El Programa Las Víctimas Contra Las Violencias del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, con la coordinación de la Dra. Eva Giberti, tiene como finalidad principal poner en conocimiento de la víctimas cuáles son sus derechos para exigirle al Estado el respeto de los mismos y la sanción de las personas violentas que la hayan agredido. De este modo, se busca que la víctima supere su pasividad y reclame por sus derechos.

miércoles, 10 de julio de 2013

"La violencia obstétrica es violencia de género"

SEMANA MUNDIAL DEL PARTO RESPETADO. Invisibilizada aunque no invisible para quienes la soportaron, la violencia obstétrica es una práctica demasiado habitual: mujeres obligadas a parir solas –cuando la ley dice que tienen derecho a estar acompañadas por quien ellas decidan–, inmovilizadas, separadas de sus hijos en el instante siguiente al nacimiento, cesáreas innecesarias. Desde la comisión que elabora sanciones contra la violencia de género –Consavig– se puso a disposición un modelo de denuncia y un instructivo para terminar con la impunidad. 

Publicado en Página/12. "Suplemento LAS12".
24.05.2013 

Jesica tiene 26 años, ha vivido toda su vida en La Boca y al momento de parir, todavía no hace un mes, fue al hospital Argerich, donde la atendieron desde el primer momento de un embarazo que no había buscado pero empezó a desear desde el mismo momento en que decidió, conscientemente, que quería que llegara a término. Es una joven aguerrida, no sabe quedarse callada, no quiere quedarse callada porque es así, hablando, gritando si es necesario, como supo resistir, siendo todavía una niña, a la violencia que su papá ejercía sobre ella. Y no iba a quedarse callada justo en el momento en que su hijo empezaba dentro suyo esa danza conjunta que es el proceso de parto y nacimiento. Estaba ansiosa cuando llegó al hospital. Había tenido algunas complicaciones en el último tramo del embarazo, así que el hospital se había convertido en algo así como su segunda casa. Por eso no era miedo lo que sentía sino ganas de atravesar ese momento intransferible aunque tantas veces relatado en la familia, entre sus amigas. Los dolores de parto ya se hacían sentir, distintos de cualquier otro, soportables hasta el momento de llegar a la guardia, cada vez un poco más intensos, arrasadores como una marea que la obligaban a agacharse, a masajearse la cintura, a colgarse del cuello de su compañero, mucho más temeroso que ella, silencioso frente a sus gemidos, sin más que hacer que darle algunos mimos, ni más ni menos que lo que Jesica quería, lo que Jesica necesitaba.

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