DURANTE UNA FIESTA PRIVADA EN SAN ISIDRO, ATACARON A GOLPES A UNA PAREJA GAY. A Pedro Robledo lo atacaron a golpes por ir de la mano con su novio, Agustín Sargiotto, durante una fiesta a la que habían sido invitados por los dueños de casa. “El Papa es argentino, no puede haber putos argentinos”, le gritó uno de los agresores.
Publicado en Página/12. "Sociedad".
26.03.2013
No hicieron más que bailar y besarse, como tantas otras parejas de una fiesta privada en la localidad bonaerense de San Isidro. Y mientras caminaban de la mano alguien se acercó y les pidió que se separaran. “¿Y por qué?”, quiso saber Pedro Robledo, quien había ido con su novio, Agustín Sargiotto, a la fiesta de bienvenida de unos conocidos que llegaban de Estados Unidos. El intruso les espetó que estaban ante una familia católica y lo que hacían era “un pecado”. “Yo también soy católico y comulgo”, contestó Pedro y recibió la primera trompada. El ataque, que fue sumando agresores, ocurrió en la madrugada del domingo pasado. “El Papa es argentino, no puede haber putos argentinos”, dijo uno de los atacantes en medio de la golpiza. Hoy ambos presentarán una denuncia ante el Instituto Nacional contra la Discriminación, bajo el patrocinio de la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans (Falgbt); ayer acudieron a la Justicia Penal.
“Yo pensé que era un chiste”, comentó ayer Robledo, de 21 años, cuando oyó que le pedían que soltara la mano de su novio. Había ido a la fiesta porque una de las personas agasajadas era conocida de su novio, de 20, y se prendieron sus dos hermanas y otros amigos; el grupo, en total, era de treinta personas. La agresión, según relató este joven, ocurrió pasadas las 3, en los jardines de una casaquinta. “Esta es una casa católica, están ofendiendo a toda la fiesta y a la familia”, le recriminó uno de los invitados. “Pero si nos invitaron los dueños”, respondió Robledo.
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“Yo pensé que era un chiste”, comentó ayer Robledo, de 21 años, cuando oyó que le pedían que soltara la mano de su novio. Había ido a la fiesta porque una de las personas agasajadas era conocida de su novio, de 20, y se prendieron sus dos hermanas y otros amigos; el grupo, en total, era de treinta personas. La agresión, según relató este joven, ocurrió pasadas las 3, en los jardines de una casaquinta. “Esta es una casa católica, están ofendiendo a toda la fiesta y a la familia”, le recriminó uno de los invitados. “Pero si nos invitaron los dueños”, respondió Robledo.
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