MASIVA MARCHA DEL ORGULLO LGBTIQ EN AVENIDA DE MAYO. Los ya tradicionales camiones desbordaron de música y euforia, con humor, reconocimiento a políticos y personajes, y el abucheo del año. El lema fue “Educación en la diversidad para crecer en la igualdad”.
Publicado en Página/12. "Sociedad".
11 de Noviembre de 2012.
Cuando caía la noche, más de cien mil personas llegaban hasta la Plaza del Congreso al ritmo de la música electrónica que, como cada año en los primeros días de noviembre, marca el paso de la diversidad. En su edición número veintiuno, la Marcha del Orgullo Lgbtiq (la incorporación de la “Q” es por “queer”) demostró que ya es más un ritual de puertas abiertas que un evento limitado a la valentía y la imaginación de algunos y algunas. “Educación en la diversidad para crecer en la igualdad”, el lema que convocó este año, acompañaba también la primera marcha realizada en vigencia de la Ley de Identidad de Género. Con camiones que desbordaban euforia y música, familias, adolescentes (muchas, muchos), regueros de purpurina, disfraces y hasta uniformes (de leathers, de osos), la bandera multicolor de la diversidad sembró, primero, Plaza de Mayo –donde la feria de cada año y un escenario acompasaban la espera– y, después, el camino más bailado que caminado por Avenida de Mayo hasta el escenario final. Al cierre de esta edición, recién se extinguían los fuegos artificiales que coronaron el encuentro luego de los shows musicales ante el Congreso.
Al promediar la tarde, una Sailor Moon altísima y morocha bajaba de un taxi ante la Iglesia de Santo Domingo, sobre los adoquines de la calle Defensa. Detrás bajaba una geisha que no le iba en zaga en altura, look y prestancia: la calle estaba cortada porque, aunque era temprano, la Plaza de Mayo ya estaba copada por la Feria del Orgullo. Espacio para paliar la espera, pero ante todo para los primeros saludos y encuentros entre una concurrencia cada vez más numerosa y variada pero de todos modos con el saludo fácil, en la Plaza se podía encontrar desde un camión del Registro Nacional de las Personas –donde explicaban la Ley de Identidad de Género y tramitaban DNI– hasta un taller de pins –cada cual hacía su dibujo, estampaba su consigna en un papel y lo podía convertir en emblema–, pasando por remeras y hasta algo dulce (“como viene Celeste, hacemos tortas clásicas”, rezaba el cartel que, para ofrecer tortas de naranja o manzana, bromeaba con el recital de cierre de la cantante Celeste Carballo). Convertida en zona laberíntica, la Plaza albergaba también carpas de las organizaciones de la diversidad (la Federación Argentina LGBT, la Comunidad Homosexual Argentina –CHA–, 100% Diversidad y Derechos, ATTA –Asociación Travestis Transexuales Transgéneros Argentina–) y otras para los espacios dedicados a la diversidad en distintos partidos políticos. Sobre Avenida de Mayo, Rosita, del programa Pasión de Sábado, era tan entrevistadora como celebridad ante quien hacían cola quienes querían hablar para su cámara. Un poco más allá, pasaban la artista Lady Barby, la legisladora porteña María Rachid, el activista César Cigliutti, y matrimonios como el de Martín Canevaro y Carlos Alvarez.
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