Con el alma y la mente sensibilizadas… Así quedamos muchos de los asistentes al congreso internacional sobre tortura y tratos degradantes que el Ministerio Público de la Defensa organizó el jueves y viernes pasados en la Biblioteca Nacional. La conmoción habrá sido mayor entre los legos en la materia, porque por primera vez nos asomamos a una realidad sospechada, apenas sugerida en algunos medios de comunicación, pero sólo confirmable en un encuentro capaz de reunir a referentes de variadas disciplinas, con el propósito de abordar los diversos aspectos de una problemática tan compleja como silenciada.
Eva Giberti, Eugenio Raúl Zaffaroni, Daniel Rafecas, Felipe Pigna, Jorge Taiana, Guido Carlotto, Horacio Cecchi son los nombres más reconocibles en la lista de panelistas que contribuyeron al objetivo principal del evento: visibilizar las distintas formas de violencia institucional y denunciarlas como pesadísima herencia del pasado (reciente y lejano, autóctono y vinculado con la historia de la civilización occidental). La participación de estas siete figuras resultó fundamental no sólo en términos de convocatoria (tengamos en cuenta que la tortura y sus derivados distan de ser un ítem prioritario en la agenda ciudadana) sino porque todos ellos probaron que el tema es irreductible a las consideraciones técnicas del Derecho: en efecto, terminamos de entenderlo mejor a la luz de la psicología, la Historia, el pensamiento filosófico, el periodismo, la experiencia de la función pública.
Eva Giberti, Eugenio Raúl Zaffaroni, Daniel Rafecas, Felipe Pigna, Jorge Taiana, Guido Carlotto, Horacio Cecchi son los nombres más reconocibles en la lista de panelistas que contribuyeron al objetivo principal del evento: visibilizar las distintas formas de violencia institucional y denunciarlas como pesadísima herencia del pasado (reciente y lejano, autóctono y vinculado con la historia de la civilización occidental). La participación de estas siete figuras resultó fundamental no sólo en términos de convocatoria (tengamos en cuenta que la tortura y sus derivados distan de ser un ítem prioritario en la agenda ciudadana) sino porque todos ellos probaron que el tema es irreductible a las consideraciones técnicas del Derecho: en efecto, terminamos de entenderlo mejor a la luz de la psicología, la Historia, el pensamiento filosófico, el periodismo, la experiencia de la función pública.
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