El Programa Las Víctimas Contra Las Violencias del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, con la coordinación de la Dra. Eva Giberti, tiene como finalidad principal poner en conocimiento de la víctimas cuáles son sus derechos para exigirle al Estado el respeto de los mismos y la sanción de las personas violentas que la hayan agredido. De este modo, se busca que la víctima supere su pasividad y reclame por sus derechos.

miércoles, 3 de julio de 2013

"Adopción y embriones"

“UNA VARIABLE PROPIA DE LA EPOCA”. La autora advierte que “durante los últimos diez años las consultas propuestas por familias adoptantes introdujeron una variable propia de la época, en la que las nuevas técnicas productivas implantaron su eficacia. La modalidad consiste en inscribirse pensando adoptar una criatura y al mismo tiempo iniciar tratamientos para resolver problemas de fertilidad”. 

Publicado en Página/12. "Psicología".
09.05.2013 

Por Eva Giberti.
Coordinadora del Programa "Las Víctimas Contra Las Violencias"

Durante los últimos diez años las consultas propuestas por familias adoptantes introdujeron una variable propia de la época, en la que las nuevas técnicas productivas implantaron su eficacia.

La modalidad, que consiste en inscribirse pensando adoptar una criatura y al mismo tiempo iniciar tratamientos para resolver problemas de fertilidad, condujo a posicionar al adoptivo como un niño o niña “por las dudas”. Es decir, aquel o aquella que podría ser recibido como hijo si las técnicas de fertilización fracasaban; niño que se encontraría en posición de suplencia en relación con un hijo engendrado. Queda momentáneamente instalado en la espera imaginaria como efecto del compromiso pulsional de los adultos, que buscan una consanguinidad obtenida mediante la terceridad que el laboratorio/empresa incorpora. Cuando la familia se compagina mediante un hijo adoptivo (habiendo existido o existiendo la alternativa de la fertilización asistida), sería posible preguntarse si esa variable en el origen (“Quiero tener un hijo de mi sangre, pero si no lo logro, por las dudas, porque un hijo quiero tenerlo –frase reiteradamente textual– incluyo la opción de un adoptivo”) afectará el intercambio simbólico posterior entre esos padres y la criatura. No resultaría posible anticiparlo, sólo observar el comportamiento de los padres durante el tiempo de las consultas y escuchar a los niños y a las niñas adoptados: cualquiera de ellos puede decir –como sucedió– “Si te hubiera salido bien la fertilización, yo no estaría aquí ahora...”. Comentario que en otro nivel reproduce la frase escuchada por su madre durante años: “Si vos te hubieras casado con otro hombre, yo no hubiera nacido. Porque el que tiene el problema es papá...”. Son las particulares instancias de subjetividad que desarrollan los hijos adoptivos insertos en las tramas de los comentarios familiares que escucharon y que jaquean la narrativas clásicas referidas a “la identidad del adoptivo”.

Los hechos que se presentan actualmente tienen una nueva característica: la pareja que, ante la cercanía de una guarda por adopción consultan: “Tenemos dos embriones congelados que no usamos, están guardados, preferimos esperar porque nos prometían un bebe en adopción. Es casi seguro, entonces... esos embriones... Porque cuando llegue el hijo adoptivo no los vamos a usar... pero, tenerlos guardados... es un problema...”.

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