Publicado en Página/12. "Suplemento LAS12".
Viernes, 19 de octubre de 2012
Por Luciana Peker
La mujer había sido violada en distintos prostíbulos donde era explotada por redes de trata. Logró escapar. Pidió un aborto no punible que fue vociferado por el jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri. La asociación Pro Familia presentó un amparo ante la jueza Myriam C. Rustan de Estrada –que ahora enfrenta un jury de enjuiciamiento– y logró suspender la práctica. Después, la Corte Suprema de Justicia volvió a darle a la mujer el derecho contemplado por el Código Penal desde 1921. Pero no se trata de un caso sino de muchos.
No fue un error, un exceso, ni una excepción. La estrategia de los sectores más conservadores es utilizar a supuestos expertos/as en bioética o a asociaciones pro vida o pro familia para obstaculizar los abortos legales, manipular a las víctimas (a las que suelen atormentar con imágenes falsas de fetos “llorando” o tentarlas con ofertas económicas) y generar una falsa polarización en la opinión pública. No se trata de actos o personajes aislados, sino de una estrategia que funciona en la Argentina y en el mundo.
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