerar que su mujer no sea su servidora. No puede verla como otro, como un par, se le torna intolerable y tiene que terminar con ella. Esto puede sonar paradojal, pero es una forma del poder simbólico que tiene la mujer. Es una víctima, pero es una víctima que el victimario necesita. Es esa necesidad lo que a él se le torna insoportable. Este es un aspecto que no está muy trabajado, yo incluso debería trabajarlo más. Pero la idea es que el hombre se tiene que apropiar de ella hasta el último sangrado. <em style="box-sizing: border-box;">El último sangrado es mio”</em>.</span></div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; color: #1d1d1b; margin-bottom: 10px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; color: #1d1d1b; margin-bottom: 10px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">* Entrevista realizada por la revista Haroldo a la Dra. Eva Giberti, coordinadora del Programa Las Vícitmas Contra Las Violencias, publicada el día 8 de marzo del 2017.</span></div>
Programa Las Víctimas Contra Las Violenciashttp://www.blogger.com/profile/05429610205788576166noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-204951397123096914.post-83077235956128170442017-02-06T15:21:00.000-03:002017-02-20T10:47:10.887-03:00EL ACONTECIMIENTO<div style="background-color: #f6f6f6; box-sizing: inherit; font-size: 16px; line-height: inherit; margin-bottom: 1rem; padding: 0px; text-align: justify; text-rendering: optimizeLegibility;">
<b style="background-color: #fefefe; color: #565144; font-family: georgia, "times new roman", serif; font-size: 13px; text-align: start;">Por Eva Giberti*</b></div>
<div style="background-color: #f6f6f6; box-sizing: inherit; font-size: 16px; line-height: inherit; margin-bottom: 1rem; padding: 0px; text-align: justify; text-rendering: optimizeLegibility;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">**La obediencia y la subordinación que históricamente debían formar parte de la “personalidad femenina” constituían valores para las mujeres, eran los recursos que el patriarcado fogoneaba para disponer de esclavas dispuestas a reproducirse según los mandatos del varón y a satisfacerlo en todos los niveles posibles. En los imposibles también, ya que el femicidio constituye la vulneración de la posibilidad de vida.</span></div>
<div style="background-color: #f6f6f6; box-sizing: inherit; font-size: 16px; line-height: inherit; margin-bottom: 1rem; padding: 0px; text-align: justify; text-rendering: optimizeLegibility;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">El imaginario social confirmaba –aún persiste– los prejuicios acerca de “la complejidad del psiquismo de las mujeres” mediante frases típicas: “Nadie entiende a las mujeres”, “¿que querrá una mujer?”, “con las mujeres no hay manera de entenderse”.</span></div>
<div style="background-color: #f6f6f6; box-sizing: inherit; font-size: 16px; line-height: inherit; margin-bottom: 1rem; padding: 0px; text-align: justify; text-rendering: optimizeLegibility;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Los años de lucha de aquellas en busca de sus derechos, enfrentando obstáculos y sobreviviendo a violencias múltiples, fermentaron musitando resignaciones que constituían una modalidad que nunca se hizo carne auténticamente en las mujeres. En paralelo, las frustraciones y las humillaciones generaron hostilidades que si bien eran necesarias como reacciones defensivas podían expresarse mínimamente, exceptuando rebeliones míticas e históricas.</span></div>
<div style="background-color: #f6f6f6; box-sizing: inherit; font-size: 16px; line-height: inherit; margin-bottom: 1rem; padding: 0px; text-align: justify; text-rendering: optimizeLegibility;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Empezamos por Lisistrata, episodio narrado, según Aristófanes, 411 años antes de nuestra era en la cual las mujeres se negaron a copular con sus maridos para impedir que siguieran combatiendo en la guerra del Peloponeso: hasta que los hombres dejasen las armas no habría sexo entre las parejas. Ganaron. Entre nosotros, la primera huelga docente en Argentina en 1881 fue encabezadas por las maestras de San Luis debido al atraso en el pago de sus sueldos y en contra de los recortes de los sueldos y despidos de los empleados públicos (decisión de Avellaneda por la crisis de 1874). En ambas circunstancias ejercieron hostilidad, sentimiento riesgoso por su capacidad destructiva y por la posibilidad de ser derrotadas en el enfrentamiento si el contrincante es imbatible.</span></div>
<div style="background-color: #f6f6f6; box-sizing: inherit; font-size: 16px; line-height: inherit; margin-bottom: 1rem; padding: 0px; text-align: justify; text-rendering: optimizeLegibility;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">El psicoanálisis nos aportó la idea de deseo hostil como transformación de la hostilidad, el cual logra generar matices al promover el deseo de saber y el anhelo de poder; se diferencia de la brusca e indiscriminada reacción afectiva que habitualmente existe en la hostilidad. Al mismo tiempo, perfecciona el juicio crítico capaz de reconocer las injusticias y produce acciones decididas, intenta nuevos logros y encuentra nuevos intereses siempre dentro del deseo de obtener un triunfo sobre la frustración. En la construcción de deseos hostiles resultan fundamentales las actitudes hacia la obediencia como injusticia cuando ésta busca el sometimiento, la subordinación y el silencio de quienes aspiran a sublevarse. Estos deseos, para surgir, elaborarse y concretarse, precisan una progresiva capacidad de abstracción que permita matizar las situaciones y reconocer el momento en el cual deberán expresarse. O sea, se trata de un intenso procedimiento de índole política que se desarrolla en el tiempo a medida que se comprenden las circunstancias de la propia vida y se revisan las relaciones con quienes nos rodean y con aquellos que pretenden dirigirnos.</span></div>
<div style="background-color: #f6f6f6; box-sizing: inherit; font-size: 16px; line-height: inherit; margin-bottom: 1rem; padding: 0px; text-align: justify; text-rendering: optimizeLegibility;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Introducir la idea de deseo hostil resultaría exagerado si pretendiese que los movimientos de mujeres que hoy han sacudido la historia del mundo surgieron modulados por ellos. El deseo hostil es un recurso que el psicoanálisis nos ofrece para pensar en términos personales y no en sacudones históricos. Pero la asociación puede permitírseme si recuerdo las escenas de las primeras sufragistas huyendo de la policía por las calles de Londres y la notoria diferencia con las actuales organizaciones de mujeres que, entrenadas durante siglos para tolerar frustraciones, hoy se organizan mostrándole al mundo cómo es posible cambiar los cánones de la obediencia impuesta como sometimiento. Hoy convive la hostilidad con el deseo hostil y el juicio crítico: las calles sostienen las consignas (que son texto), los gritos y las proclamas.</span></div>
<div style="background-color: #f6f6f6; box-sizing: inherit; font-size: 16px; line-height: inherit; margin-bottom: 1rem; padding: 0px; text-align: justify; text-rendering: optimizeLegibility;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Fue preciso que las mujeres se opusieran a todo aquello que se les había atribuido como evidencia de sus imperfecciones e imbecilidades y paulatinamente construyeran juicios críticos que resquebrajaran las definiciones patriarcales. Había que mostrar el poder que tienen los pensamientos reflexivos, críticos y revolucionarios para sustituir la razonable hostilidad inicial por nuevos hechos históricamente inesperados e imprevisibles. Hechos que, desde la lógica hegemónica no deberían existir pero que no obstante surgen, se revelan de manera súbita e impredecible. Así lo definiría Badiou cuando se refiere a la aparición del acontecimiento que subvierte el sistema de creencias. La densidad de la obra de Badiou no merece este recorte banal, pero su idea de acontecimiento –mucho más compleja que mi reducción– permite nominar esta aparición del movimiento de mujeres que nos prometemos internacional.</span></div>
<div style="background-color: #f6f6f6; box-sizing: inherit; font-size: 16px; line-height: inherit; margin-bottom: 1rem; padding: 0px; text-align: justify; text-rendering: optimizeLegibility;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Acontecimiento que importa reconocer porque proviene de una mayoría estadística: las mujeres somos el 52 por ciento de la población universal, circunstancia que inscribe nuestros movimientos en los hechos inesperados e imprevisibles.</span></div>
<div style="background-color: #f6f6f6; box-sizing: inherit; font-size: 16px; line-height: inherit; margin-bottom: 1rem; padding: 0px; text-align: justify; text-rendering: optimizeLegibility;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">También sabemos de la dificultad de quienes siendo mujeres quedaban encapsuladas en los mandatos que los varones imponen y no podían gestar ni hostilidades ni pensamiento hostil. Pero “el tiempo (que no) debe detenerse”, aliado de las mujeres, expertas en todas clase de esperas, ha ingresado en nuestras vidas como una variable que marca la oportunidad y convoca al acontecimiento.</span></div>
<div style="background-color: #f6f6f6; box-sizing: inherit; font-size: 16px; line-height: inherit; margin-bottom: 1rem; padding: 0px; text-align: justify; text-rendering: optimizeLegibility;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="background-color: #f6f6f6; box-sizing: inherit; line-height: inherit; margin-bottom: 1rem; padding: 0px; text-align: justify; text-rendering: optimizeLegibility;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">* Coordinadora del Programa Las Víctimas Contra Las Violencias</span></div>
<div style="background-color: #f6f6f6; box-sizing: inherit; line-height: inherit; margin-bottom: 1rem; padding: 0px; text-align: justify; text-rendering: optimizeLegibility;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">** Publicado en Página/12 el día 6 de febrero del 2017</span></div>
<div style="background-color: #f6f6f6; box-sizing: inherit; font-size: 16px; line-height: inherit; margin-bottom: 1rem; padding: 0px; text-align: justify; text-rendering: optimizeLegibility;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
Programa Las Víctimas Contra Las Violenciashttp://www.blogger.com/profile/05429610205788576166noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-204951397123096914.post-5329270965084542582016-12-14T13:14:00.000-03:002017-02-20T10:47:43.438-03:00FEMICIDIO ¿CONTAGIOSO?<div style="background-color: #fefefe; box-sizing: inherit; color: #333333; font-family: "Lora script=latin rev=2", Lora, serif; font-size: 15px; line-height: 1.6; margin-bottom: 1rem; padding: 0px; text-rendering: optimizeLegibility;">
<b style="color: #565144; font-family: georgia, "times new roman", serif; font-size: 13px;">Por Eva Giberti*</b></div>
<div style="background-color: #fefefe; box-sizing: inherit; color: #333333; font-size: 15px; line-height: 1.6; margin-bottom: 1rem; padding: 0px; text-align: justify; text-rendering: optimizeLegibility;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">**Si nos proponemos una búsqueda rigurosa referida a la utilización de ciertas palabras, encontraremos que existen rachas lingüísticas, épocas en las que repentinamente un singular universo de ciudadanos se pregunta con y por las mismas palabras: “Este asunto de matar mujeres, ¿qué pasa? ¿Es contagio? ¿Será imitación? Y la pregunta implacable: “¿Ahora hay más o están más visibilizadas?” Digo implacable porque no falta en las entrevistas cuando sabemos muy bien que recién actualmente empezamos a contar con estadísticas oficiales. Y que por lo tanto la comparación no es posible.</span></div>
<div style="background-color: #fefefe; box-sizing: inherit; color: #333333; font-size: 15px; line-height: 1.6; margin-bottom: 1rem; padding: 0px; text-align: justify; text-rendering: optimizeLegibility;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Veamos: contagio proviene del latín contagium derivado de tangere; se refería a tocar en Medicina del siglo XVIII. Contacto, influencia, contagio. Ovidio lo mencionaba como la influencia de un alma enferma (corrompida) y Lucrecio hablaba de contagio del delito. Por lo tanto, para aquellos latinos cabría hablar de contagio. Pero actualmente se lo aplica hablando de virus.</span></div>
<div style="background-color: #fefefe; box-sizing: inherit; color: #333333; font-size: 15px; line-height: 1.6; margin-bottom: 1rem; padding: 0px; text-align: justify; text-rendering: optimizeLegibility;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Los diccionarios acotan: “Transmisión o adquisición de una enfermedad por contacto con el germen o virus que la produce y también transmisión de sentimientos, actitudes, simpatías, etc.” Y además, inoculación, infestación. De modo figurativo; influencia perniciosa, complicidad, relación, correspondencia,</span></div>
<div style="background-color: #fefefe; box-sizing: inherit; color: #333333; font-size: 15px; line-height: 1.6; margin-bottom: 1rem; padding: 0px; text-align: justify; text-rendering: optimizeLegibility;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">La explicación se busca por medio de la “imitación” o copia y no falta quien remite a la identificación. Un sujeto que se identifica con el homicida y mediante el proceso identificatorio, procedería del mismo modo.</span></div>
<div style="background-color: #fefefe; box-sizing: inherit; color: #333333; font-size: 15px; line-height: 1.6; margin-bottom: 1rem; padding: 0px; text-align: justify; text-rendering: optimizeLegibility;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">¿Cuáles serían las relaciones entre el contagio y el homicidio de mujeres? Los varones violentos ¿se contagian entre sí diseñando un circuito de sujetos contagiosos que se recortarían en el universo masculino para copiarse entre ellos y decidirse por el homicidio de mujeres? Porque si hablamos de contagio, identificaciones, imitaciones y copias tendremos que enlazar a unos con otros y suponer que el homicida Juan se identificó con los homicidas Pedro y Javier (uno u otro según lo que hubiese leído en el diario o mirado en tevé). O quizá sólo le alcanzó con informarse de otros homicidios para ser arrastrado por el mecanismo identificatorio que actuaría más allá de su voluntad; sería una conducta no del todo consciente, y podría ser inconsciente. Por otra parte, si se “contagiaran” de conductas homicidas, el contagio no sería voluntario; es evidente que el verbo contagiar precisa de una tercera instancia que es el factor contagiante, un virus o una mala influencia, siempre de un tercero. Alivio para la responsabilidad del sujeto, constituye una estrategia para concluir que “algo le pasó” al homicida, es una víctima de contagio o de los malos ejemplos. Una joya semántica para neutralizar su responsabilidad.</span></div>
<div style="background-color: #fefefe; box-sizing: inherit; color: #333333; font-size: 15px; line-height: 1.6; margin-bottom: 1rem; padding: 0px; text-align: justify; text-rendering: optimizeLegibility;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Para cualquiera de estas palabras la cuestión reside en dejar de lado la decisión autónoma y concreta del varón violento cuando decidió matar. O el virus o la pésima influencia de un tercero que pesaría en el ánimo vulnerable del homicida expuesto o al contagio o a la terceridad. De este modo el femicida queda al margen de lo que constituye el eje de su decisión, que es su deseo de matar que no se le contagia de otros ni lo posiciona como un imitador. </span></div>
<div style="background-color: #fefefe; box-sizing: inherit; color: #333333; font-size: 15px; line-height: 1.6; margin-bottom: 1rem; padding: 0px; text-align: justify; text-rendering: optimizeLegibility;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Mata en tanto y cuando dispone de su deseo de matar, que Freud analizó en Totem y Tabú: primero existe ese deseo y luego su racionalización. No es el objeto lo que hace –conduce– al deseo de matar, no es esa mujer, sino es el deseo de matar el que encuentra a la mujer que lo pondrá en marcha. No forma parte de la vida instintiva del sujeto, lo adquiere en su vida social en busca de poder, una forma de adquirirlo y gozarlo. Dicho sea de manera simplista y elemental, como intento de lateralizar las asociaciones entre contagios, imitaciones y copias que han puesto en evidencia lo intolerable que resulta asumir lo impredecible, incontrolable, el no saber qué hacer, la infinita dificultad para regular la violencia machista.</span></div>
<div style="background-color: #fefefe; box-sizing: inherit; color: #333333; font-size: 15px; line-height: 1.6; margin-bottom: 1rem; padding: 0px; text-align: justify; text-rendering: optimizeLegibility;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Un pensamiento colonizado y determinista insiste en buscar la causa de los femicidios sin que sea posible tranquilizarnos diciendo “¡Ah! ¡era por eso!”</span></div>
<div style="background-color: #fefefe; box-sizing: inherit; color: #333333; font-size: 15px; line-height: 1.6; margin-bottom: 1rem; padding: 0px; text-align: justify; text-rendering: optimizeLegibility;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Nuestras víctimas, como las de Ciudad Juárez en México y las de otras latitudes, sostienen las pautas de la necropolítica en la dimensión específica de los géneros, en este caso de las mujeres. Foucault ya había hablado del biopoder y las situaciones de los Estados que pierden o disminuyen la gestión de la sociabilidad, que hoy en día Mbembe analiza como fenómeno africano y que incluye el poder coactivo cuya médula se enraiza en el deseo de matar. Si bien la comparación puede resultar una extensión ilícita de la necropolítica, la selectividad de estos femicidios la tornan asociable a las persecusiones que se ejecutan en determinados Estados ya que no se trata de homicidios habituales sino enlazados con la condición genérica de las mujeres.</span></div>
<h2 style="background-color: #fefefe; box-sizing: inherit; color: #333333; font-family: "Archivo Narrow"; font-size: 2.5rem; font-weight: 400; line-height: initial; margin: 0px 0px 0.5rem; padding: 0px; text-align: justify; text-rendering: optimizeLegibility;">
Las sobrevivientes</h2>
<div style="background-color: #fefefe; box-sizing: inherit; color: #333333; font-size: 15px; line-height: 1.6; margin-bottom: 1rem; padding: 0px; text-align: justify; text-rendering: optimizeLegibility;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Escribí reiteradamente en PáginaI12 contando cómo trabajamos en el Programa Las Víctimas contra las Violencias del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos. La víctima o un vecino nos llama al número 137 y concurrimos a buscarla (un policía, una trabajadora social y una psicóloga) a su domicilio o donde se encuentre y la conducimos a realizar la denuncia por la violencia padecida. Hace diez años escuchamos, durante horas, las narraciones de víctimas de violencia familiar. Expongo entonces, uno de los historiales que sirve para pensar si se puede hablar de contagio o equivalentes o empezar a pensar desde otros ángulos el proceso machista que tenemos delante. Reproduzco –con alguna modificación por discreción profesional– los dichos de una mujer. Que no es única, sino que la selecciono por su redundancia: “Me pegó con un arma en la cabeza, me seguía gritando… quiso ahorcarme… le grité al nene (seis años) que corriese a buscar ayuda… Entonces él me disparó en el estómago pero no salió el tiro… volvió a tirar, se le trabó el arma y yo me escapé… Lo que pasa es que le prohiben que vuelva, lo excluyen por la denuncia, pero siempre vuelve.” </span></div>
<div style="background-color: #fefefe; box-sizing: inherit; color: #333333; font-size: 15px; line-height: 1.6; margin-bottom: 1rem; padding: 0px; text-align: justify; text-rendering: optimizeLegibility;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Más allá de todo cuanto se podría pensar acerca de estos historiales, este sujeto ¿es un femicida? No, porque no la mató. ¿Disponía de deseo de matar? Sí, dos veces gatilló el arma y la bala no respondió. Continuará viviendo con esta mujer o con otra, según sea su condena (lo que se logre). Así se organizará su nueva vida como parte de una necropolítica que, para superarse, precisaría pautas sociopolíticas, estatales, ejercicio de la justicia y la protección integral de la víctima destinada a prever lo que como podemos verificar ha sido anticipado.</span></div>
<div style="background-color: #fefefe; box-sizing: inherit; color: #333333; font-size: 15px; line-height: 1.6; margin-bottom: 1rem; padding: 0px; text-align: justify; text-rendering: optimizeLegibility;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Inútil es la indignación de quien lea. Sucede de este modo y no es el tema del artículo, sino la pregunta : ¿cómo se contagian estos violentos? ¿De quién? ¿Con quién se identifica cuando gatilla dos veces sobre su víctima? ¿A quién imita? </span></div>
<div style="background-color: #fefefe; box-sizing: inherit; color: #333333; font-size: 15px; line-height: 1.6; margin-bottom: 1rem; padding: 0px; text-align: justify; text-rendering: optimizeLegibility;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Si entendemos cómo funciona en algunas oportunidades el prefemicidio, habremos comprendido hasta dónde es pertinente pensar en contagios, o imitaciones: escuchar a las víctimas nos torna furiosas contra lo repetido, y nos reclama prudencia al buscar las causas y nombres para aquello que nos aplasta por ser impredecible, quizá meticulosamente anunciado.</span></div>
<div style="background-color: #fefefe; box-sizing: inherit; color: #333333; font-size: 15px; line-height: 1.6; margin-bottom: 1rem; padding: 0px; text-align: justify; text-rendering: optimizeLegibility;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="background-color: #fefefe; box-sizing: inherit; color: #333333; font-size: 15px; line-height: 1.6; margin-bottom: 1rem; padding: 0px; text-rendering: optimizeLegibility;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">**Publicado en Página/12 el día 14/12/2016</span></div>
Programa Las Víctimas Contra Las Violenciashttp://www.blogger.com/profile/05429610205788576166noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-204951397123096914.post-65877963320759713172016-08-23T17:43:00.001-03:002016-08-23T17:43:50.200-03:00DIFUNDIR LA VIOLACIÓN <div class="autor" style="border: 0px; color: #565144; font-size: 13px; line-height: 17px; padding: 0px 0px 0px 30px;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;"><b>Por Eva Giberti*</b></span></div>
<div id="cuerpo" style="line-height: 17px; margin-top: 10px; padding-left: 30px;">
<div class="margen0" style="line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px;">
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">**Es posible celebrar la veloz y eficaz reacción que la comunidad, en especial los medios de comunicación, produjo con motivo de las declaraciones de un cantante rockero que “bajó línea” en relación con la violación de mujeres. De su inmundicia –el texto fue nutrido con condimentos psicopatológicos– cabe mencionar como detalle el haber utilizado la cátedra de una Escuela de Periodismo para expresarse. Pero en este oportunidad el texto aberrante –que sin duda comparten innumerables varones– tuvo su correlato fecundo: la comunidad se mostró sensible y encendió la alarma. Lo cual conduce a reflexionar acerca de la dimensión antagónica de lo que habitualmente sucede: la insensibilidad y acostumbramiento de las poblaciones ante los horrores que los medios fotografían, exponen y describen cada día, así como ante las expresiones de autoridades que vulneran los derechos de las mujeres utilizando su lugar de poder. La brutalidad de las expresiones que utilizó este cantante coloca en superficie el horror que se siente ante las historias de violación, a pesar de su cotidiana aparición.</span></div>
</div>
<div style="line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">El acostumbramiento a lo que constituye el horror puede tambalear sin embargo cuando se fotografía el cadáver de un niño sirio, Aylan Kurdi, recogido en una playa turca; entonces la sensibilidad doméstica se altera; pero hizo falta esa escena que mostró cómo las olas depositaban el cuerpito en la arena. Mientras tanto miles de refugiados son perseguidos y otros tantos mueren ahogados a veces despertando lejana indignación y también rechazos porque: “no corresponde que inunden los países de otra gente”.</span></div>
</div>
<div style="line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Inútil enunciar escenas horrorosas que denuncian el hambre en el mundo, porque resultaría interminable. Aquello que es preciso poner en evidencia es el acostumbramiento al espanto de aquellos desastres que convocan a millares de víctimas, entre ellas las catástrofes por doquier y las víctimas de episodios sangrientos. Todo mostrado cotidianamente de forma tal que la sensibilidad queda atorada; entonces empezamos a descubrir que la insensibilidad, precisa recurrir al mecanismo de la negación para no reconocer el horror que impide asumir lo que se está viendo o escuchando. De este modo, gracias a la insensibilidad se pierde la posibilidad de reflexión mental y el significado simbólico de aquello que se presencia o se conoce. Insensibilidad que no es ajena al consumo de sustancias “tranquilizantes”, “equilibrantes” y estimulantes que se ha disparado en el mundo occidental, una de cuyas funciones reside en impedir que determinadas emociones rocen la sensibilidad personal, asociada fuertemente con los pensamientos, conclusiones y reacciones de índole moral que podemos poner en juego.</span></div>
</div>
<div style="line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Stanley Kohen habla de la fatiga de la compasión y se pregunta si “¿estamos hablando de una reacción frente a una crisis particular o de una disminución más general de la sensibilidad moral?” Introduce la idea de compasión como una vivencia que debe ser aprendida y enseñada y que al mismo tiempo podría ser una reacción “natural” ante determinadas situaciones desencadenada por el sufrimiento de los otros.</span></div>
</div>
<div style="line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Los sufrimientos que ordenan los paisajes cotidianos mediatizados y que se repiten de manera intrascendente coadyuvan en la insensibilidad y el vacío de compasión pero en realidad no alcanzarían para la respuesta visceral de cada quien; precisan la convivencia con situaciones dolorosas que se resuelven pensando “siempre ha sido así”. El imaginario social está poblado de estas frases que justifican la negación del sufrimiento de otros, y, en oportunidades, como lo protagonizó ese cantante de rock, apelando a la posible histeria de alguna mujer que “precisaría” la violación. Cualquier argumento histórico o pretendidamente psicológico para recurrir al mecanismo de negación que nos conduce al embrutecimiento de los sentidos y a la pérdida de la capacidad simbólica que ayuda a pensar: ¿qué les sucede a esas personas que son victimizadas y su historia nos sirve como espectáculo?</span></div>
</div>
<div style="line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Cuando celebro la reacción comunitaria en este caso de atropello divista (en boca de un cantante considerado divo) lo hago como contraejemplo de la insensibilidad mental que se patentiza cada día ante los cuadros dolorosos que podrían comprometernos y no obstante son recibidos mediante el mecanismo de la negación. Más aún celebro que no se haya formado –todavía– un club de varones dedicado a localizar mujeres histéricas para violarlas. Porque podrían ser innumerables aquellos que se mantuviesen ajenos a esta celebración y mantuviesen la insensibilidad cotidianamente adquirida y el embrutecimiento que los desplantes morales inducen.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: x-small;">*Coordinadora del Programa Las Víctimas Contra Las Violencias</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: x-small;">** Artículo publicado en el diario Página/12 el 19 de Agosto de 2016</span></div>
</div>
</div>
Programa Las Víctimas Contra Las Violenciashttp://www.blogger.com/profile/05429610205788576166noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-204951397123096914.post-81570788271436907262016-07-25T11:29:00.000-03:002016-08-24T14:07:49.270-03:00LA PALABRA SANADORA <div class="margen0" style="line-height: 18.0pt; margin-bottom: 11.25pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif; font-size: x-small;"><b>*Por Eva Giberti</b></span></div>
<div class="margen0" style="line-height: 18.0pt; margin-bottom: 11.25pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 14pt;"><b style="font-family: arial, helvetica, sans-serif; font-size: 14pt;">**</b><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Si hablásemos de palabra terapéutica
nos referiríamos a aquella que emite el profesional; pero la accción
terapéutica no solo puede desatarse porque la universidad garantizó el decir,
sino, en oportunidades una persona que habla, repara momentáneamente a quien
está devorado por la angustia, entusiasma al bajoneado, o limita al desbocado.<o:p></o:p></span></span></div>
<div style="line-height: 18.0pt; margin-bottom: 11.25pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 11.25pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 14pt;">Fue
Platón quien creó la psicoterapia verbal mediante el “logos”, o sea la palabra,
eludiendo los ensalmos y las impetraciones a los dioses que regulaban las
creencias de aquellos griegos fundacionales. Esquilo, en su obra Las Coéforas,
escribía lo suyo: “Una palabra puede tener la fuerza de una flecha y penetrar
hasta lo más profundo del alma de quien la escucha”. Y Sófocles, en Edipo en
Colona: “Los discursos bien compuestos, ya encanten, ya irriten o enternezcan
otorgan prestada voz al silencioso”.<o:p></o:p></span></div>
<div style="line-height: 18.0pt; margin-bottom: 11.25pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 11.25pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 14pt;">Los
antiguos griegos nos dejaron palabras, filosofías y también fueron respetuosos
y otras tantas veces desafiantes con sus dioses. Los historiadores nos contaron
sus avatares cuando guerreaban y los traductores actuales inventan ciclos
inexistentes: el guionista del film Troya modificó el lugar tradicional de los
hechos para darle a Brad Pitt, que jugaba a ser Aquiles, la oportunidad de
morir frente a la cámara. Las palabras de Homero son tan potentes como para
sobrellevar deslizamientos olímpicos.<o:p></o:p></span></div>
<div style="line-height: 18.0pt; margin-bottom: 11.25pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 11.25pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 14pt;">Las
palabras que cumplen una labor sanadora disponen de múltiples oportunidades
para expresarse, sobre todo cuando se hacen cargo de desentrañar secretos. Así
como la ausencia de palabra esclarecedora puede envolver la existencia de miles
de personas porque lo no dicho, el silencio que amputa el conocimiento de una
historia de vida puede erigirse en sufrimiento futuro, en malestar permanente.
Allí donde hace falta la palabra sanadora que aclare, informando y serenando.<o:p></o:p></span></div>
<div style="line-height: 18.0pt; margin-bottom: 11.25pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 11.25pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 14pt;">El
comentario surge porque el número de consultantes que han sido “adoptados”
durante su niñez, e inscriptos como hijos propios de determinadas matrimonios,
aumenta considerablemente. Quizás no tanto porque persista la malévola práctica
de traficar niños sino porque se trata de adultos de 50 años y más que han
llegado a una edad en la que no logran conformarse con “saber” que son
“adoptivos”, cuando en realidad no lo son, sino víctimas de sustitución de
identidad. O sea, han transcurrido su vida engañados sistemáticamente. Si hay
adopción es porque es legal, de lo contrario se trata de sustitución de
identidad, de apropiación de esa criatura. Así se procedía en décadas
anteriores. Esos bebes crecieron y padecen el secreto de la palabra silenciada,
de “la verdad oculta” que ningún miembro de la familia puede aclarar, porque
transcurieron muchos años; y los que estuvieron entonces, cuando se realizó
aquel “trámite” ya no están. Eran quienes podían emitir la palabra sanadora,
contando, descubriendo, recordando, o, lo que es más grave aún, pueden decir:
“Yo sé que te trajeron a casa de tus padres pero ellos nunca contaron nada”. O
bien: “Sabemos que te fueron a buscar a casa de una mujer que se ocupaba de
atender muchachas que no querían quedarse con el hijo y entonces ella los
entregaba a distintas familias…Yo no sé cuánto les cobraría…”<o:p></o:p></span></div>
<div style="line-height: 18.0pt; margin-bottom: 11.25pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 11.25pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 14pt;">La
palabra sanadora de los parientes que podrían hablar se enturbia cuando
recuerdan aquellas andanzas que se tramitaron 50 años antes, pero suele ser lo
único que escuchan estas personas que anhelan encontrar un punto de sostén para
poder registrar “algo” de su historia personal. Anhelan una palabra capaz de
esclarecer, mínimamente, pero aun así sanadora cuando alguien cercano aporta
una pista.<o:p></o:p></span></div>
<div style="line-height: 18.0pt; margin-bottom: 11.25pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 11.25pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 14pt;">Es
notable la reiteración de los pedidos de estas personas que solicitan “si tan
solo tuviese una palabra como guía…”; momento en el que se comprende esa
función sanadora de la palabra que informa.<o:p></o:p></span></div>
<div style="line-height: 18.0pt; margin-bottom: 11.25pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 11.25pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 14pt;">Aun
viven algunos de aquellos que disponen de esa palabra sanadora, y quizás no
imaginan hasta dónde podrían aliviar, pronunciándola. Las palabras sanadoras
cuentan con horizontes múltiples, pero en esta oportunidad, el desasosiego y la
permanente desazón de este universo de seres apropiados siendo niños para la
satisfacción de los adultos que no imaginaron cuánto daño podrían producir,
clama a quienes insisten en “guardar el secreto”.</span></div>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">
</span>
<div style="line-height: 18.0pt; margin-bottom: 11.25pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 11.25pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow", sans-serif; font-size: 14pt;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Moralmente
los convoca la obligación de pronunciar la palabra sanadora que ingrese en lo “más
profundo del alma de quien escucha”, de aquellos a quienes les asiste el
derecho de saber, aunque sólo se trate de una mínima referencia al origen de su
historia de vida.</span><span style="font-family: "arial narrow" , sans-serif; font-size: 14pt;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div style="line-height: 18.0pt; margin-bottom: 11.25pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 11.25pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow", sans-serif;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif; font-size: x-small;"><b>*Coordinadora del Programa Las Víctimas Contra Las Violencias</b></span></span></div>
<div style="line-height: 18.0pt; margin-bottom: 11.25pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 11.25pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial Narrow", sans-serif;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif; font-size: x-small;"><b>**Publicado en Página/12 el 20 de julio del 2016</b></span></span></div>
Programa Las Víctimas Contra Las Violenciashttp://www.blogger.com/profile/05429610205788576166noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-204951397123096914.post-22925612829153600622016-06-07T16:23:00.003-03:002016-08-24T14:10:18.605-03:00ALGUIEN SE EQUIVOCA<div class="margen0" style="line-height: 18.0pt; margin-bottom: 11.25pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif; font-size: x-small;"><b>Por Eva Giberti*</b></span></div>
<div class="margen0" style="line-height: 18.0pt; margin-bottom: 11.25pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times" , "times new roman" , serif; line-height: 18pt;">**</span><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif; line-height: 18pt;">Alguien se equivoca si piensa que el 3
de junio del año 2015 fue un brote de furia organizado por mujeres enardecidas.
Las acompañaron algunos varones esclarecidos y otros tantos oscuros y
oportunistas. Fue una furia cotidiana que quedó a la vista, la estridencia
visual de los cuerpos que mostraban las cicatrices y los carteles: “A mí me
quiso quemar viva…”</span></div>
<div style="line-height: 18pt; margin: 11.25pt 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Alguien se equivoca si piensa que vamos
a contar cuántas calles se ocuparán este 3 de junio del año 2016, porque la
política no se mide con la vara de las estadísticas sino que se la reconoce
cuando se hace presente allí donde hace falta. Y NiUnaMenos es la política.<o:p></o:p></span></div>
<div style="line-height: 18pt; margin: 11.25pt 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Una comunidad de mujeres en la que cada
cual puede decir lo que quiere, lo que piensa, lo que le pasó. Una comunidad de
comunicación, en comunicación para transformar lo que se creía individual en un
manifiesto donde se denuncia a los homicidas, a los golpeadores, a los jueces,
a los violentos, a los policías, a los gendarmes y a cualquier fuerza de
seguridad.<o:p></o:p></span></div>
<div style="line-height: 18pt; margin: 11.25pt 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Unidas en una unidad que,
asombrosamente, se define “afuera” de las mujeres, en el espacio que les había
sido históricamente limitado, la calle. Están unidas desde adentro, desde la
reunión que las convoca, pero no es allí donde recala la energía sino en la
sonoridad de los gritos que la calle recoge, como palabras que se desatan en un
“afuera” que ellas expropian. Es desde ese “afuera”, ahora ganado masivamente,
como una calle que antiguamente se recorría con breves carteles pidiendo por el
derecho al voto, es desde ese lugar de donde parten los contraproyectos que
intentan torcer y silenciar los movimientos de mujeres. Ahí donde se debe atender
con energía porque de allí provienen las impunidades, las indiferencias, las
negligencias y la permanente autorización social para tolerar la violencia
contra las mujeres.<o:p></o:p></span></div>
<div style="line-height: 18pt; margin: 11.25pt 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">En ese “afuera” se asientan los que
juegan con la violencia que ahora llaman de género para disimular la violencia
patriarcal, y digo que juegan porque la exhiben en los medios como territorio
de disputa para opinadores e ideólogos apostando al mayor rating posible.
Comparten los espacios con las mujeres que, hace años ya, decidieron mostrarse
ante una cámara y desnudar las señales que la quemazón y los tajos marcaron
para su memoria, también enseñanza para que otras aprendan a no desobedecer al
varón.<o:p></o:p></span></div>
<div style="line-height: 18pt; margin: 11.25pt 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">En ese “afuera” se arriesga el
secuestro de las distintas formas de violencias contra las mujeres al confundir
la tremenda posibilidad de hablar y denunciar que hemos ganado en las luchas
cotidianas con el chiste de doble sentido de los denominados “humoristas” de
los medios que no pueden eludir la violencia machista de sus decires, los
locutores y los conductores que hablan de la víctima de violación porque
“regresaba tarde a su casa” y entonces claro… Exculpando al violador porque la
autodeterminación de la víctima la condujo a elegir su hora de regreso.<o:p></o:p></span></div>
<div style="line-height: 18pt; margin: 11.25pt 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">También el riesgo de secuestro de lo
que se ha ganado en materia de esclarecimiento acerca de violencia contra las
mujeres reside en el intento sostenido de impedir que nos autolegislemos,
tomemos las palabras por nosotras, para nosotras y regulemos aquello que nos
corresponde regular. Y en NiUnaMenos está muy claro que el varón se ha
aposentado como contendiente perdurable, que se nos acerca para complejizar el
espectáculo de los encuentros multitudinarios mostrando que nos apoyan pero
desde sus estrados y sillones de potestad juegan a otro juego. También desde la
domesticidad de la violencia familiar, doméstica, siempre patriarcal, siempre
contra las mujeres. De eso hablamos en NiUnaMenos, entonces no se retuerzan los
masculinos solicitando ecuanimidades porque nosotras tendríamos que saber que
no todos los varones son violentos… Nosotras hablamos desde NiUnaMenos, donde
nos falta UNA. Desde ese lugar, que es el de la política, localizamos a los
femicidas que pretenden argumentar accidentes, advertimos que las estadísticas
crecen y alzamos los textos de la ley</span><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">.</span><span style="font-family: "arial narrow" , sans-serif;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div style="line-height: 18pt; margin: 11.25pt 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif; font-size: x-small;"><b><span style="font-family: "arial narrow" , sans-serif; font-size: 14pt;">*</span><span style="font-family: "times new roman" , serif;"><span style="font-size: xx-small;">Coordinadora del Programa Las Víctimas Contra Las
Violencias del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación</span></span></b></span></div>
<div style="line-height: 18pt; margin: 11.25pt 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif; font-size: x-small;"><b>** Publicado en el Diario Página/12 el Miercoles 1 de Junio de 2016</b></span></span></div>
<br />
<div style="line-height: 18.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
Programa Las Víctimas Contra Las Violenciashttp://www.blogger.com/profile/05429610205788576166noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-204951397123096914.post-76900686749530793062016-06-07T16:23:00.001-03:002016-08-24T14:00:09.403-03:00ALGUIEN SE EQUIVOCA<div class="margen0" style="line-height: 18.0pt; margin-bottom: 11.25pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><b>Por Eva Giberti*</b></span></div>
<div class="margen0" style="line-height: 18.0pt; margin-bottom: 11.25pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times" , "times new roman" , serif; line-height: 18pt;">**</span><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif; line-height: 18pt;">Alguien se equivoca si piensa que el 3
de junio del año 2015 fue un brote de furia organizado por mujeres enardecidas.
Las acompañaron algunos varones esclarecidos y otros tantos oscuros y
oportunistas. Fue una furia cotidiana que quedó a la vista, la estridencia
visual de los cuerpos que mostraban las cicatrices y los carteles: “A mí me
quiso quemar viva…”</span></div>
<div style="line-height: 18pt; margin: 11.25pt 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Alguien se equivoca si piensa que vamos
a contar cuántas calles se ocuparán este 3 de junio del año 2016, porque la
política no se mide con la vara de las estadísticas sino que se la reconoce
cuando se hace presente allí donde hace falta. Y NiUnaMenos es la política.<o:p></o:p></span></div>
<div style="line-height: 18pt; margin: 11.25pt 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Una comunidad de mujeres en la que cada
cual puede decir lo que quiere, lo que piensa, lo que le pasó. Una comunidad de
comunicación, en comunicación para transformar lo que se creía individual en un
manifiesto donde se denuncia a los homicidas, a los golpeadores, a los jueces,
a los violentos, a los policías, a los gendarmes y a cualquier fuerza de
seguridad.<o:p></o:p></span></div>
<div style="line-height: 18pt; margin: 11.25pt 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Unidas en una unidad que,
asombrosamente, se define “afuera” de las mujeres, en el espacio que les había
sido históricamente limitado, la calle. Están unidas desde adentro, desde la
reunión que las convoca, pero no es allí donde recala la energía sino en la
sonoridad de los gritos que la calle recoge, como palabras que se desatan en un
“afuera” que ellas expropian. Es desde ese “afuera”, ahora ganado masivamente,
como una calle que antiguamente se recorría con breves carteles pidiendo por el
derecho al voto, es desde ese lugar de donde parten los contraproyectos que
intentan torcer y silenciar los movimientos de mujeres. Ahí donde se debe atender
con energía porque de allí provienen las impunidades, las indiferencias, las
negligencias y la permanente autorización social para tolerar la violencia
contra las mujeres.<o:p></o:p></span></div>
<div style="line-height: 18pt; margin: 11.25pt 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">En ese “afuera” se asientan los que
juegan con la violencia que ahora llaman de género para disimular la violencia
patriarcal, y digo que juegan porque la exhiben en los medios como territorio
de disputa para opinadores e ideólogos apostando al mayor rating posible.
Comparten los espacios con las mujeres que, hace años ya, decidieron mostrarse
ante una cámara y desnudar las señales que la quemazón y los tajos marcaron
para su memoria, también enseñanza para que otras aprendan a no desobedecer al
varón.<o:p></o:p></span></div>
<div style="line-height: 18pt; margin: 11.25pt 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">En ese “afuera” se arriesga el
secuestro de las distintas formas de violencias contra las mujeres al confundir
la tremenda posibilidad de hablar y denunciar que hemos ganado en las luchas
cotidianas con el chiste de doble sentido de los denominados “humoristas” de
los medios que no pueden eludir la violencia machista de sus decires, los
locutores y los conductores que hablan de la víctima de violación porque
“regresaba tarde a su casa” y entonces claro… Exculpando al violador porque la
autodeterminación de la víctima la condujo a elegir su hora de regreso.<o:p></o:p></span></div>
<div style="line-height: 18pt; margin: 11.25pt 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">También el riesgo de secuestro de lo
que se ha ganado en materia de esclarecimiento acerca de violencia contra las
mujeres reside en el intento sostenido de impedir que nos autolegislemos,
tomemos las palabras por nosotras, para nosotras y regulemos aquello que nos
corresponde regular. Y en NiUnaMenos está muy claro que el varón se ha
aposentado como contendiente perdurable, que se nos acerca para complejizar el
espectáculo de los encuentros multitudinarios mostrando que nos apoyan pero
desde sus estrados y sillones de potestad juegan a otro juego. También desde la
domesticidad de la violencia familiar, doméstica, siempre patriarcal, siempre
contra las mujeres. De eso hablamos en NiUnaMenos, entonces no se retuerzan los
masculinos solicitando ecuanimidades porque nosotras tendríamos que saber que
no todos los varones son violentos… Nosotras hablamos desde NiUnaMenos, donde
nos falta UNA. Desde ese lugar, que es el de la política, localizamos a los
femicidas que pretenden argumentar accidentes, advertimos que las estadísticas
crecen y alzamos los textos de la ley</span><span style="font-size: 14pt;"><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">.</span><span style="font-family: "arial narrow" , sans-serif;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div style="line-height: 18pt; margin: 11.25pt 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial narrow" , sans-serif; font-size: 14pt;">*</span><span style="font-family: "times new roman" , serif;"><span style="font-size: x-small;">Coordinadora del Programa Las Víctimas Contra Las
Violencias del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación</span></span></div>
<div style="line-height: 18pt; margin: 11.25pt 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif;"><span style="font-size: x-small;">** Publicado en el Diario Página/12 el Miercoles 1 de Junio de 2016</span></span></div>
<br />
<div style="line-height: 18.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
Programa Las Víctimas Contra Las Violenciashttp://www.blogger.com/profile/05429610205788576166noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-204951397123096914.post-73779983645930274142016-05-03T14:42:00.004-03:002016-06-06T18:25:15.265-03:00“¿LOS ABUELOS?”<div class="margen0" style="line-height: 18pt; margin-bottom: 11.25pt; text-align: center;">
<br /></div>
<h3 style="line-height: 18pt; margin-bottom: 11.25pt; text-align: left;">
<span style="line-height: 18pt;"><span lang="ES" style="font-family: "arial narrow" , sans-serif; font-weight: normal;"><span style="font-size: small;"><u>Por Eva Giberti*</u></span></span></span></h3>
<div class="margen0" style="line-height: 18.0pt; margin-bottom: 11.25pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;"><span style="font-family: "arial narrow" , sans-serif; font-size: 14pt;">*</span><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif; font-size: 14pt;">*Cuando es necesario aludir o mencionar
a gente de la tercera edad, los viejos y las viejas, una singular tendencia
determina que tanto en los medios de comunicación como en expresiones barriales
sean denominados “abuelos”. Si se trata de un accidente, un automóvil atropelló
a una abuela y si se describe un asalto “los abuelos fueron maniatados...” Pero
sucede que estos “abuelos” jamás lo fueron: no existen tales nietos y en
oportunidades, tampoco hijos. No obstante, cualquier comentario del diario
vivir nos introduce al dulce nombre de abuelo como identidad asignada.<span style="font-size: 14pt;"><o:p></o:p></span></span></span></div>
<div style="line-height: 18.0pt; margin-bottom: 11.25pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 11.25pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;"><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif; font-size: 14pt;">L</span><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif; font-size: 14pt;">a
abuelidad adquirió su vigencia merced a Perrault que diseñó una abuela
solitaria, viviendo en una casita dentro de un bosque umbrío (por eso tenía las
ventanas abiertas), y a merced de un lobo, animal que reiteradamente Animal
Planet se empeña en mostrarnos con perfiles perrunos y convivenciales. En el
cuento para niños ella es deglutida por la bestia (que recordemos no la mastica
porque cuando, al final, el cazador abre la panza del cuadrúpedo la rescata
entera y sin digerir –en la versión de los hermanos Grimm–). Es una abuela que
atravesó los avatares de quien es tragado para luego exponerse a un rescate por
el coraje de un cazador que, escopeta al hombro y cuchillo de carnicero para
abrir panzas mediante, salvará la vida de la niña y de la abuela.<o:p></o:p></span></span></div>
<div style="line-height: 18.0pt; margin-bottom: 11.25pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 11.25pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif; font-size: 14pt;">¿La
abuela sabría que su nietecita la visitaría? Esa es una pregunta que suelen
hacerse las abuelas a menudo, pensando en hijos y nietos. Las abuelas de
verdad, porque las otras y los otros llamados abuelos sin serlo saben que no
habrá ni hijos ni nietos, aunque la sonrisa almibarada de algunas sociedades
los bautiza con la prepotencia semántica de quien se siente dueño del idioma.<o:p></o:p></span></div>
<div style="line-height: 18.0pt; margin-bottom: 11.25pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 11.25pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif; font-size: 14pt;">“Pero
Eva... Esa crítica es una exageración... Se los llama de ese modo porque es
cariñoso, para hacerlos sentir acompañados, considerados... ¿qué importa si son
abuelos de verdad?”<o:p></o:p></span></div>
<div style="line-height: 18.0pt; margin-bottom: 11.25pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 11.25pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif; font-size: 14pt;">Por
cierto, la verdad no es lo que más interesa ni averiguar cómo les resulta
escuchar que se los llama “abuelos” a quienes no lo son. Identidad impuesta que
al mismo tiempo crea una esencia, la abuelidad, en tiempos en los que las
esencias se diluyen y las identidades se modifican de acuerdo a la voluntad de
quien las transporta según los ritmos propios de la Modernidad tardía.<o:p></o:p></span></div>
<div style="line-height: 18.0pt; margin-bottom: 11.25pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 11.25pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif; font-size: 14pt;">Identidad
que en este caso excluye a los otros, a los viejos y viejas que no son abuelos,
para colocarles en el oído la sonoridad de aquello que no les pertenece. Como
toda identidad fulgurante (ésta es una de ellas por el modo y la oportunidad en
la que se la utiliza) sirve para excluir a los otros, a los que no tuvieron ni
tienen los nietos que la identidad impone.<o:p></o:p></span></div>
<div style="line-height: 18.0pt; margin-bottom: 11.25pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 11.25pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif; font-size: 14pt;">Se
adjudica y asigna esta abuelidad para dejar sentado que esos sujetos alguna vez
han engendrado, han sido productivos; si se los menciona como ancianos, alguien
puede darse cuenta de que no son sujetos que el mercado considere valiosos en
cuanto a su capacidad productiva.<o:p></o:p></span></div>
<div style="line-height: 18.0pt; margin-bottom: 11.25pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 11.25pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif; font-size: 14pt;">Otra
historia y otro cantar con los viejos sabios de la tribu que aconsejaban a las
nuevas generaciones sentados alrededor del fuego doméstico y que se
consideraban modelos o ejemplos respetables; menos aun con el viejo Vizcacha,
personaje poético y decidor de verdades: ahora es distinto. Tan distinto que
resulta necesario –para todos los de la tercera edad– crearles una identidad
“cariñosa” de modo que no aparezcan como sujetos solitarios, que apenas pueden
caminar para salir de compras, que titubean con sus recuerdos o lo que es peor
los usan para compararlos con la vida actual. ¿Ir de compras? Este es otro
capítulo porque, como a la abuela de Caperucita, hay que surtirlos porque
podrían perderse en el bosque (hoy en las avenidas) buscando el camino del
supermercado.<o:p></o:p></span></div>
<div style="line-height: 18.0pt; margin-bottom: 11.25pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 11.25pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif; font-size: 14pt;">Con
cierta frecuencia la comunidad semantiza haciendo trampas, cuando algo inquieta
su “buena conciencia”; por eso siempre la prostitución es “infantil” en lugar
de hablar de niñas victimizadas por los adultos, el abuso sexual contra los
niños también es caracterizado como infantil para disimular el delito parental
y también los padres adoptantes, no son noble y sinceramente adoptantes, sino
“padres del corazón”. La cuestión de fondo reside en enmascarar aquello que los
hechos transparentan y empinan cuando quedan a la vista. Entonces se otorgan
identidades que se organizan en cartografías que provean seguridad a quien se
puede sentir sacudido por las palabras que aportan certezas quizás
insoportables.<o:p></o:p></span></div>
<div style="line-height: 18.0pt; margin-bottom: 11.25pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 11.25pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif; font-size: 14pt;">Las
identidades, cada vez más cambiantes, avanzan en su movilidad a pesar de los
intentos de buscar identidades fijas: “abuelo” es identidad fija desde tiempos
bíblicos y ha sido elegida como garantía de permanencia.<o:p></o:p></span></div>
<div style="line-height: 18.0pt; margin-bottom: 11.25pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 11.25pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif; font-size: 14pt;">Todavía
sucede de este modo en épocas en las que la juventud, endiosada, constituye el
paradigma de todas las esperanzas pero arrasa con la esperanza de aquellos que
no esperan ver crecer a sus nietos. Pero a ellos también los bautizan mediante
el rito de la palabra que pretende dulcificar aquello que el cuento había
resuelto: el lobo se comió a la abuela pero se disfrazó de abuela para
confundir a la niña. La tesis es impecable: hay que disfrazarse de abuela para
esconder los hechos. Entonces llamemos “Abuelos” a todas esas personas que son
ancianos, viejos, personas “mayores”, gente de la tercera edad.<o:p></o:p></span></div>
<div style="line-height: 18.0pt; margin-bottom: 11.25pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 11.25pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif; font-size: 14pt;">Existen
personas solteras, viudas, pero ¿cuál es el estatuto de quien es gente de la tercera
edad y no tiene nietos? Parecería que el problema mayor reside en exceder los
sesenta años ya que según la directora gerente del FMI, Cristina Lagarde, se
corre el “riesgo de que la gente viva más de lo esperado” o sea “el “riesgo de
la longevidad” sobre las finanzas públicas (abril 2012). Como sabemos, cuando
se vive más de lo esperado el Estado debe comprometer los fondos públicos(!?)
para jubilarlos... lo cual significa un alto costo nacional(!?).<o:p></o:p></span></div>
<div style="line-height: 18.0pt; margin-bottom: 11.25pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 11.25pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif; font-size: 14pt;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">Entonces,
para ser cariñosos, por lo menos, concedámosles el título de Abuelos a todos,
con o sin nietos, sin diferencias odiosas, sin advertir que la abuela vivía
sola en una casita dentro de un bosque umbrío, con las ventanas abiertas y la
puerta sin cerrojo, esperando que le llevasen algo para comer, enferma en la
cama y a merced de un animal hambriento. Nunca sabremos si el lobo se la comió
con el camisón y la cofia –según los dibujos que ilustran el cuento– o si la
desvistió primero, para preservar la ropa del posterior disfraz. Pero que el
disfraz del lobo, así como su diálogo con Caperucita intentando hacerse pasar
por una abuela, constituyen una clave del cuento, no caben dudas. De eso se
trata: hacerse pasar por abuela/abuelo mediante el disfraz que la palabra
“abuelo” aporta. Pero dejémoslo claro: así puede suceder cuando se llega a
viejo, o sea, cuando se vive más de lo esperable.</span><span style="font-family: arial, helvetica, sans-serif;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div style="line-height: 18.0pt; margin-bottom: 11.25pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 11.25pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial narrow" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="line-height: 18.0pt; margin-bottom: 11.25pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 11.25pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial narrow" , sans-serif; line-height: 18pt;">*Coordinadora del Programa Las Víctimas Contra Las Violencias</span></div>
<div style="line-height: 18.0pt; margin-bottom: 11.25pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 11.25pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial narrow" , sans-serif;">**Nota Publicada en Página/12 el 20 de Abril del 2016</span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
Programa Las Víctimas Contra Las Violenciashttp://www.blogger.com/profile/05429610205788576166noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-204951397123096914.post-91099021084884039512016-03-07T12:24:00.000-03:002016-08-24T14:13:11.523-03:00LOS HERMANOS ADOPTIVOS<h3 style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 18px; margin-bottom: 20px; margin-top: 10px;">
<u>
La autora analiza las habituales fantasías de los hijos adoptivos sobre la eventualidad de tener “hermanos” que podrían desear comunicarse con ellos. El papel de la consanguinidad y los efectos de esas fantasías sobre la estructura familiar.</u></h3>
<div class="botones" style="display: inline; float: left; font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 17px; padding-top: 0px;">
<div class="icono" style="padding: 0px 0px 4px;">
<u><br /></u></div>
<div class="iconoa" style="padding: 0px;">
<u><br /></u></div>
<div class="icono" style="padding: 0px 0px 4px;">
<u><br /></u></div>
<div class="icono" style="padding: 0px 0px 4px;">
<u><br /></u></div>
<div class="icono" style="padding: 0px 0px 4px;">
<u><br /></u></div>
<div class="icono" style="padding: 0px 0px 4px;">
<u><br /></u></div>
</div>
<div class="autor" style="border: 0px; color: #565144; font-size: 13px; line-height: 17px; padding: 0px 0px 0px 30px;">
<span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;"><b>* Por Eva Giberti</b></span></div>
<div class="autor" style="border: 0px; color: rgb(86, 81, 68) !important; font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 17px; padding: 0px 0px 0px 30px;">
<br /></div>
<div id="cuerpo" style="line-height: 17px; margin-top: 10px; padding-left: 30px;">
<div class="margen0" style="line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">**Los hijos adoptivos suelen fantasear que tienen hermanos que existirían en alguna parte, es decir, imaginan a otras criaturas que ellos denominan hermanos y piensan que tal vez –esos otros– desearían comunicarse con ellos. Como si esos hipotéticos hermanos tuviesen conocimiento de la existencia del adoptivo al que querrían conectar.</span></div>
<div style="line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">No es difícil suponer que el proceso es el opuesto: hijos adoptivos imaginando que tienen “hermanos” a los que desearían conocer. Fantasía que se incrementa durante la adolescencia cuando por ejemplo una adolescente en consulta me preguntó, afirmando: “Vos conocés mejor que yo la historia de mi adopción. Vos sabés si yo tengo hermanos, a mí no me lo quieren decir...”</span></div>
<div style="line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">¿Podríamos hablar de “hermanos” cuando el niño adoptivo fue cedido por su madre de origen poco tiempo después de nacer y, adopción plena mediante, no mantuvo ningún contacto con la familia adoptante?</span></div>
<div style="line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">¿Alcanzaría con la filiación consanguínea para decretar la fraternidad entre los hijos habidos anteriormente al nacimiento de la criatura que fue cedida en adopción? ¿Es suficiente la consanguinidad para hablar de “hermanos”? Para la fantasía y los deseos de los adoptivos parece ser suficiente porque se refieren a esas inexistentes personas –para ellos– como si realmente fuesen hermanos.</span></div>
<div style="font-family: arial, helvetica, sans-serif; font-size: 1.45em; font-weight: normal; line-height: 20px; margin: 10px 0px; padding: 0px; text-align: justify;">
<span class="fgprincipal">Los que estuvieron antes...</span></div>
<div style="font-family: arial, helvetica, sans-serif; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px; text-align: justify;">
Comencemos entonces por algunas experiencias: ese otro niño, nacido de la misma madre, años antes de aquel que fuera cedido en adopción, quizás presenció el embarazo de esa mujer y se enteró que le había nacido un hermano. Quizás también acompañó a su madre al hospital. Pero poco tiempo después, ese bebé de pocos días o con seis o siete mese de edad dejó de formar parte de su cotidianidad: había sido cedido en adopción. No obstante él sabe que tuvo un hermano. Poco y nada se ha ocupado la Psicología de estos primeros niños que advienen a la categoría de desaparecidos para el hermano mayor quien un día cualquiera dejó de tener contacto con ese bebé. Para esos hermanos mayores existió un hermano que se perdió. Y así lo cuentan: “Un día mi mamá nos dijo que el más chiquito no volvería a vernos porque estaba con una familia que lo iba a criar...” Parecería que allí finalizasen estas historia. Dudo que así sea para esos hermanos mayores que, ellos sí, tuvieron contacto con ese niño que fue su semejante y su prójimo.</div>
<div style="font-family: arial, helvetica, sans-serif; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px; text-align: justify;">
El semejante (simile) remite a quien se nos parece en tanto persona física inserta en lo social. Prójimo, cuya etimología se asocia con vecindad, cercanía, se asienta en una concepción topográfica: aquel que se encuentra cercano. Más tarde adquirió una significación relativa a la solidaridad que le debemos a ese prójimo. Si bien no están cercanos, es probable que exista semejanza física entre aquellos que existieron antes que el adoptivo que hoy los reclama o requiere, aunque provengan de padres diferentes: el sello de la madre de origen persiste en ambos. Además se trata de la semejanza entre seres humanos.</div>
<div style="font-family: arial, helvetica, sans-serif; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px; text-align: justify;">
De pronto, ese otro hijo de aquella mujer adviene a la categoría de “hermano” que le otorga el hijo del que ella se desprendió.</div>
<div style="font-family: arial, helvetica, sans-serif; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px; text-align: justify;">
¿Se podrá nominar como “hermanos” a aquellos que no se sabe si existen? Así lo nombra el adoptivo pensando que comparten consanguinidad (en realidad dice que “tuvieron la misma mamá”). Para el hijo adoptivo cuenta el deseo, el apetito y la necesidad de conocer aquel capítulo que está escondido en la maraña del origen. Entonces nomina como “hermano” al soporte humano de un misterio con quien quizá compartió cercanía, y aún contacto, pero sin saber que estaba enlazándose con un hermano, porque en ese entonces su estatuto era el de un bebé que no sabía de filiaciones. En algún momento la fratria inicial pudo haber compartido la consanguinidad y algún contacto corporal.</div>
<div style="font-family: arial, helvetica, sans-serif; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px; text-align: justify;">
Extraña coyuntura que adquiere realce en su calidad de enigma doblemente apuntalado por la curiosidad actualizada del adoptivo y resignada ausencia por parte de los mayores que solo recuerdan, algunos de ellos. “Tuve un hermanito pero nunca supe de él...”</div>
<h3 style="font-family: arial, helvetica, sans-serif; font-size: 1.45em; font-weight: normal; line-height: 20px; margin: 10px 0px; padding: 0px; text-align: justify;">
<span class="fgprincipal">La pulsión de saber y el otro</span></h3>
<div style="font-family: arial, helvetica, sans-serif; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px; text-align: justify;">
El hijo adoptivo no sólo fantasea con hipotéticos hermanos, suele mencionarlo y su saber depende de lo que sus padres hayan obtenido como datos ciertos, y de su voluntad de informar. Lo verbalice o no, la pulsión de saber, de investigar y descubrir persiste latente, a veces de manera muy inquietante para la familia adoptiva. Cuando conocen la historia dudan si contarlo o no, y si no han sido informados –lo cual sería grave– la pulsión del hijo se torna reclamo doméstico en su afán de saber. Lo cual aparece de una manera desordenante en una familia que adoptó a una criatura sin hermanos, por lo menos en lo que al adoptar se refiere. No imaginan que ese misterio que el hijo incorpora puede significar un traumatismo para él. No necesariamente, pero si el adoptivo lo convierte en enigma –algo que no se puede comprender– la imaginada fratria se atraganta porque se instala como lo pendiente que genera una resignación hostil. “Nunca podré saber si por el mundo anda caminando alguien que se me parece...”, me decía una adoptiva adulta, más allá de las embestidas verbales de los adolescentes que en consulta imaginan a la terapeuta como aliada del secreto parental guardado. A veces disponemos de información pero son los padres quienes deben hacerse cargo de aquello que conocen.</div>
<div style="font-family: arial, helvetica, sans-serif; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px; text-align: justify;">
Porque el hijo precisa corroborar la existencia de ese otro para que por fin sea otro. Sin que interese conocerlo personalmente. No es preciso que se emprenda ese viaje en busca del desconocido, alcanza, casi siempre, con saber que más allá de lo consanguíneo hay otro. Un otro diferente que transforma en alguien “distinto” al adoptivo, porque aceptar la existencia de ese otro si bien no genera una fratria, una hermandad, podría hacerlo si se realizara un encuentro. Es decir, ese otro hijo de la misma madre de origen se convertiría en otro trascendente para el hijo adoptivo. De allí que la fantasía de “Yo quiero saber si tengo hermanos...” abre un sendero que transforma a ese sujeto misterioso, que no existe en la cotidianidad familiar, en otra persona que incluye una rudimentaria forma de trascendencia en los monólogos del adoptivo cuando se cuenta a sí mismo las historias que habrían vivido –o podrían vivir– él o ella y sus hermanos. Que siempre se imaginan idealizados como simpáticos y fuertes, ya sean varones o mujeres. Fuertes en el sentido de “haber vivido experiencias distintas de las que pudo transitar el adoptivo”. Así describen a esos hipotéticos “hermanos” a los que suponen con historias de vida “interesantes”. No obstante, en algunas oportunidades, los adoptivos adolescentes fantasean con hermanos que podrían padecer necesidades y pobrezas. Así me lo comentaba un adolescente al referirse a la provincia donde había nacido, inundada en grandes zonas: “Si tengo hermanos seguramente estarán evacuados, deben precisar ayuda porque son pobres...” ya que la información acerca de su adopción se atribuyó a la pobreza de su madre de origen.</div>
<div style="font-family: arial, helvetica, sans-serif; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px; text-align: justify;">
O sea, el caudal imaginativo que se acumula alrededor de estos hermanos –que suelen existir– configura una significativa riqueza en la construcción de la subjetividad de los adoptivos, varones y mujeres. Transcurrir cada día fantaseando, imaginando que en alguna parte existe otro que podría abrazarse fraternalmente, con el soporte que la genética autorizaría, no es una dimensión menor en la subjetividad de los adoptivos. Merece la atención de quien convive con ellos, por lo menos para suponer que ése podría ser uno de los secretos que los adoptivos transportan sin necesidad de conversarlo diariamente. O presionando fuertemente en busca de una información concreta. Que abre otro capítulo.</div>
<div style="line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif; font-size: x-small; text-align: start;"><b>* Coordinadora del Programa Las Víctimas Contra Las Violencias</b></span></div>
<div style="line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif; font-size: x-small; text-align: start;"><b>** Nota publicada el 03/03/2016 en el diario Página/12</b></span></div>
</div>
Programa Las Víctimas Contra Las Violenciashttp://www.blogger.com/profile/05429610205788576166noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-204951397123096914.post-65172681618190698832016-01-21T15:05:00.000-03:002016-08-24T18:27:24.704-03:00¿ADULTOS MAYORES?<h3>
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif; font-size: 14px; line-height: 18px;"><u>Una historia que se repite en las consultas de la gente de la tercera edad y arrecia en las fechas cercanas a las fiestas. Tiene que ver con la participación en las mesas familiares y la sensación creciente en que es imposible en ese contexto participar del diálogo generado. Cómo se vive esa situación de exclusión involuntaria.</u></span></h3>
<div>
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif; font-size: 14px; line-height: 18px;"><br /></span></div>
<div>
<span style="color: #565144; font-family: "georgia" , "times new roman" , serif; font-size: x-small; line-height: 17px;"><b>*Por Eva Giberti</b></span></div>
<div>
<span style="color: #565144; font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif; font-size: 13px; line-height: 17px;"><br /></span></div>
<div>
<div class="margen0" style="font-family: arial, helvetica, sans-serif; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px;">
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 13px;">**</span>Si el lector o la lectora tiene menos de 60 años este tema quizá no le pertenece porque, como decimos de entrecasa, se trata de los viejos, de los “abuelos” como la sensiblería tilinga de algunos conductores de los medios insiste en cotizarlos sin saber si ese adulto tiene o no nietos, si sufre por no tenerlos o si los tiene y es como si no existieran; la gente de la tercera edad, los ancianos, en fin, un guión que abarca los setenta años, los ochenta y más. Los de setenta años ni remotamente se sienten miembros de esa cohorte, pero las reiteradas visitas al médico les imponen una realidad.</div>
</div>
<div style="font-family: arial, helvetica, sans-serif; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
<div style="text-align: justify;">
Podemos sumar a quienes tienen más de ochenta años y también noventa si bien esos diez años de diferencia pueden marcar territorios disímiles. Sin embargo, comparten una situación que escucho narrar cada vez con más frecuencia, en consultas que aparentemente nos hablarían de depresión. Siempre es la misma historia, y arrecia en las fiestas de cumpleaños y en las festividades clásicas, navidades, finales de año. Mesa reunida con los hijos, nietos y amigos de los hijos. Conversaciones surtidas, entrecruzadas, donde todos y todas intervienen. Ameno encuentro, cordial, simpático sin la menor intención de excluir a alguien. Pero ese alguien, que participa en presencia, está sentado o sentada, escuchando sin que le sea posible intercalar un comentario. De repente ¿se volvió tonta o tonto? ¿Ha dejado de leer?¿De escuchar la radio? ¿Está obnubilado y en otro mundo, se comporta como un vegetal? No, nada de eso. Es la misma persona de siempre pero ha encallado en la edad que los otros comensales no alcanzaron aun y no imaginan que existe. Porque esa persona sentada con ellos, continúa siendo la misma en los afectos y el respeto que le tienen, pero ahora no es una tripulante de esa nave que los otros pilotean con sus ideas, sus opiniones, su tremebunda información y sus certezas adultas y juveniles. Todos conocen a esos nuevos grupos musicales, a esos actores que arrasan en la tevé, se han enterado de las últimas noticias políticas y lo comentan todo vertiginosamente, intercambiando comentarios, alguna discusión pero siempre entre ellos, construyendo un túnel invisible por donde transita la época actual. Donde no puede introducirse quien tiene ochenta años aunque le sobren comentarios y disponga de alguna información o punto de vista.</div>
</div>
<div style="font-family: arial, helvetica, sans-serif; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
<div style="text-align: justify;">
Involuntariamente queda excluido/a en un silencio de ausencia mortal que ninguno hubiese querido provocarle, pero esa persona está allí, inerte, repleta de palabras posibles pero que no interesan porque no cuajan en el ritmo vertiginoso de las idas y venidas entre los comensales. Pueden ser ideas interesantes pero no están en el contexto que los otros adultos, hijos, nietos, amigos comparten cotidianamente y al cual quien tiene 70, 80 o más no logra adherirse. Puede disponer de contenidos múltiples y valiosos, cosas para decir, pero se supone que hablará desde otra época, desde cuando era joven, y eso ya no funciona.</div>
</div>
<div style="font-family: arial, helvetica, sans-serif; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
<div style="text-align: justify;">
No existe el menor atisbo de discriminar a ese comensal, sencillamente se lo desconoce como sujeto dialogal y el diálogo es aquella sustancia que permite que las cosas aparezcan, se transparenten. El comensal sentado sin diálogo, por muy amado que sea en esa familia se endurece como si fuera una cosa porque la cosa no piensa ni dice. Los temas y problemas del ser se convierten en problemas del decir, que es lo que no atina a hacer el viejo o la vieja que además, no puede dejar de pensar en el pequeño dolor que lo aqueja en ese momento o recordar la pastilla que deberá ingerir dentro de media hora. No lo hace porque no hay pausa para escucharlo o preguntarle y entonces en la consulta dicen: “No les interesa lo que yo les diga, en realidad yo no les intereso, me invitan porque no quieren dejarme solo...” Las escenas de ese encuentro transcurren contra las expectativas del anciano invitado, los diversos sucesos se enuncian de manera imprevista si bien lógica para quienes hablan y ese imprevisto posiciona al adulto mayor como espectador de una puesta de teatro de la que no participa aunque es uno de los protagonistas. Ese invitado/espectador se encuentra adherido a su símismo como observador silencioso, posición que lo afecta y puede generar furia o desconsuelo. Ingresa en una peripecia, algo raro, que inicialmente lo asombra porque es desconocido y le sucede en medio de personas, cosas, circunstancias conocidas (su familia) a la que va acostumbrándose con los años (Aristóteles consideraba la peripecia una ironía del destino). Ha aprendido a estar callado donde siempre se lo escuchó o donde siempre se la consultó y ahora pasa inadvertido/a en la hora del diálogo, siempre bien atendido en su dieta o en el brindis general.</div>
</div>
<div style="font-family: arial, helvetica, sans-serif; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
<div style="text-align: justify;">
Como se trata de una situación aprendida, los jubilados crearon sus propios clubes superadores de los bancos de las plazas, sus propios viajes en conjuntos armoniosos restallantes de conversaciones acordes con quienes se reconocen como semejantes. Pero algunos no concurren a estas agrupaciones y esperan ser escuchados en sus familias, en sus mundos de siempre. Quizá, por ser lo más difícil, sea ésta la etapa en la que se inaugura el remanso, cuando el agua se mece a sí misma, se escucha a sí misma; los adultos mayores se dan cuenta que podrían decirle a los otros que ellos continúan fluyendo, que están allí, y no sólo para que los atiendan y acompañen al médico, sino para dialogar. No se atreven a rescatar la presencia simbólica que la palabra incluye. Porque quizá no se sientan seguros con su lenguaje, con la velocidad de sus ideas, con la articulación de sus palabras. Pero la palabra de los viejos y de las viejas está allí, omitirla en las invitaciones familiares y en la vida es una indiferencia que merece revisarse. La palabra humana que le escamoteamos al otro y la escucha saturada por lo innecesario de cada día que anula o posterga la presencia simbólica del otro, son amarga insignia de estos tiempos.</div>
</div>
<div style="line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
<span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif; font-size: x-small;"><b>* Coordinadora del Programa Las Víctimas Contra Las Violencias</b></span></div>
<div style="line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
<span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif; font-size: x-small;"><b>** Nota publicada el 21/01/2015 en el diario Página/12</b></span></div>
</div>
Programa Las Víctimas Contra Las Violenciashttp://www.blogger.com/profile/05429610205788576166noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-204951397123096914.post-71649498248281146702015-12-17T15:44:00.001-03:002016-08-24T18:27:07.237-03:00UNA ATAJO NUEVO EN LA TRATA DE PERSONAS<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif; font-size: 14px; line-height: 18px;"><u>*La especialista propone asomarse a los ejercicios de las niñas y de las púberes en el chat y en Facebook, donde ellas acumulan “experiencias” que precisan devorar, ingenuamente. Y al nuevo camino que intenta la trata de personas con fines prostituyentes, adhiriendo al éxito que los pedófilos logran mediante el grooming.</u></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif; font-size: 14px; line-height: 18px;"><br /></span></div>
<div class="autor" style="border: 0px; color: #565144; line-height: 17px; padding: 0px 0px 0px 30px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif; font-size: x-small;"><b>Por Eva Giberti **</b></span></div>
<div id="cuerpo" style="line-height: 17px; margin-top: 10px; padding-left: 30px;">
<div class="margen0" style="font-family: arial, helvetica, sans-serif; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; text-align: justify;">
<em>“(...) vemos que en los siglos XII y XIII, en España fue perseguida la prostitución y es entonces cuando esta laceria social logra un desarrollo hasta ahora desconocido (trata de blancas). (...) Los auxiliares de las rameras ejercían de tal modo sus oficios de tercería, que en las Siete Partidas de Alfonso el Sabio se les dedicó una ley especial: De los alcahuetes (...) Son una manera de gente de quien viene mucho mal a la tierra; ya por sus palabras engañan a quienes le creen y las traen a pecado de lujuria (...)”.</em></div>
<div style="font-family: arial, helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px; text-align: justify;">
Manuel Gil de Oto, (sin fecha de edición, quizá 1915), Barcelona; La prostitución en el siglo XX. Editorial La vida Literaria.</div>
<hr style="background-color: #cbdfff; border: none; font-family: arial, helvetica, sans-serif; font-size: 13px; height: 1px; margin: 6px; padding: 0px; text-align: justify;" />
<div style="font-family: arial, helvetica, sans-serif; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px; text-align: justify;">
¿Por qué escribir otra vez mencionando la trata de personas? ¿Referirse nuevamente a este delito con finalidad prostituyente? ¿No está todo dicho, todo sabido? Sin embargo, podemos alumbrar otros paisajes si nos asomamos a los ejercicios de las niñas y de las púberes en el chat y en Facebook, zonas de recorrido cotidiano donde ellas acumulan “experiencias” que precisan devorar, ingenuamente. Es una ingenuidad impregnada por las expectativas prometedoras de conocimientos “interesantes” que esperan encontrar en un mundo que ellas mismas han creado a la vera de pedófilos y rufianes. Lo gestaron tipeando, creando documentos y reproduciendo números telefónicos y mensajes. Una cultura propia que tiene más fuerza que las que pudieron insertar su familia o la escuela, con una lógica de producción, distribución y consumo (entre compañeras de escuela por ejemplo) que las independiza de las preocupaciones y ocupaciones que históricamente se suponían eran las naturales y esperables en ese período vital.</div>
<div style="font-family: arial, helvetica, sans-serif; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px; text-align: justify;">
La centralidad de sus intereses está regulada por estos medios masivos, redes, oportunidades dialogales con desconocidos y algunas, muchas, no sabemos cuántas de estas niñas y púberes omiten los que se suponen deberían ser sus intereses quinceañeros –novios, amigovios, ropa, vocación, fiestas– para sumergirse en el chat y en el Facebook durante horas tejiendo “amistades” con sujetos que a veces se presentan como si fueran otros jóvenes pero también como varones interesados en ellas, para “conversar de cosas nuestras”. Así comienza el recorrido que continúa con la conexión que ella establece con una amiga o compañera a la que invita y en oportunidades concurren juntas a una cita. Esa cita se les aparece como misteriosa, con un suspenso encantador, que no precisa encontrar una niña tonta, una púber estúpida, le alcanza con una adolescencia curiosa, tentada, erotizada por su necesidad de avanzar utilizando los recursos que posee mediante las redes y el chat; porque ese poder es erotizante.</div>
<div style="font-family: arial, helvetica, sans-serif; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px; text-align: justify;">
Las ansiedades propias de esta etapa vital, asociadas a las vivencias de desamparo y alerta ante un cuerpo que se modifica constantemente, así como el displacer que estos cambios pueden suscitar, reclaman cierta tolerancia necesaria para poder construir un mundo simbólico con pensamientos y aprendizajes de distinto calibre. La necesidad de proyectar sus ansiedades en los adultos cercanos es característica y se potencia con el deseo de “saber”; entonces la curiosidad, como una pulsión pujante, configura un cuadro de la pubertad históricamente descripto pero que actualmente encuentra recursos poderosos mediante las nuevas tecnologías.</div>
<div style="font-family: arial, helvetica, sans-serif; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px; text-align: justify;">
En el ejemplo que introduzco, protagonizado por púberes –y aun niñas– las hormonas volcadas en el circuito sanguíneo no son ajenas a la tentación por ingresar en el mundo que las “especiales” mujeres de la tevé promueven con sus mohines, sus siluetas y sus éxitos resonantes.</div>
<div style="font-family: arial, helvetica, sans-serif; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px; text-align: justify;">
La tentación de aparecer en los medios, de modelar para iniciarse como profesionales, de ser fotografiadas y conocidas ganando dinero que se supone suculento y fácil constituye la apertura, el intersticio donde un varón, investido como “galán” promete contactos novedosos, también sentimentales, para acercarse a sus futuras víctimas. La estrategia es la que siempre se utilizó; la novedad reside en la edad que las niñas y púberes en busca de estas aventuras mediante la aplicación de Facebook y chat.</div>
<div style="font-family: arial, helvetica, sans-serif; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px; text-align: justify;">
Es el nuevo camino que intenta la trata de personas con fines prostituyentes, adhiriendo al éxito que los pedófilos logran mediante el grooming.</div>
<div style="font-family: arial, helvetica, sans-serif; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px; text-align: justify;">
Es la información que paulatinamente ingresa en el Programa las Víctimas contra las Violencias y que la Brigada Niñ@s asume para proceder y advertir. Históricamente los pasos para incorporar víctimas a la trata eran otros, ahora la tecnología impulsa el ingreso por captaciones tempranas facilitadas por las escolares cuyas fotos posteriormente aparecen en Facebook, pero también las publicadas por sus padres, solicitando su paradero: “Que sepamos no tenía novio... tampoco chicos amigos, solo las compañeras de la escuela”. En el diálogo con estas niñas, rescatadas a tiempo porque los medios de comunicación alborotan masivamente, alertados por los padres, escuchamos cuál es la maniobra para juntar a varias púberes en un mismo lugar y ofrecerles encuentros “interesantes”.</div>
<div style="font-family: arial, helvetica, sans-serif; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px; text-align: justify;">
Tanto los encuentros como la necesidad de espiar, paradigmáticos de las curiosidades que forman parte del ADN de la especie y constituyen un mecanismo de subsistencia, ilustran mitos arcaicos, asociables con mujeres.</div>
<div style="font-family: arial, helvetica, sans-serif; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px; text-align: justify;">
Podemos discutir si fue la curiosidad que impulsó a Eva, el afán por conocer acerca del bien y del mal (que se sintetiza en “conocer a una mujer sexualmente hablando) o la tentación de tener el poder de Yaveh su padre y creador. Así perdió el estado de gracia original y se introdujo en el pecado. Dicen que la serpiente la tentó (la serpiente no era tal sino un ángel caído y exiliado después de la gran batalla contra Yahveh por el poder en el mundo), se le habría aparecido a Eva en el Edén con propuestas y promesas seductoras que ella escuchó.</div>
<div style="font-family: arial, helvetica, sans-serif; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px; text-align: justify;">
Por su parte, Pandora, creada por Hefesto cumpliendo la orden de Zeus, llegó al mundo de los humanos portando una caja que guardaba todos los males y enfermedades que el Olimpo había seleccionado para los mortales. Pandora tenía orden de no abrirla, pero atrapada por su curiosidad la destapó. Así, todos los males se desparramaron en el planeta. No obstante logró cerrarla antes de que la esperanza, acuchada en el fondo de la caja, también saliera volando. Es lo único que nos queda a los humanos.</div>
<h3 style="font-family: arial, helvetica, sans-serif; font-weight: normal; line-height: 20px; margin: 10px 0px; padding: 0px; text-align: justify;">
<span class="fgprincipal" style="color: rgb(2 , 140 , 205); font-size: small;">Historias descuidadas</span></h3>
<div style="font-family: arial, helvetica, sans-serif; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px; text-align: justify;">
Durante décadas nuestro país se mantuvo al margen de una legislación pertinente y de decisiones políticas operativas; los jueces que debían intervenir alegaban falta de legislación, las policías y la Gendarmería parecían distraídas o bien compartían los “beneficios” de las “wiskerías” asentadas en las rutas. Los movimientos feministas y alguna ONG eran quienes, anualmente, informaban al Departamento de Estado de Estados Unidos cuando éste enviaba cuestionarios para monitorear (¡!) el estado de la trata entre nosotros. Cuando en el año 2006 fui convocada por el Ministerio del Interior de la Nación para crear un programa que se ocupase del tema violencia sugerí la necesidad de una ley que se legislara para avanzar contra este delito. Así se generó la actual ley –siempre necesitada de ajustes que la ex diputada socialista Barbagelata había reclamado años antes. Desde Misiones, la Coalición contra la Trata de Personas, liderada por Claudia Lascano, exigía intervención judicial con la legislación penal existente y lograba algunas detenciones, mientras algunos jueces en Buenos Aires, haciendo uso de esa legislación penal, Cillerruelo, Mirta Guarino y alguna otra jueza, intervenían y detenían rufianes, sin contar con una ley federal pero con decisión ética.</div>
<div style="font-family: arial, helvetica, sans-serif; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px; text-align: justify;">
En el año 2006, estalló un escándalo en la ciudad de Bell Ville, Córdoba, debido a la detención del rufián que administraba el local Puente de Fuego, conocido en la zona por sus actividades prostibularias. Una de sus víctimas había logrado escapar e iniciar la denuncia que informó a todo el país acerca de la trata de personas. Información que no constituía secreto alguno. En esa oportunidad y dada mi intervención en la promoción de una ley contra ese delito viajé a Bell Ville acompañada por profesionales del Ministerio del Interior para presenciar el juicio. Página/12 publicó una serie de artículos preparados por Marta Dillon que describió meticulosamente los detalles de la ignominiosa historia, en la cual las víctimas prestaban declaración en presencia del rufián y de su compañera (a cargo de las mujeres esclavizadas). Quedó al descubierto el funcionamiento de este segmento de la red, “la compra” de las mujeres, su pasaje de un prostíbulo a otro, las amenazas mediante las cuales las mantenían encerradas (recordándoles el nombre de algún hijo pequeño o de sus padres), los engaños mediante los cuales las introducían en el “trabajo”, las fuerzas de seguridad como clientes, los remiseros que transportaban a los clientes y el trato inhumano al que eran sometidas: estas mujeres estaban obligadas a “atender” a doce o quince hombres por día, entre otras atrocidades. Las víctimas rescatadas contaron con la colaboración de un grupo de mujeres que desde una militancia religiosa aportaron ayuda y acompañamiento mientras prestaban declaración y permanecían detenidas. El periodismo se ocupó de publicitar el desarrollo del juicio y reproducir las preguntas del fiscal y de los jueces que se encontraban en una situación extraña, con asistentes que llegaban desde el Ministerio del Interior y mujeres provenientes de ONG conocedoras del tema. Empezaba a escucharse ruido allí donde todo había sido silencio y complicidades.</div>
<div style="font-family: arial, helvetica, sans-serif; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px; text-align: justify;">
Un Estado como el que existía hasta el momento en que se sancionó la ley era un Estado promotor de desvalimiento psíquico y social para quienes son víctimas y para la comunidad aferrada a imaginarios y simbólicas que legitiman la existencia de la trata. O sea, una corrupción de las pulsiones sociales que bordean la pulsión de muerte o la convocan. De este modo se produce el enlace entre este delito y la esclavitud.</div>
<div style="font-family: arial, helvetica, sans-serif; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px; text-align: justify;">
Los pensadores que no pensaron en trata pero sí en esclavitud.</div>
<div style="font-family: arial, helvetica, sans-serif; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px; text-align: justify;">
Si admitimos una interpretación libre de Hegel sabemos que el amo de buenas a primeras se ve reconocido por un esclavo, al que no le asigna ninguna dignidad. En El Seminario VII, “La Etica del Psicoanálisis” de Lacan se puede leer: “Encontramos en Hegel la desvalorización extrema de la posición del amo, pues hace de él, el gran chorlito, el cornudo magnífico de la evolución histórica...” Sobrevalora la posición del esclavo quien reconocería el valor de la autonomía y de la libertad en el Otro –esta es su ventaja–, ahora sólo le resta imponérsele y superarlo.</div>
<div style="font-family: arial, helvetica, sans-serif; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px; text-align: justify;">
El esclavo reconoce al amo como tal y se hace reconocer por él como esclavo. En este proceso se puede observar el sometimiento y adiestramiento por parte del esclavo ya que es él quien crea lo que el otro va a incorporar. Es el esclavo el que podrá evolucionar voluntaria y activamente, es decir, humanamente. No sucede de este modo cuando la subjetivación de estas mujeres ha sido interferida por el consumo de sustancias –drogas– golpes y amenazas sistemáticas, además de las violaciones cotidianas que las instituyen como cloacas, vertederos de semen de diez o quince sujetos por día.</div>
<div style="font-family: arial, helvetica, sans-serif; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px; text-align: justify;">
En el análisis que realiza Lacan de los textos hegelianos escribe, en “Función y Campo...”: “El esclavo sabe que es mortal, sabe también que el amo puede morir, puede aceptar trabajar para el amo y renunciar al gozo mientras tanto; y, en la incertidumbre en que se producirá la muerte, espera”. Añade: “... a partir de lo cual vivirá, pero en espera de lo cual se identifica a él pero muerto, y por medio de lo cual él mismo está ya muerto.” Que constituye una excelente descripción de lo que suelen expresar algunas víctimas cuando dicen que se sienten como muertas. Están muertas para el mundo debido a la invisibilización de su existencia. No hay registro hasta la actualidad, de su vida como víctimas. En todo caso se las reconoce como prostitutas por el que se supone el gusto de vivir del producto que les aporta su sexo. El discurso social habitual genera un linchamiento semántico separándola en segmentos corporales/sexuales. Les gusta el dinero que ganan, el servicio que prestan mediante su cuerpo. Es el pensamiento que habitualmente encontramos en la comunidad.</div>
<div style="font-family: arial, helvetica, sans-serif; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px; text-align: justify;">
Pero no es ése el punto, sino el estar muertas por no poder transformar la situación en la que se encuentran. La ley de estas esclavas es no poder pensar seriamente en liberarse, aunque algunas crean que van a poder cambiar su vida cuando hayan terminado de pagar su “deuda”, pero esa deuda es inextinguible: jamás finalizan de pagarle al rufián aquello que él les impone; deben restituir el dinero que se utilizó para su traslado (o secuestro), su comida, su ropa (¡!), sus remedios (raramente cuentan con alguna atención médica). Por otra parte, no disponen de medios concretos (papel, lapicera) donde poder anotar las sumas que le corresponderían por su “trabajo”. Es decir, carecen de posibilidades concretas para huir del encierro o/y fantasear con la huida.</div>
<div style="font-family: arial, helvetica, sans-serif; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px; text-align: justify;">
Es posible suponer en ellas estados de apatía aterrada asociable a ese “sentirse como muertas”; quizás sustituirían las vivencias de dolor como desarrollo de afecto, buscando obtener un enmudecimiento parcial de los afectos para paliar la actividad tóxica de cada día.</div>
<h3 style="font-family: arial, helvetica, sans-serif; font-weight: normal; line-height: 20px; margin: 10px 0px; padding: 0px; text-align: justify;">
<span class="fgprincipal" style="color: rgb(2 , 140 , 205); font-size: small;">El cuerpo</span></h3>
<div style="font-family: arial, helvetica, sans-serif; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px; text-align: justify;">
El suyo es un cuerpo que a veces finge el deseo –según el cliente– y en oportunidades no niega el asco, desobedeciendo el mandato del patrón; también el cliente es patrón, procede en sucesión de carnes torpes o tumultuosas pero que siempre arrastran. Arrastrar es la investidura permanente de cada acto sexual destinado a abolir la postura vertical ganada por los humanos, las humanas que fueron erguidas, ahora privadas de cualquier decisión. Ellas carecen, por intoxicación o historia personal, de mediaciones psíquicas que las ayuden a soportar la situación que supera la pérfida relación social establecida entre ella, el cliente y el rufián.</div>
<div style="font-family: arial, helvetica, sans-serif; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px; text-align: justify;">
La escena corrupta comienza al asumir el camastro que se ofrece cada día, interminable e inevitablemente. Es un indicador translingüístico que aporta el sentido clave de la trata y que define espacio “privado”, distinto del espacio público donde se ofrece prostitución urbanizada en la miríada de cartelitos pegados en los tachos de basura y en los postes de alumbrado callejero.</div>
<div style="font-family: arial, helvetica, sans-serif; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px; text-align: justify;">
Ella ya ha sido subjetivada como puta, por oferta y por presencia: éste es uno de los trucos de la trata, colocar a la víctima en la jaula, extorsionada y disponible, borrada del entorno mediante la pulsión de muerte socializada que se expresa en el delito tolerado y promovido por el imaginario a veces, otras por el fantasma: “la mujer sirve para eso”, insignia mayor del patriarcado. Que se torna extensible para la travesti y aquellxs personas trans que han sido incluidos en el régimen de la trata.</div>
<div style="line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif; font-size: x-small;"><b>* Publicado en Página/12 el día 17/12/2015 </b></span></div>
<div style="line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif; font-size: x-small;"><b>**Psicoanalista- Coordinadora del Programa Las Víctimas Contra Las Violencias</b></span></div>
<div style="font-family: arial, helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px; text-align: justify;">
<br /></div>
</div>
Programa Las Víctimas Contra Las Violenciashttp://www.blogger.com/profile/05429610205788576166noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-204951397123096914.post-27415545396856359272015-11-18T14:16:00.000-03:002016-08-24T18:55:26.051-03:00Eva Giberti sobre el abandono de bebés: “No existe el instinto materno en la mujer"<u><i><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Compartimos la siguiente nota realizada luego de una entrevista a la
Dra. Eva Giberti, coordinadora del Programa Las Victimas Contra Las
Violencias, en el programa de radio "Pazos en el aire" que conduce la periodista Nancy Pazos.</span></i></u><br />
<br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">La Coordinadora del Programa “Las Víctimas Contra Las Violencias”,
dependiente del Ministerio de Justicia, y presidenta del Consejo
Consultivo del Registro Único de Aspirantes a Guarda con Fines
Adoptivos, Eva Giberti, denunció que “el Estado no cuenta con
instituciones de prevención en relación al abandono de las criaturas”.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">En estos últimos días trascendieron tres casos en los que bebés
recién nacidos fueron abandonados por sus padres. En declaraciones al
programa de Nancy Pazos en Radio Uno 103.1, Giberti se refirió a la
problemática del abandono de criaturas: “Esto tiene dos miradas: por un
lado, la responsabilidad que le cabe al Estado; por otro, el accionar
del Servicio Social, que toma el caso cuando el abandono se realiza en
un Hospital, por ejemplo, que queda bajo la tutela de una institución”.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">La especialista apuntó que “el tema es diferente cuando un niño queda
abandonado en la estación de un subte por ejemplo. Ahí la criatura
queda en una situación de vulnerabilidad más compleja, de riesgo. La
mamá no pudo hacerse cargo de buscarle una zona de reparo a esa
criatura. Estas mujeres se ven obligadas a entregar la bebé de buena o
de mala manera porque no pueden hacerse cargo. Ahí es donde el estado
tendría que cubrir la necesidad de esa mujer”.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Giberti precisó que el abandono sucede debido a que “no existe el
instinto materno, es un mito, es algo con lo que cuentan los animales
pero no los seres humanos. Las mujeres no tenemos esa obligación
instintiva de amar a la criatura y de querer seguir adelante con ella
porque ya estamos atravesadas por la cultura. La mentalidad femenina de
ahora es ‘primero soy yo, primero mi vida’”. Y aclaró que esto “no
implica que la mujer sea degenerada, ni maldita, ni mala gente,
sencillamente no tienen un resguardo interno para hacerse cargo de una
criatura”.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">La psicóloga alertó del problema en algunos casos para las mujeres
que quieren dar su hijo en adopción: “Se puede dar al bebé en los
juzgados, en las fiscalías. Eso funciona perfectamente, cuando la mujer
con su embarazo avisa a una institución. El problema reside en que la
Institución le van a preguntar indefectiblemente por el padre porque la
Ley así lo establece. Y es eso lo que la mujer no quiere, es justo de lo
que está huyendo, no tiene intenciones de relacionarse con el padre”.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Finalmente, la especialista opinó que “hay que revisar el ‘derecho de
sangre’ que es muy primitivo” debido a que prima ese derecho porque se
considera “la familia del niño es la mejor opción”. “El problema es qué
mensaje le llegará el día de mañana a esa criatura de la mamá que la
dejó. Una cosa es la familia adoptante que está preparada para saber qué
hay que decir, a la familia consanguínea de la madre que tiene un
entripado ya con esa mujer y lo más probable es que baje línea”,
sostuvo.</span></div>
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif; font-size: x-small;"><b><br /></b></span>
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif; font-size: x-small;"><b>*Publicado en http://rouge.perfil.com el 17 de Noviembre del 2015 - http://bit.ly/1S1TQsz</b></span><br />
<br />Programa Las Víctimas Contra Las Violenciashttp://www.blogger.com/profile/05429610205788576166noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-204951397123096914.post-61238904480395473822015-11-02T16:58:00.002-03:002016-08-24T19:02:30.783-03:00LOS CUADRADITOS<div style="text-align: justify;">
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<span style="color: #565144; font-family: Georgia, Times New Roman, serif; font-size: 13px; line-height: 17px; text-align: left;"><b>*Por Eva Giberti</b></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">**En Europa hubo
épocas en las que algunas mujeres (pocas) eligieron vestirse como si fueran
hombres para demostrar su protesta contra la opresión de los varones; también
lo hicieron cuando pretendían ser escritoras/es. Para defenestrar la
subordinación denominada femenina George Sand, que había nacido “como mujer”,
ocupó un lugar en la historia no sólo por vestirse como varón sino por sus
aportes y su relación amorosa con Federico Chopin. La historia es
suficientemente conocida y George, no obstante su temperamente combativo,
despertó la admiración de innumerables caballeros de su tiempo. Entre ellos
Flaubert, quien en ocasión de su muerte escribió: “Había que conocerla como yo
la conocía para saber todo lo que había de femenino en este gran hombre...” O
sea la alternativa era insuperable: o era hombre o era mujer, tal vez los dos
sexos en una misma persona, pero no solamente travestida, sino una mujer que
pensaba como un hombre. Fenomenal confusión siempre oscilante entre los “dos
únicos sexos”. Sin embargo una historiadora, Annelise Maugue, avanzó otra
hipoótesis cuando escribió “Andrógina Sand, tal vez, pero puesto que tiene
genio es esencialmente hombre”. </span><br />
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Si bien en aquellos años se habían conocido
“rarezas sexuales” solo se podía admitir que los sexos eran dos. Si existía
algo más se evaluaba como aberración. No obstante, homosexuales varones y
mujeres se hacían presentes en las diversas sociedades con mayor o menor
aceptación por parte de aquella Europa del 1800 (la menor o mayor aceptación
incluía la pena de muerte, por ejemplo en Inglaterra en el año 1836). De las
personas homosexuales las comunidades se atrevían a opinar según las propias
convicciones, pero quedaban pendientes “las rarezas”, la existencia de personas
trans que no encajaban ni en los conocimientos habituales ni en la capacidad de
convivencia entre los humanos.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">El binomio hombre/mujer así como la aplicación
del concepto de mayoría estadística como garante y gerente de normalidad, y la
desestimación de las minorías evaluadas como “prescindibles” por ser
estadísticamente “menores” en cantidad, aún hoy constituyen ideas atascadas en
las corrientes históricas cuando se trata de visibilizar a las personas
trasgénero. Al mismo tiempo se enciende un interrogante mayor: ¿por qué pensar
que quienes NOS inscribimos con mayúscula en el Libro de la Vida (que según el
Apocalipsis contiene los nombres de las personas a las que Dios les regalará
vida) sintetizamos y representamos el universo de lo posible? Las personas transgénero,
¿no están inscriptas en ese Libro? ¿O sus nombres han sido borrados? ¿Por qué
inferimos que las disciplinas que pretenden abarcar la explicación y el trato
recomendable para convivir con las personas transgénero pueden tomar posesión y
clausurar la comprensión y el conocimiento de aquello que los transgéneros
sean? En realidad, correspondería certificar nuestras ignorancias. Escribo este
tema desde el año 1997 y dialogo con personas trans desde entonces; siempre
escucho un mismo reclamo: cuando es preciso completar un cuestionario para
buscar trabajo, para identificarse, para alquilar, para hacer un trámite
bancario (exceptuando algún banco privado) hay que llenar el cuadradito Sexo:
Hombre, Mujer según el binarismo tradicional. Es decir, nos mantenemos en el
primer paso del análisis ético, la negación de la existencia de quien no está
dispuestx a incluirse en una de esas geometrías. No se reconoce a las personas
trans ni se les concede lugar topográfico en el diseño que regula el
ordenamiento de la página. ¿Carece de importancia el detalle? Quizás no
interese para quien lea y no sabe que mientras mantengamos esta negación no
avanzamos hacia el segundo paso de la responsabilidad ética que es la
afirmación de la existencia del Otro quien tiene su estilo de ser que no es el
que estadísticamente representa una mayoría. </span><br />
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Y si no avanzamos en la afirmación
bloqueamos la posibilidad de instalarnos en la conciencia ética y crítica que
nos obliga a hacernos cargo del dolor malestar, injusticia, humillación que producimos.
Discriminamos. ¿Solo por inercia? ¿Por ahorro, para no imprimir nuevos
cuestionarios? No hagamos trampas. Contamos con legislación de avanzada para
asumir identidades, disponemos de información distribuida en los medios de
comunicación y cursos en las universidades, ley de cupo laboral para personas
trans, libros para niños y niñas que hablan de la diversidad y los movimientos
Lgttbi no pierden oportunidad para estar presentes en distintas actividades.
¿Entonces? La trampa reside en recitar las legislaciones y al mismo tiempo
trabar lo doméstico y cotidiano que excede la inclusión de otro cuadradito para
añadir al circuito Hombre Mujer anunciando la posibilidad de Otro género y dar
cabida a una dimensión que las personas trans discutirán. La presión necesaria
es la que describió Amancay Sacayán cuando narró cómo un hombre desconocido la
había golpeado en una confiteria por su condición de travesti, cuál fue el
procedimiento de gendarmería y el policial al intentar hacer la denuncia,
negándole todo apoyo y cómo finalmente el Inadi intervino (Página/12, 23 de
agosto de 2013). Persiste el intento de borrarlas del Libro de la Vida mediante
trampas que nieguen su existencia civil porque su género no tiene lugar entre
los cuadraditos o matándolas. De este modo las personas trans dejaron al
descubierto la dificultad que padece un pérfido universo de humanos cuando se
trata de asumir la responsabilidad ética de convivir con el género. La ausencia
de un cuadradito alcanza para desmoronar los discursos que se pretenden de
vanguardia.</span><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<br />
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif; font-size: x-small;"><b>*Coordinadora del Programa Las Víctimas Contra Las Violencias</b></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif; font-size: x-small;"><b>**Publicado en Página/12 el día 24 de Octubre de 2015</b></span></div>
</div>
Programa Las Víctimas Contra Las Violenciashttp://www.blogger.com/profile/05429610205788576166noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-204951397123096914.post-85841398627516902662015-09-11T14:20:00.000-03:002016-08-24T19:04:31.661-03:00LA IMPLICANCIA, UNA CLAVE QUE NO SE NOMBRA<div class="autor" style="border: 0px; color: #565144; line-height: 17px; padding: 0px 0px 0px 30px;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif; font-size: x-small;"><b> Por Eva Giberti *</b></span></div>
<div id="cuerpo" style="margin-top: 10px; padding-left: 30px;">
<div class="margen0" style="font-family: arial, helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px;">
<br /></div>
<div class="margen0" style="font-family: arial, helvetica, sans-serif; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; text-align: justify;">
**Los protagonistas implicados en el ataque sexual se incorporan en el ámbito de la implicancia o ligazónligadura que significa estar implicado o haberse implicado. La implicancia remite a la situación pasiva de la víctima e incluye la actividad de implicarse mediante la acción transgresora que el adulto elige y que lo ciñe a un niño o niña. (Cuando me refiera a víctima utilizaré la concepción de Hilda Marchiori en “Vulnerabilidad y procesos de victimización posdelictivos, vulnerabilidad de las víctimas”, en Revista Victimología 12, Encuentro, Grupo Editor, Córdoba): víctimas vulnerables “son los niños, las personas discapacitadas, ancianos, también los adultos que son agredidos por grupo delictivos, el crimen organizado y muy especialmente la vulnerabilidad de la víctimas del abuso de poder. Esta ya extrema vulnerabilidad se observa en las víctimas que son elegidas por el delincuente precisamente por su vulnerabilidad e indefensión y por la impunidad de los delincuentes”.) Es un circuito móvil que abarca a la víctima y al victimario cuyos cuerpos circunscriben:</div>
<div style="font-family: arial, helvetica, sans-serif; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px; text-align: justify;">
1) la acción del adulto que invade el cuerpo del niño (cuerpo/emoción; Scribano, A, “Sociología de los cuerpos/emociones”, en Revista Latinoamericana de Estudios sobre Cuerpos, Emociones y Sociedad, Nº10, diciembre 2012 /marzo de 2013).</div>
<div style="font-family: arial, helvetica, sans-serif; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px; text-align: justify;">
2) la criatura cuyo cuerpo/emoción la implica, involucrándola mediante la imposibilidad de oponerse de manera eficaz, al mismo tiempo que debe reconocer –por exceso– la cesión de su cuerpo/emoción.</div>
<div style="font-family: arial, helvetica, sans-serif; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px; text-align: justify;">
La primera vez que sucede el niño o la niña están obligados a protagonizar algo que difícilmente haya sido “pensado” por ellos, si bien pudo formar parte de sus fantasías de despedazamiento del cuerpo, de humillación, aun la devoración del mismo por sujetos despóticos que lo someterían asociadas a la sensación placentera que podría suscitarle lo terrorífico. Se trata de fantasías propias de los niños, relacionadas desde la primera infancia a su mundo instintivo y pulsional, lejanas de su concepción como hechos reales, aunque en algunos casos podrían generar terrores y conductas de aislamiento espantados por sus propios fantasmas.</div>
<div style="font-family: arial, helvetica, sans-serif; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px; text-align: justify;">
La fantasía y el temor de ser golpeados por sus padres (Freud, S. (1919), “Pegan a un niño, Contribución al conocimiento de la génesis de las perversiones sexuales”), particularmente por el padre, surge acompañada por la vivencia de humillación que resulta de esta fantasía. No podríamos superponer ni tratar como equivalentes el nivel fantástico y los episodios en los que la criatura se convierte en víctima. La perspectiva que aquí señalo es la que deriva de una hermenéutica referida al fenómeno de la implicancia –que no es un observable sino una inferencia a partir de los observables (comportamiento de los niños)– como componente necesario para el análisis de estos ataques por parte de los adultos y sus efectos en niños y niñas.</div>
<div style="font-family: arial, helvetica, sans-serif; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px; text-align: justify;">
Un sentido de la palabra implicancia refiere a algo que no puede estar ausente sino presente como clave de los hechos que se establecen entre los protagonistas mediante episodios insertos y desarrollados en un tiempo cronológico , lo cual la torna móvil e histórica. Corresponde también que estén presentes los procedimientos claves por medio de los cuales la implicancia evidencia su eficacia: elección de historiales, consulta bibliográfica, psicoterapia con víctimas vulnerables, diálogos con profesionales de los equipos que asisten al llamado de quienes denuncian abusos, recolección de datos en archivos de hemeroteca personal, intercambio con colegas, escucha de madres y familiares que acompañan a las víctimas, encuentro con jueces y defensores de menores.</div>
<div style="font-family: arial, helvetica, sans-serif; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px; text-align: justify;">
En el modelo que propongo, la implicancia es un continuo, una dimensión del tiempo subjetivado por la vivencia de haber quedado implicado según la narrativa de cada historial. Es tiempo/duración que existe según el estado de desvalimiento que haya producido como experiencia nueva en el niño. Es la persistencia del efecto del trauma que no se recorta solo en recuerdos y/o vivencias sino en las sensaciones del desvalimiento que son desconcertantes para el niño porque él ya no es él ,según las mismas expresiones de la víctima al decir “yo no era yo”. En ese misterio se apoya el continuo como una burbuja envolvente, algo que se sucede sin interrupción, repitiéndose y uniendo sus componentes (personas, circunstancias) entre sí en una implicancia insuperable.</div>
<div style="font-family: arial, helvetica, sans-serif; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px; text-align: justify;">
La implicancia fue gestada y puesta en acto durante un tiempo cronológico, en un momento particular (el abuso repetido o coyuntural), se sucede mediante la rememoración, odiosa y temible para el niño o en la defensa psíquica disociativa o escindida intentando sumergirse en otra dimensión del espacio/tiempo buscando zafar(se) de aquello “de antes, de entonces” que lo envuelve y aísla como si su mundo psíquico estuviera dentro de una burbuja la cual se adhiere a los distintos momentos del día, donde la criatura debe convivir “normalmente”.</div>
<div style="font-family: arial, helvetica, sans-serif; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px; text-align: justify;">
Este continuo es una trama de hilados gelatinosos y resbaladizos (como los que sostenían a Alien, el octavo pasajero, en la película dirigida por Ridley Scott), ante el intento de la víctima que desearía sujetar esa rememoración odiosa pero descubre la resistencia de esa textura que no se deja anudar para cerrarse, interrumpirse. Es un continuo que el niño habita por estar implicado y saber que así es (“lo sabido no pensado” al decir de C. Bollas en La sombra del objeto: psicoanálisis de lo sabido no pensado, ed. Amorrortu). Por eso es fatal mientras dura, sin que el tiempo cronológico la autorice a pensar, fantasear, desear un más tarde, un futuro del “ya se me pasará”. O bien una desmentida “no me pasó eso”, asociado a la imposibilidad, en los más pequeños (cero a cuatro años aproximadamente) para simbolizar una pregunta con palabras capaces de representar actos, situaciones y vivencias.</div>
<div style="font-family: arial, helvetica, sans-serif; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px; text-align: justify;">
Para el atacante existe otra dimensión del continuo regida por el ritmo de sus apariciones e intervenciones en tanto la satisfacción y el placer obtenidos funcionan anticipando “la próxima vez” que integra la definición del continuo.</div>
<div style="font-family: arial, helvetica, sans-serif; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px; text-align: justify;">
Esa cualidad del no cesar caracteriza las prácticas de las torturas que se enlazan en la espera de “la próxima vez” y se organizan como una estasis lenta y abarcativa, amplificante del momento en el que los hechos se sucedieron. Amplificante por la continuidad que actúa impregnando el psiquismo y la subjetividad del niño o la niña, sin más horizonte que su interioridad, donde no necesariamente encuentra el recuerdo de las escenas vividas. Se mantiene integrado en su medio, familia, escuela, con mayores o menores alteraciones, visibles o intuiblesiipero continuas ; la criatura mantiene su cotidianidad como un niño o niña, al margen de ser ahora un niño o niña “otro”/”a”.</div>
<div style="font-family: arial, helvetica, sans-serif; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px; text-align: justify;">
El continuo que marca su tiempo/duración/persistencia diferente del cronológico donde los hechos se produjeron y que corresponde a ese “niño otro” ; procede como si se generasen dos campos : aquél donde todo permanece aparentemente igual (el niño crece, concurre a la escuela, etc.), pero la estasis del continuo lentifica el ritmo de crecimiento y evolución psíquica que podrían desarrollarse.</div>
<div style="font-family: arial, helvetica, sans-serif; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px; text-align: justify;">
Un tiempo distinto se instaló en su interior como continuo: El espacio, los ritmos y los hechos dentro de la burbuja que circunda al niño no se desplazan; el niño conserva su vida, pero ese continuo que lo mantiene implicado con lo que le ocurrió incorpora un tiempo distinto, derivado de la carga libidinal de los actos invasivos. Los hechos sucesivos le acaecieron uno tras otro, no puede recordarlos con certezas pero sí se sabe a sí mismo implicado(comprometido) en ellos. Como si existiera una fuerza que succiona la presencia cotidiana del niño enajenándolo de sus actividades, lo pegotea con lo olvidado, reprimido, expulsado, conviviente y, al mismo tiempo, familiar. Es lo siniestro domesticado por la cotidianidad del psiquismo que habilita su presencia sin la verbalización de la palabra que”cuenta lo sucedido”,que es la que aporta existencia afectiva consciente y” estructuraría el inconsciente”.</div>
<div style="font-family: arial, helvetica, sans-serif; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px; text-align: justify;">
La situación traumática mantiene su eficacia durante un tiempo que no conocemos. La economía libidinal puede regir la situación en el psiquismo del niño, y parecería útil incorporar esta dimensión del continuo en tanto y cuanto acusa presencia y registro consciente o preconsciente de lo sucedido</div>
<h3 style="font-family: arial, helvetica, sans-serif; line-height: 20px; margin: 10px 0px; padding: 0px; text-align: justify;">
<span class="fgprincipal"><span style="font-size: small;">Cuerpos/emociones</span></span></h3>
<div style="font-family: arial, helvetica, sans-serif; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px; text-align: justify;">
La expresión cuerpos/emociones, tal como Scribano utiliza el sintagma (“La barra que inscribimos entre cuerpos/emociones implica una alusión sociologizada de sus usos en el psicoanálisis con la intención de mostrar la separación/unión, distancia/proximidad y posibilidad/imposibilidad entre objetos/discursos que le otorgamos a lo que ha sido pensado como subcampos dsciplinares separados, específicos distantes”), permite posicionar la idea de implicancia como un compromiso explícito entre los cuerpos/emociones de los participantes del acto abusivo y de quienes trabajamos con los datos pertinentes, las comunidades y épocas en las que se realiza y difunde el delito. Ya que la implicancia reclama los enlaces entre cuerpo y emociones unificados corporal y simbólicamente; no podría decirse “las emociones del niño” o “los ataques al cuerpo del niño”: serían frases inconsistentes. Es la expresión cuerpo/emoción la que sintetiza que es “allí en ese lugar de la palabra enhebrada” donde ocurrió todo aquello que define al abuso sexual , que incorpora determinado entorno.</div>
<div style="font-family: arial, helvetica, sans-serif; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px; text-align: justify;">
Este autor se opone a la diversificación de una sociología de las emociones y una sociología del cuerpo y elige hablar de una “sociología de la experiencia” que entreteja cuerpo, emociones, acción colectiva, conflicto, ámbito(entorno) y producción ideológica. Este entretejido es un paradigma de los historiales de abuso sexual donde convergen todos y cada uno de los puntos enunciados por el autor.</div>
<div style="font-family: arial, helvetica, sans-serif; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px; text-align: justify;">
Explica la utilización de los plurales de manera sintética: “el/los cuerpo(s) –al igual que la emoción– al ser considerados el resultado de la articulación de diversos/plurales espacios/procesos involucra en sus concreciones contingentes e indeterminadas múltiples determinaciones de lo concreto; (...). Ese concreto que es la escena del ataque y la seducción previa, el silencio del niño, la posterior revelación –o no– la credibilidad –o no– de sus palabras, las acciones de los adultos, la posición del abusador, la denuncia, el juzgado, el después y la escolaridad del niño. Para suturarse en los efectos del abuso sexual en el futuro.</div>
<div style="font-family: arial, helvetica, sans-serif; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px; text-align: justify;">
El texto de Scribano explica la alternativa que ofrece el sintagme de esos cuerpos/emociones “que los impliquen (a cuerpo/emociones) e “intersequen”: como espacio desde donde, más que perderse las diferencias, se recuperan como parte de una banda mobesiana (...). La imagen de banda mobesiana corresponde, en mi texto, a la idea de continuo donde la situación en la que se encuentra el niño víctima que no logra zafar de esa vuelta sin fin que puede reconocerse desde cualquier ángulo que se enfoque el recuerdo, la reminiscencia, las sobras de la representación reprimida y el ritmo que la torsiona desde el interior del cuerpo /emoción , desde las declaraciones en tribunales o ámbito forense y los comentarios familiares,</div>
<div style="font-family: arial, helvetica, sans-serif; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px; text-align: justify;">
La expresión cuerpo/emociones es útil como un operador “ designante del efecto espiralado que implica la relación “comienzo/paso/fin” estructurada tanto en los cuerpos como en la emociones”. Es un ritornello, un retornar a la idea de continuo como efecto espiralado que torna y retorna en un sinfín e implica un circuito que para la víctima constituye historia ,no siempre con un fin, pero con un comienzo inolvidable.</div>
<div style="font-family: arial, helvetica, sans-serif; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: 15px; margin-top: 15px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif; font-size: x-small;"><b><span style="line-height: 1.5em;">*Coordinadora del Programa Las </span><span style="line-height: 24px;">Víctimas</span><span style="line-height: 1.5em;"> Contra Las Violencias</span></b></span><br />
<div style="line-height: 1.5em;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif; font-size: x-small;"><b>**Publicado en Página/12 el día 10 de septiembre de 2015</b></span></div>
</div>
</div>
Programa Las Víctimas Contra Las Violenciashttp://www.blogger.com/profile/05429610205788576166noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-204951397123096914.post-47273620540579577632015-09-11T14:06:00.001-03:002016-08-25T12:24:13.564-03:00ADOPCIÓN Y ELECCIONES PRESIDENCIALES<div class="autor" style="border: 0px; color: #565144; line-height: 17px; padding: 0px 0px 0px 30px;">
<div style="font-family: arial, helvetica, sans-serif;">
<br /></div>
<span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif; font-size: x-small;"><b>*Por Eva Giberti</b></span><br />
<div style="font-family: arial, helvetica, sans-serif;">
<br /></div>
</div>
<div id="cuerpo" style="color: black; font-style: normal; font-variant-caps: normal; font-variant-ligatures: normal; letter-spacing: normal; line-height: 17px; margin-top: 10px; padding-left: 30px; text-align: left; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; word-spacing: 0px;">
<div class="margen0" style="font-family: arial, helvetica, sans-serif; font-weight: normal; line-height: 1.5em; margin: 0px 0px 15px; text-align: justify;">
La reunión familiar se había armado inesperadamente. La solicitud del hijo adoptivo apareció sin que se la esperase. Con motivo de la última votación, el hijo mayor, con sus dieciséis años, había planteado un argumento imprevisto: “Si voy a usar mi documento para votar necesito conocer a mi mamá, saber quién fue, por qué me puso en adopción. Y si tengo hermanos. Yo quiero ir a conocerla antes de votar...”</div>
<div style="font-family: arial, helvetica, sans-serif; font-weight: normal; line-height: 1.5em; margin: 15px 0px; text-align: justify;">
El derecho a conocer sus orígenes, anterior al actual Código Civil, es indiscutible; podían encontrarse diferencias en cuanto a la edad de los hijos para que empezaran con ese trámite, pero les asiste ese derecho.</div>
<div style="font-family: arial, helvetica, sans-serif; font-weight: normal; line-height: 1.5em; margin: 15px 0px; text-align: justify;">
El argumento de la votación era un distractor, un desplazamiento muy efectivo que el hijo había compaginado para reclamar por su “derecho a saber”. Reproducía de ese modo una situación en la que fue una hija adoptiva, en otra oportunidad, quien había elegido el mismo argumento. Como si instalarse en la nómina de ciudadanos, reconocidos como tales mediante el voto, los autorizase a un derecho del cual oficialmente gozaban.</div>
<div style="font-family: arial, helvetica, sans-serif; font-weight: normal; line-height: 1.5em; margin: 15px 0px; text-align: justify;">
La relación hijos adoptivos y votación de un candidato político encuentra, en estos dos historiales, una culminación explícita mediante un discurso concreto: “quiero conocer a la mujer que me tuvo”, o bien “a mi mamá de veras” o “a mi mamá de antes”, según haya sido la elaboración que cada adoptivo realice de esa información inicial proveniente de los padres: “Estuviste en otra panza”.</div>
<div style="font-family: arial, helvetica, sans-serif; font-weight: normal; line-height: 1.5em; margin: 15px 0px; text-align: justify;">
Pero los diálogos con los adoptivos adolescentes, si tienen que votar, parecen desatar sensaciones y curiosidades que permanecían en silencio, adormecidas o negadas, por lo menos de acuerdo con lo que apareció en las consultas desde que los dieciséis años garantizaban una nueva identidad: ser reconocidos como aquellos que podían elegir a quienes habrían de representarlos, también gobernarlos.</div>
<div style="font-family: arial, helvetica, sans-serif; font-weight: normal; line-height: 1.5em; margin: 15px 0px; text-align: justify;">
Parecería que necesitasen incorporar un nuevo interrogante acerca de “Quién soy”, como si dijeran: “Mi país ahora me convoca para que haga lo mismo que todos los ciudadanos, pero resulta que yo no soy como todos porque vengo de otra historia”.</div>
<div style="font-family: arial, helvetica, sans-serif; font-weight: normal; line-height: 1.5em; margin: 15px 0px; text-align: justify;">
No resulta complicado explicarles e interpretarles que el tema de fondo no reside en la votación sino en volver a pensar en su identidad y reconocer que ser adoptivo forma parte de una constitución familiar legalmente instituida, pero surgen dos tipos de problemas: aquellos que implementan el derecho al secreto del voto y se vuelcan sobre el secreto de sus orígenes para poder hablar del tema, y los otros, como en los dos historiales que cito, que recurren a la votación como forma de desentrañar el secreto reclamando conocer a la madre de origen. (Debo aclarar que solicité la autorización de estos adolescentes para poder escribir acerca de este tema.)</div>
<div style="font-family: arial, helvetica, sans-serif; font-weight: normal; line-height: 1.5em; margin: 15px 0px; text-align: justify;">
El diálogo con ellos debió alternarse –en alguna oportunidad– con la consulta de los padres que no esperaban esta complejización de la adopción: “Veníamos muy bien, nunca tuvimos problemas con él, siempre supo que era adoptivo, parecía que lo había entendido y ahora aparece queriendo conocer a la que llama su mamá como si nosotros no fuésemos sus padres...”</div>
<div style="font-family: arial, helvetica, sans-serif; font-weight: normal; line-height: 1.5em; margin: 15px 0px; text-align: justify;">
Hace cincuenta años que explico, escribo y difundo que la preparación para una adopción está muy lejos de pensar exclusivamente en “los niños y las niñas que se adoptan”, más aún en “los bebés que se reciben en guarda”. Cuando los hijos adoptivos crecen, pueden imponer sus derechos desde lugares impensados que movilizan la calma lograda por la familia adoptante; así sucede en estos historiales que merecerían dedicarles un capitulo titulado “La adopción y las elecciones para candidatos a diputados, senadores, intendentes y presidentes”.</div>
<div style="font-family: arial, helvetica, sans-serif; font-weight: normal; line-height: 1.5em; margin: 15px 0px; text-align: justify;">
Este reconocimiento del hijo adoptivo en calidad de votante asociado con el secreto del “cuarto oscuro” –alterado por la ausencia del mismo en las votaciones que no lo instalan detrás de una puerta o cortina– parecería arrastrar el doble juego del secreto y el reconocimiento de una nueva identidad, al incluirse los adoptivos en el universo de los votantes que serían como una nueva “familia” con características propias no necesariamente sintónicas con los adoptantes. Más aún, una adolescente me decía: “Si en mi familia esperan que yo vote a Fulano, ¡nunca! ¡Yo voy a votar a Zutano!”</div>
<div style="font-family: arial, helvetica, sans-serif; font-weight: normal; line-height: 1.5em; margin: 15px 0px; text-align: justify;">
La cuestión reside en la desobediencia autorizada por la intimidad del voto, también en el argumento para demandar: “Ahora me corresponde conocer a mi mamá de origen”. Y para los padres hacerse cargo que al adoptar se asume la responsabilidad por un futuro adulto: la convención de los Derechos del Niño es explícita: hasta los 18 años se consideran esos derechos.</div>
<div style="font-family: arial, helvetica, sans-serif; font-weight: normal; line-height: 1.5em; margin: 15px 0px; text-align: justify;">
Con la votación a los dieciséis años fue preciso reformular el acompañamiento de los padres adoptantes porque tanto la aparición de una nueva independencia por parte del adoptivo (para seleccionar candidatos políticos), como la utilización del acto de votar como crecimiento identitario: “Quiero conocer a la mujer que me tuvo, a mi mamá...”, producen una inquietante, sí que fecunda, movilización moral y cívica en las familias adoptivas.</div>
<div style="font-family: arial, helvetica, sans-serif; font-size: 13px; font-weight: normal; line-height: 1.5em; margin: 15px 0px; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="line-height: 1.5em; margin: 15px 0px; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif; font-size: x-small;"><b>* Coordinadora del Programa Las Víctimas Contra Las Violencias. </b></span><br />
<span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif; font-size: x-small;"><b>**Publicado en Página/12 el 3 de Septiembre del 2015</b></span></div>
</div>
Programa Las Víctimas Contra Las Violenciashttp://www.blogger.com/profile/05429610205788576166noreply@blogger.com0