“Lo que usted quiere por encima de todo
es evitar problemas antes que comprender.”
Jock Young
es evitar problemas antes que comprender.”
Jock Young
**Mundo joven: Deseos de aventuras, lo más lejos
posible del hogar familiar que para ellos es un campo minado de
antigüedades y prejuicios. Reproduzco algunos comentarios de adolescentes que
han empezado a usar distintas sustancias tóxicas y argumentan largamente: “La
familia insiste con las advertencias contra las drogas, lo mismo que los
médicos, especialistas y comunicadores sociales, todos igualmente aburridos y
negativos. Los padres, que hablan de lo que no saben porque repiten lo que dice
la tevé, nunca estudiaron el tema drogas, no lo conocen y no saben tampoco lo
que es probar, porque hay que probar; hay que esperar el mejor boliche y
la oferta del compañero o del tipo mayor que sabe muy bien lo que vende, pero
empieza ofreciéndotela gratis. Los que están en otro mundo, no entienden,
nosotros llegamos desde un tiempo más adelantado, ¿como vas a vivir sin probar?
Probar es necesario. Cuando empiezan con que después no se puede salir... Nadie
piensa en salir, solo nos interesa entrar en el estado perfecto de placer y del
todo se puede que la Cosa te produce. Y si no probás… te vas a perder conocer
qué se siente. La gente cree que hay que vivir sintiendo lo que ya se conoce.
Pero esto es sentir lo que no sabemos hasta que probás. De eso no te van a hablar
los padres porque sienten como se sentía antes y quieren explicarte que lo
nuevo es malo. Además cuando quiero dejar, dejo, la corto. O no la
corto y sigo, único problema es la plata que precisás, al final se
consigue”. Continúan argumentando, convencidos. “Antes te presionaban con el
sida, pero a mí no me va a pasar… Todos sabemos cómo queremos probar…”
La cuestión es ésa, “estar todos iguales”, la
intolerancia a la diferencia entre pares, ninguno que se prive de probar, la
búsqueda desesperada por incorporarse en el montón de “los que saben y se
convidan con la sustancia que comparten”. Aunque sientan miedo antes de
probar, como a alguno le sucede, precisan igualarse sin distinciones. Buscan la
diferencia con los adultos, sujetos despreciables y solamente existentes como
surtidores de dinero para comprar la sustancia que precisan. Detrás de estos
discursos, desolación.
Las diferencias que aparentan en las ropas y en los
cortes y teñidos de cabello definen pertenencia, otra manera de igualarse. Con
lo cual reproducen la tradicional cultura de los adolescentes desde cuando
todos se convirtieron en hippies y roqueros. Una desesperada fuga del mundo
adulto, como históricamente les sucedió a los adolescentes. Es lo que parece no
comprenderse cuando se intenta prevenir: advertirlos. Sin éxito mientras ellos
levanten la causa del probar para saber cómo se siente cuando se siente lo
nuevo.
Algunos de los que hablan y cuentan son aquellos que
empiezan a asustarse cuando advierten que no pueden salirse de la trampa y que
las intervenciones de los técnicos y de los padres que pudieron avanzar durante
los primeros tiempos responden a una lógica. Se dan cuenta que pueden
respaldarse en ellos, aunque peleándose y desafiando. Aportan otra versión del
“probar”: Nos cuentan, y lo describen en los medios de comunicación: “Yo solo
quería probar… Ver cómo era, la primera vez no me gustó mucho, pero quise
segur, para ver…” Probar es una forma de ensayar para encontrar una sensación
nueva en sí mismo, descubrirse en ese ensayo que espera les traiga una
respuesta nueva, que es lo que buscan. Respuestas nuevas encendidas dentro de
ellos y de ellas.
Es necesario comprender que la búsqueda es la que
avanza hacia una nueva respuesta que no esperan encontrar “fuera de
ellos” en el mundo adulto circundante. Aunque ellos mismos en oportunidades
sean adultos de 20 o 24 años. En alguna parte debe haber algo más, la respuesta
a una pregunta que no saben cómo formular pero que traduce el desasosiego de
sentirse perdidos en un entorno, en un mundo, que no les contesta lo que
esperan, que tampoco saben qué es. Y la droga es una promesa que otros han
capitalizado y cuentan cuán bien les va cuando “se dan” con determinadas dosis.
Recomendar, advertir, hablar, aconsejar, informar
son los recursos con los que contamos, pero resultan escasos cuando la clave
reside en “probar”, ensayar en mí mismo. Tal vez, como bien lo saben los
profesionales que acompañan a los que prueban, sea conveniente hacerse cargo de
la necesidad de ir en busca de “otra cosa” que el mundo circundante no está
dispuesto a ofrecerles. Porque tampoco sabemos si existe. Exceptuando el
comprender.
*Coordinadora del Programa Las Víctimas Contra Las Violencias
** Artículo publicado en Página/12 el día 31 de Marzo del 2017
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