El Programa Las Víctimas Contra Las Violencias del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, con la coordinación de la Dra. Eva Giberti, tiene como finalidad principal poner en conocimiento de la víctimas cuáles son sus derechos para exigirle al Estado el respeto de los mismos y la sanción de las personas violentas que la hayan agredido. De este modo, se busca que la víctima supere su pasividad y reclame por sus derechos.

jueves, 29 de diciembre de 2011

Información

Desde la Coordinación del Programa "Las Víctimas Contra Las Violencias" se informa que se ha presentado una serie de nuevos proyectos para el año 2012, los cuales están destinados a la atención y acompañamiento a las víctimas de violencia.

Información

El Programa "Las Víctimas Contra Las Violencias" saluda cordialmente a tod@s sus integrantes y les agradece su fecunda labor durante el año 2011.

Información

El día 29 de Diciembre de 2011 se realizó un almuerzo de fin de año en el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación.
El señor Ministro de Justicia y Derechos Humanos, Dr. Julio C. Alak, invitó a distintos funcionarios y funcionarias de la institución, entre ellos a la Dra. Eva Giberti, Coordinadora del Programa "Las Víctimas Contra Las Violencias".

"Ciudadanas en situación de calle"

EXPERIENCIA DE TRABAJO COMUNITARIO. En un merendero parroquial que reúne a mujeres en situación de calle, la intervención de dos psicólogas contribuyó a pasar, de una situación caracterizada por la desunión y la mera demanda asistencialista, a la perspectiva de una red, en la que estas mujeres –escuchándose, compartiendo relatos, saberes y proyectos– empiezan a ejercer su ciudadanía.

Por Ruth Graciela Melnistzky.
Psicóloga. Docente universitaria.
Directora de la revista Diagnosis.

Publicado en Página/12. "Sociedad"
Jueves, 29 de Diciembre de 2011.


Desde mediados del presente año venimos realizando –con la licenciada Virginia Cracco– una experiencia con mujeres en situación de calle en una parroquia del barrio de Congreso. Fuimos convocadas con la idea de participar quincenalmente en el horario en el que concurrían a tomar su merienda. Además de comida, se les proporciona ropa limpia e instalaciones para asearse. La atención de las mujeres, que asisten dos veces por semana, es coordinada por una persona laica y un grupo de voluntarias que las ayudan en la elección de distintas indumentarias y en los turnos para el aseo personal. El objetivo de la organizadora de este espacio “merendero” es convertirlo, en el futuro, en un refugio para mujeres sin techo. El encuentro quincenal que desarrollamos se inició en el marco de una ida y vuelta de mujeres que, instaladas en diferentes mesas, sin intercambio ni diálogo alguno entre ellas, esperaban ser llamadas para elegir ropa y bañarse. Su aspecto personal no es en general desaliñado, muchas de ellas se muestran coquetamente vestidas y distan del estereotipo previsto para las personas que se encuentran en situación de calle.

Sus edades oscilan entre los 18 y los 65 años, aunque unas pocas son mayores. En su mayoría son argentinas, todas desocupadas y algunas tienen a su cargo hijos de corta edad. En ciertos casos reciben pequeños subsidios del Gobierno de la Ciudad o de la Nación.

Muchas de ellas viven directamente en la calle, por ejemplo en la Plaza Congreso; otras, en las antesalas de las guardias de hospitales, donde informalmente se les permite pernoctar. No muchas residen en refugios del Gobierno de la Ciudad, en los que las condiciones están muy alejadas del mínimo grado de respeto por la necesidad del usuario –el horario de ingreso es muy restrictivo, tienen que cambiar de cama cada vez y la falta de espacio genera situaciones violentas–; otras viven en pensiones u hoteles precarios. Unas pocas viven con su familia.

Casi todas, luego de haber tenido una vida de mujer común, han perdido paulatinamente y, por diferentes y múltiples circunstancias, su lazo social. En general tienen estructuras psíquicas lábiles, y diversas causas convergieron para que llegaran a esta situación: rupturas de vínculos amorosos donde el sustento económico de la pareja era el hombre, proveedor además de la vivienda; pérdida de trabajo a fines de los ’90, con imposibilidad de afrontar el costo del alquiler o la pensión; alejamiento del trabajo por retiros voluntarios; dificultad para reinsertarse laboralmente por carecer de domicilio comprobable; incapacidad para realizar trabajos en forma autónoma y quebrantamiento de vínculos familiares por consumo y comercialización de drogas. En muchos de estos casos prevalece un sufrimiento psíquico que excede cualquier clasificación de manual y que sólo puede comprenderse desde una mirada abarcadora, atravesada por una serie de determinantes que invitan a pensar cuál es nuestro lugar de intervención dentro del campo de la salud mental.

Con Virginia Cracco nos planteamos abrir un espacio de intercambio entre ellas, en el que la palabra y la escucha comenzaran a circular de modo atento y diferente. Nos encontramos con el caos, el desorden y la demanda de respuestas asistenciales concretas a problemas vitales. Estaba presente, además, la mirada poco amigable de las voluntarias de la institución, quienes, desde un lugar muy diferenciado, no escatimaban comentarios y bullicio. Claro que esto no ayudaba a disminuir el caos, y dificultaba la posibilidad de escuchar, en el más literal sentido de la palabra.

Nos afectaban sentimientos de confusión, agobio y exigencia; nos preguntábamos si, cuando las necesidades básicas no están garantizadas, hay espacio para la circulación de la palabra. Teníamos claro que nuestra intervención no se fundaba en dar una respuesta asistencialista a las demandas, que por lo demás no teníamos forma alguna de satisfacer. Las mujeres que se acercaban a nosotras lo hacían con la idea de obtener fórmulas rápidas, certeras, para satisfacer sus requerimientos. Estos en general se centraban en la necesidad de lograr certificados de discapacidad; conseguir medicación psiquiátrica cuando habían perdido el turno en el centro de salud; buscar la forma de evitar ir a dormir en los refugios; recibir constancias de domicilio estable para conseguir trabajo, en general de empleadas domésticas; lograr discernir si ese hombre que se había acercado a ella la quería en realidad o la tomaba como posible trabajadora sexual.

Nuestra determinación de no desanimarnos frente a la imposibilidad de dar respuesta a la demanda fue el eje conductor de los encuentros. Decidimos insistir con el supuesto de que el armado de una red, por precaria que fuera, podía reinstalar la representación de lazo, y de que esto en sí mismo generaría efectos en la subjetividad desdibujada de esas mujeres.

En las sucesivas reuniones persistimos en esta dirección. Cada vez, al comienzo, reiterábamos la pregunta: “¿Qué tienen ganas de charlar hoy?”. Al principio algunas se acercaban por curiosidad, permanecían sentadas en silencio o dormitando de a ratos. Otras escuchaban los pedidos y quejas de sus compañeras, mientras esperaban inquietas ser llamadas para asearse y elegir ropa. En una de las reuniones, casi por casualidad, una mujer visiblemente afectada de reuma, que dormía con su hijo en el hall de un hospital, comentó que participaba en unos talleres de teatro comunitario; eso le resultaba más divertido que tratar de conseguir subsidios. Entonces, otras participantes hablaron de actividades que venían haciendo en diferentes espacios gratuitos: hacían cursos de pastelería, de armado de juguetes de madera, de costura, de tejido.

Empezar a compartir estos diferentes comentarios dio lugar a inquietudes y saberes diversos, incluido el uso de Internet como medio de búsqueda de información. Después de un tiempo, las voces comenzaron a diferenciarse, y una joven propuso hablar sobre lo ocurrido en la semana, como alternativa más atractiva que el reiterado pedido de datos y de formas de conseguir comida o ropa. Poco a poco, la demanda de respuesta concreta fue cediendo lugar a los relatos subjetivos de algunas de ellas. Describían, en general, cómo habían llegado a la situación de calle, algunas por abandono de sus lejanos lugares de origen y por falta de recursos para obtener un trabajo en Buenos Aires. Otras traían recuerdos familiares y relatos de momentos compartidos con sus hijos en la época de la crianza, estudios que habían quedado truncos en alguna provincia o país limítrofe, habilidades de vieja data, por ejemplo la costura, y otras aprendidas en nuevos cursos. En muchos casos se exaltaba la relación con algún familiar cercano, a modo de anclaje más normal en la cotidianidad.

Así, el ruido generado por la urgencia individual fue dando paso al silencio. El murmullo constante, ante la espera ansiosa para elegir ropa y la pelea por el turno del aseo personal, permanecía latente, pero no impedía escuchar con alguna curiosidad el relato de la compañera casual de merendero, saber quién era esa otra.

Una de ellas tenía un aspecto muy diferente al del resto: una especie de alto perfil oligárquico. Su historia de vida era desconocida, y ella hacía todo lo posible por diferenciarse y descalificar al resto, aunque terminaba esperando su turno de aseo con tanta desesperación como la más desaliñada. Otras participantes empezaron a contestarle: toda esa experiencia de vida, ¿por qué no la usaba para buscar trabajo? Otra era una anciana que, cuando murieron su marido y su hijo, abandonó su casa y dormía en las plazas. Las compañeras fueron acercándole opiniones y sugerencias: “Vos no tenés experiencia en calle, te van a pasar por arriba”. Sobre la base de sus propias experiencias de vida, le hacían recomendaciones centradas en el autocuidado, en los riesgos de transitar la calle si se carece de camino recorrido en ella. Rápidamente le aportaban información sobre lugares, ligados a espacios religiosos, que acogen gerontes para pernoctar. Finalmente dos compañeras quedaron encargadas de garantizarle un lugar donde dormir.

Los relatos plasmaban la singularidad de cada una, su lugar como sujeto, su recorrido de vida; ninguna de ellas había nacido en la calle. Fueron apareciendo proyectos de vida, no como representaciones de ilusión, sino como posibilidades de abordar pequeños emprendimientos al recobrar viejos conocimientos; historias de trabajos familiares realizados por generaciones anteriores, u otros aprendidos en nuevos cursos, que les permitieran acceder al alquiler de una pensión, un espacio donde la cama y las sábanas fueran las mismas todos los días, donde poder colgar sus objetos, donde algo de su identidad estuviera plasmada. Dos integrantes del grupo relataron detalladamente la venta informal de almohadones que, como “manteras”, realizaban en alguna plaza de la ciudad; esta actividad les permitía algún ahorro para reinvertir en materiales.

Este cambio de posición de las participantes modificó la distribución espacial durante las reuniones: las voluntarias fueron mezclándose en la rueda, se dejó un poco de lado la diferencia entre las unas y las otras, las que piden y las que, caritativamente, dan. La palabra comenzó a circular y la escucha se volvió fructífera.

Nuestro rol es fundamentalmente el de coordinación. Favorecemos la circulación de las distintas voces; durante el encuentro hacemos pequeñas intervenciones, y al final de cada encuentro intervenimos haciendo una síntesis y destacando temas pendientes para próximos encuentros.

Cerramos la actividad del año con el armado de una guía de recursos para cubrir necesidades básicas: alimentación, sitios donde dormir, médicos, remedios; y no tan básicas como peluquería, manicura y otras. Todos los datos para esta guía fueron suministrados por las participantes. Y, a modo de rompecabezas, esto fue dando respuesta, desde ellas mismas, a sus demandas del inicio. Sabían mucho más de lo que cada una suponía. El dicho de la compañera de mesa pasó a ser significativo a la hora de pensar en recursos: algo del lazo comenzó a gestarse, algo de lo perdido se fue recuperando.

Gradualmente, las integrantes dejaron de ser objetos de asistencia para ser sujetos activos de participación. La queja y la necesidad dejaron de ocupar el centro de la escena y surgió el relato, como forma de plasmar las distintas historias individuales. Aparecieron anécdotas y recorridos de vida en los que se recuperan aspectos subjetivos enterrados o postergados.

Para el próximo año, las organizadoras del merendero plantean hacer una feria donde puedan venderse las diferentes producciones confeccionadas por las asistentes. Probablemente nuestro lugar de intervención sea acompañarlas en este proceso, participando en la medida en que lo demanden.

Ciudadanía en red

En esta intervención comunitaria –caracterizada por encuentros unitarios, en los que algunas participantes son estables– intentamos diseñar y desarrollar acciones centradas en un modelo participativo: sosteniendo que toda acción será más eficaz cuanto más se involucre a todos los actores que participan en el escenario que se va a abordar. De esta forma de accionar se desprende la posibilidad de comprender la especificidad del despliegue subjetivo. Podemos pensar entonces la subjetividad como singular y emergente de las tramas vinculares que la trascienden. El problema se complica cuando esos vínculos no se han podido formar o han devenido deficitarios o inexistentes, ya que los lugares donde la palabra podía ser escuchada, donde la singularidad del sujeto podía surgir, han ido desapareciendo o perdiendo sentido y han sido ocupados por la espera pasiva de la dádiva y la asistencia, que inevitablemente conlleva la desubjetivación y la anomia.

Siguiendo a Silvia Bleichmar, pensamos que la producción de subjetividad hace al modo como las sociedades determinan las formas con las cuales se constituyen sujetos capaces de integrarse a sistemas que les otorgan un lugar. Por lo tanto está determinada por el entrecruzamiento de un conjunto de elementos que van a producir un sujeto histórico, potable socialmente. Es entonces el concepto de red el que da cuenta del intercambio dinámico entre las personas, como un medio de involucrar a sujetos con las mismas necesidades o problemáticas, que buscan formas de agruparse para potenciar sus recursos, rescatando experiencias y resignificándolas a partir de nuevas identificaciones e intercambios con los otros.

De acuerdo con Hannah Arendt, podemos decir “que la ciudadanía es la existencia política y consiste en la presencia en el espacio público, o en el aparecer y hacerse visible a la luz pública mediante el uso de la palabra. El discurso público y la acción en conjunto de los ciudadanos dan origen a lo político. Entendemos lo público no como propiedad de instituciones u organizaciones formales, sino como una red de circulación de opiniones de amplio horizonte, que tienen como base el intercambio, la confrontación y la alianza, a veces momentánea.

Pensamos que las diferentes formas de acercarnos e intervenir en una comunidad dependen fundamentalmente del lugar desde donde miramos los acontecimientos. Una mirada externa, importadora de rápidas recetas de acción preformadas y enlatadas, seguramente opera en forma inmediata y sin lugar a duda alguna, pero no perdura en el tiempo. Si la palabra de los sujetos que son objeto de nuestra atención no es escuchada, se pierde y se diluye. En cambio, en tanto nos corremos del lugar de la rápida acción normativa y hacemos circular la palabra como herramienta princeps de nuestro trabajo en salud mental, facilitamos la apropiación de conocimientos y la generación de recursos. Se pone en marcha, así, un sistema de retroalimentación creativa que reactiva las potencialidades y otorga sentido, de pleno derecho, a las necesidades del sujeto.


http://www.pagina12.com.ar/diario/psicologia/9-184353-2011-12-29.html

Información

El día 21 de Diciembre de 2011 la Brigada Niñas del Programa "Las Víctimas Contra Las Violencias" formó parte de la Reunión de Fin de año de la Red de Adherentes al Código de Conducta.
Dicha reunión tuvo como objetivo la realización de una evaluación de lo efectuado durante el año 2011 y además se pensaron las acciones a realizar en el año 2012.
En el marco de la Protección de los Derechos del Niño en la Comunidad Turística el objetivo es que las Instituciones adherentes al Código continúen delineando acciones para dar cumplimiento al compromiso adquirido en pos de un "Turismo sustentable y una niñez libre de explotación".

martes, 27 de diciembre de 2011

Información

Les informamos que durante los días 23, 24 y 25 de Diciembre se atendieron 105 historiales por Violencia Familiar en la Línea 137 del Programa "Las Víctimas Contra Las Violencias". (64 historiales fueron atendidos en guardias diurnas de 08 a 20 hs. y 41 historiales fueron atendidos en guardias nocturnas de 20 a 08 hs.)

jueves, 22 de diciembre de 2011

Información

Se recuerda a todos y todas que ante un caso de violencia familiar lo más seguro es dar intervencion a los Equipos Móviles que responden al número gratuito 137 y que trabaja los 365 dias del año durante las 24 horas.

El Equipo formado por dos profesionales, una psicologa y una trabajadora social, acompañados por un policia se hará presente inmediatamente en el lugar donde se darrolla la violencia ...para intervenir en defensa de la victima y de los niños que pudieran ser testigos de la misma.

Llamando al numero 137 se evita asistir personalmente a la comisaria porque el Equipo Móvil se encarga de transladar a las victimas para hacer la denuncia y acompañarla posteriormente.


La Coordinación
del Programa "Las Víctimas Contra Las Violencias"

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Información

El día 21 de Diciembre de 2011 se ha llevado a cabo una reunión entre la Dra. Eva Giberti, Coordinadora del Programa Las Víctimas Contra Las Violencias, el Dr. Juan Luis Manzur, Ministro de Salud de la Nación, y la Dra. Silvina Zabala, Subsecretaria de la Unidad de Coordinación Nacional para la Prevención, Asistencia y Erradicación de la Violencia Contra las Mujeres del Consejo Nacional de las Mujeres.

Información

GACETILLA DE PRENSA

Los días 15, 16 y 17 de Diciembre de 2011 se llevó a cabo el cierre del curso de 1° año de la “Cátedra Abierta de Violencia de Género - Facultad de Ciencias Humanas y Sociales de la Universidad Nacional de Misiones (UNAM)”, la cual cuenta con un total de 60 inscriptos.

Durante el mes de Febrero de 2012 l@s participantes continuaran realizando tareas en talleres con la bibliografía obligatoria. También tienen a su cargo el diseño de la que será su evaluación: monografía o de acuerdo con las tutorías: producción radial, plástica y/o audiovisual.

En el mes de Abril de 2012 se iniciarán los encuentros para el curso de 2° año de dicha Cátedra Abierta. La duración de esta cursada asciende a dos años de acuerdo con la cantidad de horas requeridas para su aprobación.

En este momento se están llevando a cabo los trámites necesarios para la apertura de dos nuevas Cátedras Abiertas de Violencia de Género en la provincia de Chaco y en la provincia de Río Negro (Universidad Nacional del Comahue).

Estadisticas: Noviembre 2011

Informe estadístico correspondiente al mes de Noviembre de 2011
Brigada Móvil de Atención a Víctimas de Violencia Familiar

Durante el mes de Noviembre de 2011, el Equipo Móvil de Atención a Víctimas de Violencia Familiar recibió un total de 1.456 llamadas, ingresadas a través de la Línea 137, de las cuales se desprenden los siguientes datos:

■ 48% de llamadas realizadas por la víctima.
■ 25% de llamadas realizadas por distintas Instituciones.
■ 14% de llamadas realizadas por un familiar.
■ 7% de llamadas realizadas por un vecino.

En cuanto al género de las personas que llaman a la Línea 137:

■ 79% son mujeres.
■ 21% son varones.

Respecto de la distribución semanal de los llamados, se puede observar que la mayor cantidad se concentra, en primer lugar, el día martes; y en segundo lugar, el día miércoles.
En cuanto a la distribución horaria de los llamados, la mayoría ingresan en las franjas horarias que abarcan entre las 12:00 a las 17:00 horas, y las 18:00 a las 23:00 horas.

Las intervenciones domiciliarias correspondientes al mes de Octubre de 2011 son 248, de las cuales:

■ 167 son casos atendidos de 1ª vez.
■ 81 intervenciones de veces subsiguientes.

El total de víctimas de violencia familiar es 415, de las cuales:

■ 68% son mujeres.
■ 62% son niñ@s entre 0-18 años (el 46% son niñ@s de 0-5 años).

Se registra que el 94% de los agresores son hombres.

Información

Se ha creado el Área de Relaciones Institucionales y Sociales en el Programa "Las Víctimas Contra Las Violencias", a cargo de la Lic. María Jimena Navas e integrada por las Lics. Silvana Gainza, Silvina Ghio, Gabriela Knapp y Natalia Olivetto quienes conforman el Equipo de Relevamiento y Sistematización de Recursos.

El Área tiene por objetivo actualizar la información referente a los recursos exi ...stentes en las distintas temáticas que se abordan desde el Programa y articular con las organizaciones competentes en pos de evitar la revictimización de las personas asistidas.

La información relevada será sistematizada y socializada mediante un sistema de georeferenciación (mapa) al cual se podrá acceder desde el Call Center de la Línea 137 y las sedes de las Brigadas Móviles. Además se implementarán dispositivos móviles para l@s profesionales que se encuentren en intervenciones en terreno.

Entrevista Dra. Eva Giberti: "A mi 'prostitución infantil' me rompe la oreja"

Dra. Eva. Giberti: Mi función está dada por ser la coordinadora del programa Las Víctimas contra Las Violencias, que inicialmente arrancó en el 2006 por llamado del Dr. Aníbal Fernández –que era Ministro del Interior― y a pedido del Dr. Nestor Kirchner que en ese momento era Presidente y estaba muy preocupado por las violaciones reiteradas, (estábamos en 2006 y en Diciembre del 2005 fue la violación y muerte de una señora que había hecho su denuncia/advertencia en la comisaría y no le llevaron el apunte. El sujeto, que era un consorcista del mismo consorcio, un día se le apareció en la casa, la violó, la mató y como estaba la hija Berenice de 11, 12 años también la violó y la dejó en el baño creyendo que estaba muerta, pero la niñita sobrevivió. Eso impresionó muchísimo en Presidencia de la Nación y cuando me llaman es lo primero que me cuentan, y me dicen “Nosotros queremos que con su equipo ―yo no tenía ningún equipo y era docente en la Facultad de Psicología, lo que tenía eran alumnos en el posgrado nada más― consiga hacer una brigada, y termina diciéndome Kirchner: “lo que queremos es que usted con su equipo en 20 minutos llegue a la comisaría y se haga cargo de la víctima para que ningún policía –y Aníbal Fernández me dice “ningún bigotudo como yo”- hable con la víctima, más que preguntarle qué le pasó, cómo se llama y dejarla en un lugar aparte de la comisaría, hasta que ustedes lleguen. Entonces se la llevan al hospital para que le den ese combo contra el VIH, contra la infección y la píldora del día después, ―porque tampoco queremos embarazos por violación―, y después la acompañen al juzgado a hacer la identificación del violador en la calle Moreno.” Por último me dijo: “Nosotros no aguantamos más la prostitución infantil”.

Prostitución infantil

E.G.: A mi “prostitución infantil” me rompe la oreja porque no existe prostitución infantil; existen víctimas de la prostitución infantil que en realidad son niñas víctimas, niñas prostituidas. Entonces le expliqué a Anibal Fernandez: vea Ministro, esto es internacionalmente muy difícil –Y me dice “Bueno, pero inténtelo, tenemos que intentarlo. Y me va a crear una brigada, la Brigada Niños, que va a salir por las calles. Lo que nosotros queremos es que cuando se vea a un adulto que está tramitándose una niñita, las que venden flores, o que están en las paradas, mandarlo preso porque eso es corrupción de menores. Me va a crear una brigada que se va a llamar Niñas y Niños”. La brigada se creó y le voy a explicar por qué fracasa: la idea era formidable, empezamos y se pudo trabajar mientras Aníbal Fernández era el ministro al que llamábamos a la madrugada, a su casa o al celular que siempre lo tenía abierto, para decirle “mire que el comisario tal de la comisaría tal adónde estamos llevando una víctima…. Porque además, la historia es esta: usted se acerca a las chicas de 12, 13, 14 años y las chicas se escapan, nos insultan y nos dicen “vengan ustedes a darle de comer a mis hermanitos, yo estoy trabajando acá”. Ninguna de estas niñas tiene idea de ser una víctima porque están absolutamente convencidas de que están trabajando, y una cuadra más allá está la rufiana o el rufián que tiene los nombres y cuanto tiene que cobrar cada una. Lo que se consiguió mientras Aníbal Fernández estaba a cargo de esto es que en alguna oportunidad, alguna muchachita de 16 años que salía de un hotel alojamiento armaba un escándalo porque el sujeto no había querido pagarle lo convenido y llegábamos. En ese caso sí podíamos llevar a la niña a nuestra camioneta y ya en la comisaría nos encontrábamos con que el comisario estaba dejando libre al sujeto, porque en realidad el código de procedimientos del Gobierno de la ciudad de Buenos Aires llama a eso “oferta de sexo en la calle”, por lo tanto la responsable es quien ofrece sexo en la calle y el sujeto se tiene que ir libre, y la niña tiene que ser registrada tomándole las impresiones digitales como prostituta a los 12, 13, 14 años, lo cual se da de patadas con el Código Penal Nacional de Corrupción de Menores, esto sigue existiendo hoy día y es un gravísimo problema. Es decir que con las chiquitas era imposible hacer cosa alguna, porque para ellas éramos la policía y el auto era una camioneta como cualquiera hasta que empezaron a reconocerla rápidamente. Para ellas éramos la policía, no éramos civiles que queríamos ayudar, ellas nos decían “¿Qué ayuda? Necesitamos clientes, no ayuda”.

Niñas víctimas de la prostitución y niñas víctimas de los medios

E.G.: Esto no es un tema menor en el tema medios audiovisuales en niñas y niños,
porque estas niñas son pobrecitas y están como pueden, y están muy lejos de ser encantadoras, bonitas y bien vestidas. Pero lo que estamos viendo cada vez con mayor frecuencia son niñitas que no son víctimas de prostitución, pero que están en una complacencia significativa entre los 8 y 10 años en prepararse para ser modelos: en tener los reflejos en el pelo, en estar en silueta. Por supuesto acompañadas por padre y madre. Y el regalo de los 15 puede ser “quiero pasar un día en el spa” o “quiero ponerme siliconas”. De modo que acá tenemos por una parte niñas muy chiquitas que, estimuladas por los medios tienen esos intereses que antes aparecían a los 15, 16, y que ahora aparecen mucho antes.

La globalización, los medios y las niñas

E.G.: Yo creo que tiene que ver con la globalización en general, o sea, ¿qué es lo que las nenas ven en televisión?. Ven cuerpos desnudos o con escasa ropa, en determinadas actitudes, en determinados bailes, en determinadas acrobacias y fenómenos gimnásticos-estéticos que dan dinero, y sobretodo que dan cámara y es una época que ya se venía insinuando desde los ’90 como época icónica. Las nenas empiezan a presentarse como deseables sin saber que están presentándose como deseables, a diferencia de las chiquitas que están en la parada de las esquinas y que sin tener esos arreglos y esa búsqueda estética, saben que son deseables. No es que usen el verbo ni el sujeto deseo, pero saben que los hombres las buscan para pagarles, saben que sus cuerpos son deseables. Las dos necesitan la aparición de un deseo que está altamente libidinado, pero con resultados absolutamente distintos: una es una niña que sin ser esclava está prostituyéndose por mandato adulto, la otra es una niña que no sabe que está esclavizándose a fenómenos de la moda, en la cual ella está preparándose para ser un objeto de deseo.

El caso Candela

E.G.: El caso Candela tiene algunas variables que son muy inquietantes. Yo miré todas las fotos que mostraban en televisión y no eran las fotos de una nena de 11 años como suponíamos que debía ser, o sea, nosotros los adultos suponíamos mal, la que tenía clara la cosa era la nena. No son las fotos de una nena con delantal escolar o solo con la primera comunión; es una nena en pose. Se lo digo a usted porque esta es una visión técnica del fenómeno: esa mamá que la fotografiaba con una cintita negra con una rosa acá y nunca hemos querido saber que una nena de 11 años es capaz de una significativa excitación sexual y a los 10 años también. Ahora, dicen los expertos en ginecología infanto-juvenil, que la menarca está adelantada, que la menarca de los 12, 13 años ahora se adelantó a los 9, 10 años. Y usted me dirá “¿los medios las inducen?”, tendríamos que discutirlo, pero lo que hay es una facilitación familiar.
La secuencia de fotos de Candela es impresionante y después empezaron a seleccionar. Yo veo televisión sólo de noche, no me imagino lo que habrá sido durante el día. Esto viene a raíz de la Brigada Niñas, porque son chicas que están trabajando.

La brigada y los niños

E.G.: En el turismo sexual es donde más se ve el tema varones quizás porque la gente ya viene con direcciones de provistas por las redes de pedofilia, y esas redes parecería que incrementaran el contacto con varones. En general la pedofilia tiende hacia el varoncito. Lo que hemos visto en el turismo sexual ―informado, no porque lo hayamos visto y porque no hay persona alguna detenida por esto―pero lo que nos cuenta la gente de prefectura es que cuando llegan los transatlánticos o los cruceros al puerto –le hablo de hace cinco años o seis- a ellos les llamaba la atención que había personas adultas con tres o cuatro nenes y nenas muy cerca de la zona de desembarco, o claramente en la zona de desembarco, ¿y quiénes se acercaban a ellos?, turistas varones que viajaban solos. En ese momento y cuando la prefectura nos advierte no nos fue posible intervenir porque nosotros no conocíamos el tema. Intentamos empezar esa campaña, pero la que entonces era la Secretaría de Turismo nos dijo “van a espantar a los turistas”. Recién pudimos empezar el año pasado cuando Turismo dejó de ser Secretaría para convertirse en Ministerio y cuando ya estaba más afianzado el turismo en la Argentina. Yo quiero decirle que lo que nos enseñan los expertos en turismo es que el buen turista huye de eso y no quiere saber absolutamente nada, ni quiere ser confundido.
Empezamos esta campaña con la Brigada por la zona de Constitución y Once donde los varoncitos también eran buscados. Cuando los proxenetas empezaron a ver que la brigada iba dando vueltas retiraron a las nenas de las calles y de los lugares conocidos y las sentaron en boliches con un celular y una bebida. Entonces las llaman y usted las ve meterse en un consorcio que tiene ocho pisos. Se sabe a qué piso van, porque la policía nos enseñó a mirar: el piso que tiene el timbre más gastado, es ese. Pero ¿qué hago?, ¿llamo a la fiscalía y pido allanamiento? Y además, cuando entro ¿con qué me encuentro?, con una casa, un departamento, es eso.

¿Los medios construyen un imaginario social de la infancia, o participan de la construcción?

E.G.: Creo que participan, pero fíjese: en el año 1985 estaba invitada trabajando en Brasil y un equipo de periodistas hartos de lo que los medios escritos decían de los chicos se tomó el trabajo de medir cuanto espacio ocupaban las noticias de los chicos, particularmente las malas. Entonces se fueron con una gran carpeta a ver a los grandes editores de medios, y les dijeron “vean, esto es lo que ustedes están contando de nuestros niños”, y cambiaron. Consiguieron hacer una modificación.
Entonces yo creo que sí, que los medios contribuyen, pero que además hay algunos que son los más amarillistas y tienden a contar lo que el adulto considera lo peor, pero los chicos por su cuenta construyen su imagen a través del paco. Le hablo de los chicos de determinados sectores populares, porque ellos se han construido su imagen, que es mucho más que una imagen, está sostenida por un soporte real.
Y si hay algo que a un niño o una niña de hoy en día le interesa, es ser protagonista en los medios. Los chicos llamados “de violencia escolar”, cuando usted habla con ellos, amén del prestigio que adquieren en sus compañeros, si sale en los medios es muy importante. Los chicos que van más allá de la violencia escolar y transgreden la ley de forma rotunda, piden cámara inmediatamente: es decir, si hay un secuestro, empiezan a salir por el costado, a correr la cortina para que los filmen. O sea, la presencia de los medios… fíjese que yo lo que estoy haciendo es algo muy peligroso, porque es una improvisación desde la mega empiria, cuando esto ha sido claramente estudiado por los estudiosos de los medios de la comunicación; yo lo que puedo contarle es lo que veo, pero esto ha sido analizado. Entonces existe la necesidad de un protagonismo icónico visual, el chico lo busca porque el medio es oxigenante para la identidad, para la subjetividad del chico Si consigue estar en los medios eso es como un oxígeno social. Le doy el contraejemplo de la transgresión: los chiquitos que ahora hacen avisos en televisión, ¿son los chicos los que van? No, los llevan los padres a hacer el casting y los ponen ahí. Aprenden tempranamente que hay otros que le venden desde chicles hasta muñecos, y el chico ve a otro chico, lo cual no es malo, yo no diría que esto sea malo ni abriría una cuestión reflexiva o moral, digo que esta es la época y que los niños ahora no son los niños que nosotros nos inventamos, tampoco son los niños de la convención de los derechos del niño; están dos pasos más allá.

Los que programan y desarrollan la programación de TV de aire o cable, no son inocentes.

E.G.: Yo le voy a contestar algo que tal vez parezca brutal, pero es lo que yo pienso: me parece que cada vez más los adultos piensan que los chicos tiene que, de una buena vez, servir para algo. No solamente ser aquellos que producen gastos, preocupación y dolores de cabeza: “bueno, vamos, que sean útiles”, a una nena la violan chiquita porque “bueno, vamos, tenés por dónde y tenés con qué, entonces vamos rápido, vamos a usarte”, y cuando los adultos las exponen para traficarlas, “bueno, de una buena vez producí vos tu subsistencia”. “Con la carita que tenés te podés ganar unos pesos, si yo te llevo a televisión, con esa carita vos vendés desde el Quaker hasta el chicle”, para darle algo comestible. “Con esa carita ¿cómo no te voy a aprovechar?”. Y si además sos nene o nena, y cuando cantás el arroz con leche entonás bien, bueno… además cantálo. Y si tengo un bebé regordete y divino, pero blanco eh, de etnia europea blanca, no vamos a poner a un morochito, en todo caso un haitiano que es afro y exótico… pero, si tengo este capital, que aprendí que es un capital, “me tiene que ser útil”. Y la gran pregunta desde una perspectiva distinta de la ética: ¿Quién dijo que el chico tiene que ser sólo el sujeto aquel que tenemos que cuidar, proteger, preservar y llevarlo para que sea derechito…?

La Declaración Universal de los Derechos del Niño.

E.G.: Fíjese, la Declaración Universal de los Derechos del Niño. Antes la cosa era así: para que un chico se porte bien, le pego. Viene la Convención y dice “no”, entonces será así: o le pego, o la Convención. Hoy en día es: la convención y además le pego, me cambiaron la conjunción, pero es simultáneo y contemporáneo, porque con la respuesta “tenemos la Convención”, los chicos se fueron de la convención. O sea, ¿qué hacemos?, ¿cómo la convención prevé que los nenes y nenas cuando van al baño de la escuela y se filman en escenas de sexo primarias, elementales para después subirlo a Youtube?
Tratemos por ahora de que se cumpla. Yo estoy un paso más allá contestándole, le estoy canjeando el “o le pegamos a los pibes, o aplicamos la Convención y dejamos que el chico se exprese, que hable, que el chico discuta, que esté a la par de los mayores, o una cosa o la otra”. No, hoy en día es “la Convención y además seguimos aprovechándonos de los chicos”. Pero además, inclusive, con un criterio económico y hedonista: me tiene que servir económicamente y sexualmente para el placer. Sobre esto último, ya Nerón nos enseñó todo lo que nos tenía que enseñar, pero lo económico es lo nuevo, eso sí es globalización. Entonces digo: antes era que con la Convención íbamos a terminar… ¿quiere que le cuente las cosas que nosotros vemos acá, las estadísticas que tenemos del maltrato de los chicos? Impresionante, el último año aumentó en un 52% el maltrato infantil. De 0% al 15% aumentó el maltrato. Significan sopapos, tirones de pelo, también negligencia, no alimentarlos, no mandarlos a la escuela. Nosotros trabajamos con las tres clases sociales, tenemos estadísticas con las tres.
El chico como fetiche tiene que ser útil y no puedo prescindir de él para mi placer o satisfacción, más aún: por una parte lo idealizo y por otro lado me tiene que servir, porque si es tan maravilloso, ¿cómo no me va a servir?

Los adultos tenemos celos de los chicos

E.G.: ¿Usted sabe que yo pienso que los adultos tenemos una profunda envidia respecto de los chicos?. Se la cambio, le digo: tenemos celos, no envidia. Tenemos celos de los chicos.
Está hablando con una psicoanalista que se lo toma muy en serio. Porque los ve y dice “pero yo nunca pude hacer eso ¡y cómo querría poder hacerlo!”. Yo creo que el fenómeno no es nuevo, lo que pasa es que ahora está evidenciado por la necesidad de ser juvenil por parte de los padres, y acá no le digo nada nuevo. Lo que pasa es que un padre o una madre no puede aparecer como de 3, o 4, o 5 años, pero sí como de 14 o 15. Los chicos nos disparan emociones que son complejas, porque por una parte generan la necesidad humana e instintiva de protección, instintiva se lo digo entre comillas, o sea… una carita de chico automáticamente mueve en el sujeto la tendencia a la protección de la cría. Es como pulsional, o más le diría, proteccional en hombres y mujeres. Hasta que se toma confianza con ese sujeto pequeño y como ése sujeto es a veces muy inquietante hay que apropiárselo de alguna manera y entonces se le hacen regalos o se los manda a trabajar. Como los adultos han pensado tanto acerca de los chicos y son un motivo tal de ocupación se han transformado en un problema de pensamiento. En el medioevo el chico no era un motivo de pensamiento, en el renacimiento tampoco y en la época industrial los mandaban a trabajar, los mandaban a las minas, y también los prostituían. Pero fíjese que la idea de los angelitos chiquitos la introducen los cristianos en la biblia, siempre aparecieron grandes.

Los chicos. La libertad. La fantasía.

E.G.: Los chicos tienen permiso para hablar a solas consigo mismos y no parecer locos, tienen el grado de libertad de creer en la fantasía y de pensar que eso es cierto. No advinieron a la posibilidad de decir “esto es una fantasía, no es así”. Están ahí y usted los ven cuando juegan, los actores son lo que más se le parecen en ese sentido. Pero nosotros entramos en la racionalidad y estamos fritos, porque la racionalidad es la que no nos deja… racionalidad de fines del 1800, comienzos del 1900, el positivismo. El enganche con el positivismo nos separa del mundo de los chicos. Un buen día ellos están pensando como nosotros, usted nunca se da cuenta cómo pasó eso, pero los poetas, los artistas, los creadores lo mantienen, quien hace cine o está detrás de una cámara ve todo lo que nosotros no vemos. Tienen suelto eso todavía.

Lo que ven los chicos en la pantalla

E.G.: Pregúntenle a los chicos qué querrían poner ellos en pantalla.
El problema es que… y acá va el tema: hoy preguntarle a un chico qué quiere ver en pantalla es un tema complicado porque lo que el chico ve en pantalla desde que nació, y por lo menos desde los ’90 en adelante –pero era de antes- es una penetración absoluta en cuando al cable y lo que significa todo lo que es lo norteamericano. Toda la programación infantil que se emite en Argentina es norteamericana, con un imaginario determinado y con determinadas pautas culturales, etc., etc. Por lo tanto hay una transculturalización absoluta en un chico de 8, 9, 10 años que hace 4 años que está viendo claramente 3, o 4 horas de TV por día. A eso agreguémosle hoy las dos o tres horas que juega con videojuegos ―y esto no es en contra de los videojuegos, sino de los contenidos que los videojuegos trasladan―, agreguémosle todo lo que significa una pantalla digital en su poder, que hoy ya no es tema de las clases medias altas, sino que atraviesa a toda la sociedad. Entonces, si hoy yo le pregunto al niño qué quiere ver, es muy posible que no salga del esquema que conoce.

El cine en la televisión

E.G.:
En televisión es mucho mas mía la película. El nivel de apropiación de lo que hay en pantalla es como el de la computadora: es mío, enciendo y apago. En la sala yo soy, aparte de uno más rodeado de la oscuridad, uno entre tantos, y eso es más grande que yo, más importante. Y dice cosas que yo entiendo o son importantes o me gustan, pero yo no soy dueño de eso, y además soy uno entre todos; es la concepción del sujeto como público lo que aparece. En la sala quedamos envueltos, o sea, la famosa metáfora del útero materno, toda esa historia que quedamos así encerrados como adentro del útero y escuchamos todos los ruidos, es lo mismo.
Sin haberlo pensado nunca se me ocurre que de la pantalla grande no me puedo apropiar, solo puedo imaginar en todo caso. La televisión me achica, me achica la posibilidad de… no de imaginar acerca de lo que veo, sino de lo que yo puedo hacer con lo que veo. Con la pantalla grande me quedo sentado y me aguanto, o me levanto y me voy. A la pantalla chica, yo la manejo.

Nuevos paradigmas emergentes

E.G.: Lo más violento es la presencia hegemónica del pensamiento yanqui –yo siempre digo “gringo”, pero tengo claro que es bien agresivo cuando lo digo-. Es lo que me suscita a hacer zapping. Los paradigmas estadounidenses son los que se nos inoculan y y que no es cercano a lo propio, salvo que lo propio para nosotros sea lo norteamericano, que ya es otra cosa. La palabra inocular ya no es ingenua, inocula algo que va a trascender la decisión de poder volver atrás, porque es como cuando me muerde la cobra. Pero la inoculación en el caso de la cobra es mucho más seria, rigurosa y moral porque está a la vista y porque tengo al inoculante, el atacante adelante; en cambio la inoculación mediante la pantalla es una inoculación encubierta, tramposa, porque además el mensaje es “mirá que valioso, o qué bueno o cuan potente es lo que yo puedo hacer”, aunque no sea valioso ni bueno. Entonces a mi me producen una impresión de peligrosidad el acervo o las latas con que nos intoxican permanentemente desde una cultura que es la de ellos y con la que se sienten cómodos, pero que a mi generación –yo tengo 82 años- le produce profundos malestares. Pero porque yo estoy afuera de la inoculación. Entonces me parece que tenemos que aceptar que la tendencia histórica ―es terrible lo que voy a decir, pero qué le vamos a hacer― no vuelve atrás, es que somos sujetos inoculados por criterios estadounidenses que ―y aquí voy a hacer una lectura política inhabitual absolutamente en mí― se contrapone con una presidenta que está mandando al demonio a las grandes transnacionales: es decir que dice “no, la deuda externa no, y el banco mundial no”. Que en todo caso es parte de una filosofía, pero que todavía no pasa por todos los niveles del país.

lunes, 19 de diciembre de 2011

"Páginas de pedofilia"

Publicado en Página/12. "Sociedad".
Sábado, 17 de Diciembre de 2011.

Un informe del Centro de Investigación Innocenti de Unicef señaló que hay más de 16.700 páginas web a nivel mundial que muestran imágenes de abusos a niños, de los que el 73 por ciento son menores de diez años.

“El rápido crecimiento del mundo digital no ha creado los delitos de abuso y explotación sexual de los niños, pero sí ha aumentado la magnitud y el alcance de los posibles daños que pueden ocasionar”, afirmó el director de la Oficina de Investigación de Unicef, Gordon Alexander.

El informe, titulado “Seguridad infantil en Internet: retos y estrategias globales”, tiene como objetivo “proporcionar una mejor comprensión de los riesgos a los que se enfrentan los jóvenes en Internet y presenta un marco para protegerles de amenazas como el ciberacoso y la exposición a imágenes de abusos”.

También busca alertarlos de otras prácticas como el grooming, que consiste en que algunas personas se hacen pasar por menores para conseguir fotografías íntimas de los niños. “Tenemos que reconocer esto y tomar la mayor cantidad posible de medidas adecuadas, respetando los derechos de los niños a explorar el nuevo entorno y todo el potencial que la tecnología ofrece”, alertó Alexander.

No obstante, el informe hace hincapié en “los enormes beneficios de Internet en campos como la educación, la socialización y el entretenimiento, así como en los derechos de los niños a acceder a esas ventajas”.

"Identidad en hospitales bonaerenses"

LLAMARAN A PACIENTES TRANS POR NOMBRE DE ELECCION.

Publicado en Página/12. "Sociedad".
Sábado, 17 de Diciembre de 2011.

A partir del 1º de enero, las personas transexuales y travestis serán “llamadas por su nombre de elección” en los hospitales públicos de la provincia de Buenos Aires, como forma de evitar situaciones de discriminación. La medida fue adoptada por una resolución del Ministerio de Salud bonaerense para favorecer la inclusión de esta población en el sistema sanitario: es que “un 40 por ciento de las personas trans evita ir al hospital por vergüenza”, revela un informe de esa cartera.

El ministro de Salud provincial, Alejandro Collia, señaló que “el personal de los hospitales públicos deberá respetar en las historias clínicas el nombre que la persona elija en su vida cotidiana, más allá de lo que exprese su documento de identidad”. De esta manera, la resolución de la cartera sanitaria –aprobada el miércoles último– comenzará a regir a partir del primer día de 2012, con “carácter de obligatorio”.

Marina Chávez, directora del Programa de Políticas de Género del Ministerio, dijo a Página/12 que “la provincia, hasta ahora, contaba con una resolución del año 2007, que dejaba a criterio de cada hospital respetar el nombre de elección de los pacientes transexuales y travestis”. “La gran diferencia con la medida anterior es que el respeto a la identidad de género se convierte en un derecho garantizado para una población que se encuentra extremadamente vulnerada”, agregó Chávez.

“Con esta propuesta garantizamos el acceso a la salud a un sector de la población que muchas veces no llega al hospital por vergüenza o discriminación”, explicó Collia. También sostuvo que “es un gran avance en la inclusión y en el respeto a las minorías –hasta que se apruebe la ley de identidad de género–, el permitir que ahora las historias clínicas lleven el nombre de elección de las personas trans y travestis”.

La ley de identidad de género, que ya tiene media sanción en la Cámara de Diputados, permitiría a las personas que lo soliciten “adaptar su documentación a la identidad sexual que sienten como propia y acceder a cirugías, si lo requieren”.

Chávez, por su parte, comentó que “se dictarán cursos de sensibilización sobre identidad de género a los profesionales de cada centro de salud, enfermeros y empleados administrativos”. “La idea es facilitar una guía que se utilizará en las capacitaciones, con la idea de mejorar la calidad de vida sanitaria de estas personas y así, evitar cualquier signo de discriminación hacia ellos”, informó a este diario.

El Hospital Alende, de Mar del Plata, fue el primero que adhirió a la medida y, a través de una disposición firmada por su directora, Susana Gómez, “instruyó al personal para incluir en las historias clínicas el nombre de identidad de género elegido por las personas transexuales”, informaron desde el Ministerio de Salud de la provincia.

“La mayoría de las veces, las personas trans o travestis no acceden a la salud pública por la discriminación y el maltrato”, señaló la directora de Políticas de Género del ministerio. Además afirmó que estas personas “no concurren al hospital, a no ser que estén en una situación extrema”.

El Ministerio de Salud bonaerense citó un informe de la Asociación de Lucha por la Identidad de Travestis y Transexuales (Alitt), sobre la situación de los travestis en el país, coordinado por Lohana Berkins y Josefina Fernández, y publicado por Ediciones Madres de Plaza de Mayo en 2005, que mostró que “en Argentina la expectativa de vida de las personas travestis/transexuales es de 32 a 35 años”. Asimismo, el estudio arrojó que “el 34 por ciento de esa comunidad padece VIH-sida”.

“Las cifras son alarmantes y dan cuenta de la desigualdad social con el resto de la población, donde la expectativa de vida alcanza los 80 años y la incidencia del VIH es menor al 1 por ciento”, reportó la cartera sanitaria sobre el informe.

La investigación revela que “el 40 por ciento de las personas trans nunca asistió a un centro de salud, mientras que el 56 por ciento lo hizo en pocas oportunidades”. Las razones más mencionadas para no concurrir a los centros sanitarios fueron “el miedo y la discriminación”, sintetiza el estudio.

"Asimetría entre el Victimario y la Víctima"

MAS CRITICAS A LA FIGURA DEL “AVENIMIENTO” DE ESPECIALISTAS EN DERECHO CON MIRADA DE GENERO. El crimen de Carla Figueroa sigue levantando críticas a la figura del avenimiento, por la cual el Código Penal admite la quita de la pena a un acusado de violación si la víctima acepta que se case con ella. Más especialistas reclaman su derogación.

Por Mariana Carbajal.
Publicado en Página/12. "Sociedad"
Martes, 13 de Diciembre de 2011.

El femicidio de Carla Figueroa, en General Pico, abrió la polémica alrededor de la figura del avenimiento prevista en el Código Penal, por la cual un tribunal puede acceder a perdonar a un violador si la víctima así lo pide, siempre que haya una relación afectiva previa entre ambos y que ella no actúe bajo presión y su consentimiento sea dado de forma libre y plena. Pero diversos especialistas en Derecho, con perspectiva de género, plantean que la esencia misma del fenómeno del abuso sexual es la asimetría entre el victimario y su víctima, lo cual impide cualquier ficción de libertad o de igualdad entre ambos, y reclaman su derogación. En el caso, quedó en evidencia la ausencia de un acompañamiento psicológico ofrecido desde el Estado a la adolescente, como víctima de violencia machista, para reforzar su autonomía. “Sancionar y derogar leyes es sencillo. Lo que es difícil es pensar y sostener políticas públicas en todos los niveles que le permitan a una mujer víctima de violencia fortalecer su autoestima y reforzar su autonomía, para que no vuelva a una relación violenta”, advirtió la abogada Natalia Gherardi, directora ejecutiva del Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA).

En diálogo con Página/12, la abogada Perla Prigoshin, titular de la Comisión Nacional Coordinadora de Acciones para la Elaboración de Sanciones de la Violencia de Género, dependiente del Ministerio de Justicia de la Nación, se manifestó partidaria de la derogación del avenimiento. “Esta figura es una rémora de cuando los delitos contra la sexualidad de las mujeres eran considerados como delitos contra la honestidad. Se privilegiaba el honor de la familia de la víctima antes que su integridad sexual. Francamente, seguir sosteniendo esta excusa absolutoria frente a un delito contra las mujeres va en contra de la política de derechos humanos del movimiento nacional y popular”, opinó Prigoshin. En un sentido similar se pronunció Susana Medina, presidenta de la Asociación de Mujeres Jueces de Argentina (AMJA) e integrante del Superior Tribunal de Justicia de Entre Ríos. “El Derecho viene siempre después de los hechos. El avenimiento no sirve. No soluciona nada, por la propia personalidad del victimario y las condiciones de la víctima”, consideró Medina, al ser consultada por este diario. Medina se desempeñó 15 años en el Fuero Penal, como defensora, fiscal y jueza de instrucción. “Se necesita una tarea de educación ciudadana y concientización sobre la violencia de género. Y al mismo tiempo necesitamos un cambio de mentalidad de los operadores de la Justicia en relación con esta problemática. Son minoría todavía los jueces que han incorporado la perspectiva de género, como impulsa la Oficina de la Mujer de la Corte Suprema de la Nación. Hay muchas resistencias. El Judicial es el más conservador de los poderes”, advirtió Medina.

Gherardi, directora ejecutiva de ELA, acordó con la necesidad de derogar el avenimiento, pero fue más allá y puso en el centro del debate las opciones que el Estado les está brindando a las víctimas de violencia sexual. “En estos delitos, el Estado da a las víctimas la opción de instar o no la acción penal: es una elección personal, que dependerá de circunstancias personales o decisiones privadas. Luego, avanzado el proceso, a través de la figura del avenimiento, el Estado da nuevamente la opción de no seguir adelante en determinadas circunstancias. Estas están bien explicadas en el Código Penal: no es automático, tiene que pedirlo la víctima, que tiene que ser mayor de edad, tiene que haber una relación preexistente, y el consentimiento debe ser libre. Mi preocupación y el punto que me parece que vale la pena señalar es si es correcto que el Estado se quede conforme con estas dos alternativas. ¿Qué le ofrecieron a Carla Figueroa? Denunciar y luego retirar la denuncia casándose con el señor que la había violado a punta de cuchillo y con el que había tenido un hijo siendo adolescente. En mi opinión, el problema es que durante el proceso, esta joven seguramente no tuvo muchas alternativas para armarse de un modo que le permitiera resolver con autonomía cómo quería seguir. Hay mujeres violadas por sus parejas que les llevan la comida a la cárcel hasta que salen. Y nada cambia. Depende de las herramientas que el Estado le dé a la víctima, para que esa historia sea otra”, observó Gherardi.

En el fallo del Tribunal de Impugnación de La Pampa, que otorgó el 2 de diciembre el avenimiento a Marcelo Tomaselli, se cita un informe del fiscal Alejandro Gilardenghi –que investigó la violación denunciada y ahora tiene en sus manos la pesquisa por el femicidio de Carla–, donde se destaca que la joven no recibió ningún tratamiento psicológico y se encontraba “prácticamente desamparada a nivel emocional sin ningún tipo de protección o resguardo por parte de su círculo familiar y social”.

La diputada Marcela Rodríguez presentó en 2008 y en 2010 un proyecto para eliminar la figura del avenimiento del Código Penal. Pero nunca fue tratado. En los fundamentos de la iniciativa, Rodríguez señala que ninguno de los otros bienes penalmente protegidos, ninguno de los delitos contra la propiedad o la vida admiten tal propuesta de acuerdo de impunidad cuando se cometen con violencia. “La violencia contra bienes públicos no puede ser eximida de responsabilidad criminal. Sin embargo, la violencia contra la integridad sexual de las mujeres en el marco de relaciones afectivas preexistentes sí puede eximirse de responsabilidad criminal, puede avenirse confinando el asunto al ámbito privado, en fin, a una protección de segundo orden, que en los hechos no es otra cosa que desprotección, impunidad y la apertura de una nueva puerta para que el agresor siga amenazando a la víctima, esta vez mediante la coerción para llegar a un avenimiento.”, dice el proyecto.

La vida de Carla Figueroa estuvo signada por la violencia machista desde la cuna. Cuando tenía 8 meses de vida, su papá asesinó a su mamá, y ella desde entonces fue criada por su abuela materna. A los 15 años quedó embarazada de Tomaselli. Mantuvieron una relación afectiva pero en marzo la pareja se separó. Un par de meses después, él la fue a buscar a la salida de su trabajo con la excusa de conversar, la llevó a un descampado y la violó amenazándola con un cuchillo. Cuando el caso ya iba a ser elevado a juicio oral y las pruebas en su contra eran contundentes de acuerdo con la investigación que llevó adelante la fiscal Ivana Hernández, la defensa de Tomaselli propuso el avenimiento y Carla aceptó, a pesar de que había manifestado mucho temor de que su ex pareja recuperara la libertad. Del expediente judicial surge que pudo ser manipulada. El planteo fue rechazado por unanimidad en primera instancia el 4 de octubre por la Audiencia de Juicio de General Pico: tres jueces consideraron que la adolescente de 18 años no estaba en condiciones de dar un consentimiento en forma libre y plena por la violencia sufrida. La pareja apeló el 18 de octubre y el 28 de ese mes se casó. Finalmente, el Tribunal de Impugnación de La Pampa concedió el beneficio a Tomaselli en fallo dividido. Y a los ocho días de recuperar su libertad, el joven asesinó a su flamante esposa

El Abuso Sexual en Personas con Discapacidad Intelectual

"Discapacidad, Diversidad e Igualdad"

Publicado en El Litoral. "Opinión".
Lunes 05 de Diciembre de 2011.

De acuerdo con Carlos Eroles, “entendemos por discapacidad una situación de desventaja originada en causas físicas o psíquicas, que limitan el funcionamiento en sociedad de las personas”. Sin embargo, es sabido que estas circunstancias desfavorables pueden revertirse, total o parcialmente, si las personas con discapacidad pueden contar con los apoyos, médicos, psicológicos, culturales, comunicacionales y físicos necesarios para lograr una mejor calidad de vida y superar los obstáculos que impiden su desempeño adecuado en los servicios de salud, la educación, el transporte, el trabajo, el deporte, el arte o cualquier otro ámbito de realización humana.

Siendo de destacar que esta caracterización de la discapacidad evita hacer referencia a un presunto concepto de “normalidad psicofísica”, como lo hacen algunas normas legales argentinas (v.g., el art. 2 de la ley 9.325 de la provincia de Santa Fe). Correspondiendo cuestionarse esa idea de normalidad, porque es muy difícil de definir en el ámbito social y además no puede reducirse al campo de las diferencias existentes entre las personas “integradas” en la sociedad y las personas con discapacidad. Máxime si se admite que “la normalidad es expresión de una frecuencia estadística, por lo cual no puede entenderse como calificador ni como medida de valor” (Thorwald Dethlefsen y Rüdiger Dahlke).

Por ello, corresponde adoptar la denominación “personas con discapacidad” (tal como lo hace la “Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad”, aprobada por ley 26.378), y rechazar, por inadecuado, llamarlas “personas con necesidades especiales” (o “con necesidades diferentes”) o “personas con capacidades diferentes” (o “con capacidades especiales”), expresiones que, además de que difícilmente resistirían una confrontación semántica, adolecen de una vaguedad absoluta, pues todo ser humano, y cualquiera que ellas sean, tiene “necesidades especiales” total o parcialmente “distintas” de los demás. V.g., la alimentación “especial” de la cual un bebé tiene “necesidad”, es “diferente” que la de un atleta. Siendo evidente que las “capacidades especiales” de Hitler y Gandhi, fueron muy “diferentes”.

Por lo tanto, “la discapacidad solamente puede ser hoy conceptualizada, de manera adecuada, desde el concepto de diversidad, entendido como el derecho de todos los seres humanos a ser reconocidos en su igualdad fundamental, que surge de su dignidad esencial, cualquiera sea su ideología, su origen étnico, su situación psicofísica, su género, su edad o su opción sexual. Es decir, de lo que se trata es de definir la discapacidad, no centrándose en las desventajas, sino en las posibilidades actuales y futuras de las personas que la afrontan, en cualquiera de sus perspectivas. Por ello, desde el punto de vista social y de Derechos Humanos, no importa tanto qué tipo de discapacidad se porta, sino la condición de persona igual en dignidad y derechos de todo discapacitado” (Eroles). Aunque con la siguiente precisión: es cierto que todas las personas cuentan con los mismos derechos existenciales básicos en sí mismos. Pero no lo es, y nos parece obvio, que las personas con discapacidad y aquellas otras que no se encuentren afectadas por una discapacidad tengan los “mismos” derechos. Por caso, un ciego no tiene derecho a obtener una licencia de conducir. Y un individuo que no esté afectado por una discapacidad motriz, no tiene derecho a adquirir un automóvil importado, libre de gravámenes de aduana, diseñado para poder ser conducido por quién si presente tal afección.

De igual modo, discutiendo los modelos lanzados por la Organización Mundial de la Salud en la década de 1970, resulta inconveniente aludir a las personas con discapacidad como “minusválidos”, dado que este término fue acuñado históricamente desde el mercado y es desde allí que se considera inválidas o minusválidas a las personas con discapacidad, es decir, se les asigna un menor valor para el desarrollo de actividades productivas. Entre muchos otros, el físico y matemático Steven Hawkins desmintió acabadamente a esta idea mercantilista.

Por ello, esta denominación (minusválidos) -más allá de sus buenas intenciones, empleada en el “Protocolo de San Salvador” (arts. 6, 2.; 13, 3. e. y 18)- debería ser erradicada del lenguaje jurídico, al igual que algunas otras expresiones poco felices (v.g., la “Convención Sobre los Derechos del Niño” alude al “niño mental o físicamente impedido”), sino arcaicas y propiamente discriminatorias (v,g., resulta patético que, aún hoy, el “Reglamento General de Escuelas Primarias” de nuestra provincia aluda a las “Escuelas Especiales para Infradotados Psíquicos”). Siendo que tampoco resulta agradable que la Constitución local diga que “La Provincia presta particular atención a la educación diferencial de los atípicos” (art. 133).

En fin, si se trata de promover la igualdad jurídica y social de las personas con discapacidad y de evitar su discriminación, creemos que es prudente comenzar esta labor desde las mismas palabras que se empleen, atendiendo a la diversidad y no a conceptos o términos esterotipados, inadecuados o imprecisos.

lunes, 12 de diciembre de 2011

“Queremos niñas visibles e inevitables”

La iniciativa guatemalteca "Abriendo Oportunidades" pretende favorecer el liderazgo femenino indígena. El trabajo va dirigido a niñas y jóvenes de ocho a 18 años, con el propósito de fortalecer las comunidades rurales y crear "espacios seguros" en los que ellas puedan reunirse y aprender sobre autoestima, desarrollo de aspiraciones y planificación del futuro, salud sexual y reproductiva y prevención del VIH, entre otros temas.

“Aprendí a no tener miedo y a quererme. Antes no quería hablar con las personas porque sentía que me criticaban y que no servía para nada“, relató Hilda Tura, de 12 años, beneficiaria del programa Abriendo Oportunidades que apoya el liderazgo de la mujer indígena. ”A veces mis compañeros de la escuela se burlan porque somos mujeres. Nos dicen que no podemos hacer nada, pero en el programa aprendí que las mujeres sí podemos hacer lo que nos proponemos”, dijo la niña indígena cakchiquel Tura, originaria del noroccidental departamento de Chimaltenango.

El cambio de actitud logrado por esta niña es parte de los desafíos trazados por la iniciativa Abriendo Oportunidades, de la no gubernamental Population Council, en los departamentos Alta Verapaz, Chimaltenango, Sololá, Totonicapán, Quetzaltenango y Chiquimula, en el este y el noroeste del país.

El trabajo va dirigido a niñas y jóvenes de ocho a 18 años, con el propósito de fortalecer las comunidades rurales y crear “espacios seguros” en los que ellas puedan reunirse y aprender sobre autoestima, desarrollo de aspiraciones y planificación del futuro, salud sexual y reproductiva y prevención del VIH/sida, entre otros temas.

“Queremos hacer a las niñas visibles e inevitables. Que no las puedan ignorar, que las vean y que vayan ocupando espacios públicos cada vez más para que los que toman las decisiones ya no las puedan ignorar”, dijo la directora de Population Council Guatemala, Alejandra Colom. ”Que tengan más amigas y mentoras, que mejoren su autoestima, que tengan metas, que las logren alcanzar y que, si desean atrasar el matrimonio y tener familias pequeñas, que sepan cómo hacerlo”, añadió.

En Guatemala, donde poco más de mitad de los 14 millones de habitantes son mujeres, las indígenas cargan consigo la posición más desventajosa en la sociedad, debido a la profunda marginación que subyace en el país. Siete de cada 10 muertes maternas se dan en mujeres indígenas en este país, que encabeza la tasa de embarazos adolescentes en el área rural en América Latina con 114 madres menores de 20 años por cada 1.000, según la Encuesta Nacional Materno Infantil 2008/2009.

La situación se repite en la educación. Apenas una de cada 10 adolescentes indígenas se inscribe en la escuela secundaria, mientras que la cifra se reduce a una de cada 100 cuando viven en situación de pobreza extrema, según un estudio de 2007 del Banco Mundial. Mientras, la población guatemalteca crece a ritmo vertiginoso, una situación que perpetúa la pobreza.

El informe Estado de la Población Mundial 2011, divulgado esta semana por el Fondo de Población de la Organización de las Naciones Unidas (Unfpa), sitúa a Guatemala con la tasa de fecundidad más alta de América Latina. El documento revela que las mujeres guatemaltecas de entre 15 y 49 años tienen en promedio 3.8 hijos (2010-2015), cuando a escala latinoamericana el promedio es de 2,2. Estas cifras son parte de los argumentos que han movido al programa Abriendo Oportunidades a ofrecer espacios para dialogar con las niñas sobre la salud sexual y reproductiva.

“Les hablamos de lo que significa tener un hijo antes de los 20 años, de planificación familiar y temas como “Conociendo mi cuerpo”, porque muchas jóvenes no lo conocen ni saben cómo va desarrollándose”, explicó una de las mentoras, Patricia Alva.

¿Cómo funciona el programa? La iniciativa, auspiciada por Unfpa-Guatemala, lanza una convocatoria en comunidades donde no existen oportunidades para las mujeres destinada a buscar candidatas que puedan convertirse en tutoras del programa.

Las seleccionadas realizan una pasantía de un año en una institución local relacionada con las temáticas que abordarán con las niñas, como derechos humanos, salud, educación y otros. Y al finalizar, ellas se convierten en las tutoras de las niñas y jóvenes, con quienes discutirán los diferentes temas.

Antes de iniciar el trabajo con las niñas y las adolescentes, las tutoras se reúnen con los padres y las madres y definen el lugar destinado como “espacio seguro”, donde las participantes asistirán a las sesiones de dos horas de duración, una vez por semana.

Pero el trabajo no es fácil. “Es difícil que los padres les den permiso a sus hijas de participar y debemos explicarles bien de qué se trata”, dijo Hermelinda Teleguario, una líder del grupo. La deserción alcanza a 50 por ciento de las participantes, según las tutoras, principalmente por razones económicas. ”Al llegar a los 14 y 15 años, ellas tienen la responsabilidad de ganarse la vida, porque algunos papás les dicen que ya no les corresponde a ellos comprarles su ropa. Ahí empiezan a trabajar como empleadas domésticas, en el mercado y otros oficios”, y luego llegan los embarazos, explicó. Alrededor de 4.000 niñas han participado desde 2004 en el programa Abriendo Oportunidades, y algunos estudios revelan ya sus bondades.

La estatal Secretaría de Planificación y Programación de la Presidencia concluyó que “97 por ciento de las niñas líderes de Abriendo Oportunidades no tuvieron hijos durante el ciclo del programa, comparado con el promedio de 78,2 por ciento de adolescentes de esa edad (15 a 19 años) a nivel nacional”.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

"Eva Giberti destacó las Políticas de Prevención y Abordaje de la Violencia de Género en el Chaco"

Tras un encuentro que mantuvo con el Gobernador, la coordinador del Programa Nacional "Las Víctimas Contra Las Violencias" resaltó la decisión política del Gobierno para erradicar el flagelo. el trabajo en conjunto se profundizará en 2012.

El gobernador Jorge Capitanich recibió hoy a la coordinadora del Programa “Las Víctimas contra las Violencias”, Eva Giberti, oportunidad en la que evaluaron las acciones implementadas en el marco de la lucha contra la violencia de género.

Tras el encuentro, Giberti valoró el trabajo que realiza la provincia para la atención y el abordaje de los casos de violencia de género y ponderó la iniciativa parlamentaria impulsada por el Ejecutivo provincial para la protección víctimas.

Del encuentro que se realizó en el despacho del primer mandatario también participaron la ministra de Desarrollo Social y Derechos Humanos, Beatriz Bogado; la subsecretaria de Gestión y Articulación Interinstitucional, Natalia Luque, y la directora de Mujer, Silvina Canteros.

“Es habitual que me inviten de otras provincias ministros u otras autoridades, pero es la primera vez que la inquietud por el trabajo que estamos realizando parte de un gobernador”, sostuvo Giberti. “Me llevo una muy buena impresión de Jorge Capitanich, en un encuentro que sirvió para conocer lo que se viene efectuando en Chaco, además de aportar mi experiencia desde el programa que coordino”, añadió.

La destacada psicóloga y autora de varios libros también rescató el trabajo que realiza la Dirección de la Mujer, que servirá como plataforma para profundizar las líneas de intervención para el abordaje de la temática de género. “En marzo estaremos volviendo porque es tal la pasión que pone tanto la ministra como quienes trabajan con ella que realmente nos ha dado mucho ímpetu para volver y ver qué se puede hacer con los conocimientos que ya tiene Chaco”, adelantó.

Por otro lado, recalcó la importancia de que las unidades que atiendan esta temática formen parte de la estructura de Desarrollo Social. “Todos los temas de género que involucran a niños, adolescentes y mujeres tienen que estar compaginado en una unidad cuyo ámbito específico es Desarrollo Social”, consideró.

INICIATIVA LEGISLATIVA

Durante el encuentro, Giberti ponderó la iniciativa parlamentaria impulsada por el Ejecutivo provincial, que genera un mecanismo de protección de la víctima y su núcleo familiar. “Es una iniciativa innovadora que esperemos que pronto se convierta en ley”, dijo.

El proyecto contempla tres puntos centrales: la inmediata exclusión del núcleo familiar del cónyuge agresor, la incautación de todos los activos financieros del atacante para el sostenimiento de la familia víctima y el tratamiento psicológico obligatorio del agresor.

A su turno, Bogado recordó que el gobernador instruyó a los diputados que asumen en días sus mandatos el tratamiento de esta iniciativa antes de que termine el período de sesiones ordinarias del Parlamento.

“El gobernador ha dado la orden de que esto se sancione antes de que termine el año, así que es una muy buena noticia, porque esto implica un trabajo de profundización de todas las acciones que venimos trabajando desde el Ministerio”, comentó la máxima responsable de la cartera social.

Finalmente, señaló que se trata de “una buena noticia para todos”, ya que la violencia no tiene que ver con el rango social, sino que atraviesa a toda la comunidad.

Información

El Lunes 5 de Diciembre, en el marco de la Campaña Nacional Contra la Explotación Sexual Comercial de Niñ@s y Adolescenes en Viajes y Turismo, las Lics. Carola Saricas y Johanna Goldwaser, integrantes de la Brigada Niñas del Programa "Las Víctimas Contra Las Violencias", estuvieron a cargo de la última clase del grupo de alumnos del Centro Pescar de Aeropuertos Argentina 2000, ubicado en la localidad de Ezeiza - Prov. de Buenos Aires.
Dicha clase contó con la presencia de 23 estudiantes de entre 17 y 19 años, pertencientes a diversas escuelas de la zona de Ezeiza quiénes participaron intensamente en la charla y el debate sobre la problemática de lo que comunmente se conoce como "Turismo Sexual".

martes, 6 de diciembre de 2011

Estadisticas: Octubre 2011

Informe estadístico correspondiente al mes de Octubre de 2011
Brigada Móvil de Atención a Víctimas de Violencia Familiar

Durante el mes de Octubre de 2011, el Equipo Móvil de Atención a Víctimas de Violencia Familiar recibió un total de 1.532 llamadas, ingresadas a través de la Línea 137, de las cuales se desprenden los siguientes datos:

■54% de llamadas realizadas por la víctima.
■22% de llamadas realizadas por distintas Instituciones.
■13% de llamadas realizadas por un familiar.
■5% de llamadas realizadas por un vecino.

En cuanto al género de las personas que llaman a la Línea 137:

■78% son mujeres.
■22% son varones.

Respecto de la distribución semanal de los llamados, se puede observar que la mayor cantidad se concentra, en primer lugar, el día lunes; y en segundo lugar, el día miércoles.

En cuanto a la distribución horaria de los llamados, la mayoría ingresan en las franjas horarias que abarcan entre las 12:00 a las 17:00 horas, y las 18:00 a las 23:00 horas.

Las intervenciones domiciliarias correspondientes al mes de Octubre de 2011 son 296, de las cuales:
■201 son casos atendidos de 1ª vez.
■95 intervenciones de veces subsiguientes.

El total de víctimas de violencia familiar es 434, de las cuales:
■68% son mujeres.
■60% son niñ@s entre 0-18 años. (El 40% de las víctimas son niñ@s de 0-5 años).

Se registra que el 90% de los hombres son agresores.

"Violencias en Cifras"


Por Eva Giberti.
Publicado en Página/12. "Sociedad".
Domingo, 04 de Diciembre de 2011.

“Según la leyenda, tras su encuentro con la Justicia y la Verdad, el hombre de Creta fue llamado a la antigua Atenas para curar a la ciudad de una plaga. Y las viejas historias sobre él –Epímedes– muestran cómo realizó la curación. En parte instaló rituales que exigían paciencia (...). En parte consistió en insistir en que los atenienses empezaran a poner fin a la bárbara subordinación de las mujeres y dejaran de tratarlas tan mal.” Kingsley, Glosa de un texto de Parménides

Desde siempre, los malos tratos y los abusos sexuales contra niños, niñas y adolescentes se han instalado en la vida familiar. En la estadística que hoy publicamos solamente reproducimos los datos del año 2010 para la ciudad de Buenos Aires. Las cifras que ofrecen los organismos internacionales están acompañadas por recomendaciones acerca de la prevención. Es preciso enseñarles a los niños y a las niñas a defenderse de los adultos. A desconfiar de ellos. Por lo menos, de algunos.

Quienes formamos los Equipos del Programa Las Víctimas contra las Violencias, ante el llamado al número 137, durante las 24 horas, llegamos al domicilio donde la mujer víctima de violencia familiar demanda ayuda. Conversamos con ella hora tras hora, explicándole la importancia de denunciar la violencia que ha padecido.

De pronto, ella comenta: “Este –el padre de los chicos o su compañero– también le pega al nene y a la nena la manosea”. Entonces avanzamos con la necesidad de incluir esa denuncia.

Cuando un profesional se encuentra en esta situación, puede pensar y vivenciar lo que tiene delante. Porque la madre insistirá en su negativa: “No, no quiero denunciarlo, va a ser peor para mí...” Difícilmente conozca los efectos que estos abusos y malos tratos tendrán en el futuro de sus hijos. Y es probable que ella misma haya sido abusada y golpeada siendo niña sin haberse atrevido a contarlo. De modo que su hijo/a no es asumida como víctima y tanto el abuso cuanto el maltrato están naturalizados. O es mucho mayor el terror que el golpeador le suscita y no se atreve a avanzar con una denuncia. La vergüenza es otro factor para considerar: no quiere hablar de “esas cosas”. En oportunidades, son los mismos chicos quienes nos cuentan, durante la visita en domicilio o en hospital desde donde nos convocaron, cómo ese varón que vive con su madre lo castiga o “lo molesta” (lenguaje infantil que sustituye la palabra abuso).

Podemos escucharlo porque, habiendo sido convocados telefónicamente por violencia familiar, permanecemos varias horas en el domicilio de la víctima mientras ella intenta serenarse y escuchar nuestros argumentos que le sugieren denunciar su propia victimización.

El gráfico incluye lo que no quiere ser denunciado y escuchamos durante nuestra intervención. También podríamos editar las características de los abusos contra las niñas y los niños, semejantes y diferentes. ¿Cómo intentamos abordar situaciones instaladas y silenciadas? Existen instituciones del Gobierno de la Ciudad encargadas del seguimiento y atención de estas historias referidas a niños y niñas. Les enviamos un informe detallado para que puedan proceder. Por ahora, Naciones Unidas no titubea en hablar de la imposibilidad de contar con datos ciertos en América latina. Detrás de cada uno de esos niños o niñas hay un sujeto impune al margen de las estadísticas (ver Cuadro 1) .

- Cuando la mujer es la agredida

Aquellas que se niegan a denunciar configuran un circuito invisibilizado en las estadísticas habituales, donde solo aparecen aquellas que denuncian. En nuestros números, este circuito alcanza a un 35 y 40 por ciento de víctimas a las que atendemos, pero que solo figuran en nuestras estadísticas. Así como no figuran aquellas a las que en alguna comisaría “la mandan de vuelta” en lugar de convocar al 137 –como lo hacen muchas de ellas– para que podamos asistirla. Recién cuando una vecina le recomienda recurrir a ese teléfono nos enteramos de lo sucedido.

Existe un universo de víctimas, mujeres que padecen violencia por parte del compañero y niñas y niños víctimas de malos tratos y abusos, omitidos de las estadísticas habituales. Sabemos que el fenómeno de subregistros constituye una realidad en toda estimación estadística pero no cuando las mujeres que se niegan a declarar forman parte de nuestras estadísticas; quedan subregistradas las que no logran acceder al pedido de ayuda.

La pregunta bienintencionada podría ser: “¿Por qué no convencen a todas esas mujeres?”. Convencemos a la mayoría, que sólo empieza pidiendo auxilio. Aunque trabajemos varias horas con ella en su casa, la escena de la violencia, de la que somos testigos presenciales, no se acompaña con la denuncia. Porque para ellas, asistir a un lugar asociado con “tribunales” o semejante es algo que las atemoriza. No me refiero a mujeres de “clases populares”. Las que acompañamos en los barrios elegantes de la ciudad de Buenos Aires quedan atrapadas en sus propias vergüenzas, temiendo que su nombre quede instalado en un expediente. En estas circunstancias no se trata de ignorancia, sino de sentimientos persecutorios. No están dispuestas a asumir que el padre de su hija es un abusador o un golpeador. A partir de esta gestión de gobierno hemos transitado un camino esperanzador en materia de violencias contra mujeres y niños, por comenzar mediante el Programa Las Víctimas contra las Violencias del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, porque las busca y encuentra en la escena de la violencia. Diferente de lo que hacíamos quienes comenzamos trabajando en la década del ’80, cuando las mujeres se reunían en grupos de autoayuda o en modestísimas ONG sostenidas a fuerza de donaciones y de actividades heroicas.

- “¿Aumentó la violencia, hay más denuncias o reciben más llamadas?”

El programa comenzó en octubre del año 2006, es decir, llevamos seis años registrando datos mediante las áreas que se ocupan de Estadística y de Informática. En el número 137 recibimos cada día más llamadas y podemos comparar con las iniciales. Lo cual no nos autoriza a decir que aumentó la violencia, aunque podemos estimar que así es. Pero no podemos establecer parámetros para comparar con épocas anteriores porque los números que existen no están sistematizados (ver Cuadro 2).

En las informaciones habituales se privilegia la norma (denunciar) y no la situación de la víctima que incluye la autoridad de la que ella dispone para negarse a hacerlo. Asistimos a la tensión que se establece entre norma y realidad, cuando se suspende la posibilidad de actuar según lo indica la norma. Cuando la víctima existe por fuera del Derecho. Y espera Justicia, que no equivale a Derecho.

Es preciso conocer cuál es la situación de una víctima de violencia familiar, palpada en la fuente misma de los hechos, en domicilio o en el hospital donde fue trasladada en estado de urgencia, para darse cuenta si ella está en condiciones de discernir la importancia de lo jurídico.

Por eso interesa la calidad del “estado de víctima”, distinguiendo a quienes recurren por sus medios a una institución para solicitar ayuda de aquellas a las que nosotras nos acercamos después de un llamado telefónico cuando aún se encuentra en su barrio, en su medio ambiente.

En esos momentos su desvalimiento se visualiza en estado puro, ajena a la pretensión de Schmitt de reconducir la violencia a un contexto jurídico, en una instancia en la cual, como sostenia Walter Benjamin, persiste la capacidad de suspender el derecho, en este caso de la víctima mediante el poder del golpeador que la aterroriza en ausencia, puesto que a ella ese derecho le ha sido cancelado durante años.

Aún está pendiente el análisis de la responsabilidad personal, las actitudes y comportamientos de los médicos que atienden violencias y no denuncian, de las docentes que no se atreven a mencionarla (si bien muchas de ellas son excelentes informantes), de los vecinos que no llaman por teléfono para advertir la presencia de una criatura molida a golpes. Podemos añadir aquellos jueces que desconfían de la víctima, las y los profesionales que cuando evalúan a una mujer golpeada le indican que “vuelva mañana, no tenemos turno” o bien “no es mucho lo que la golpearon, puede regresar a su casa”, los policias que todavía no aprendieron cuál es el procedimiento para actuar en estas circunstancias.

No se advierte que, tanto entre nosotros cuanto en otros países de América Central y del Sur, existe un tropiezo fundamental en los profesionales e idóneos que se enfrentan por casualidad u oficio con el tema. El circuito de la violencia no se circunscuscribe a la víctima y al violento, sino a la terceridad de quienes acompañan. Esos terceros forman parte del circuito de la violencia impulsando el principio de justicia pero no el principio de autonomía que impide la estigmatización de la víctima mediante los procedimientos y recursos que se ponen en juego.

El circuito de la violencia no se ciñe a víctima-victimario, sino que incluye lo que hacen y dicen quienes intervienen en los trámites y tratamientos, describiendo e interpretando lo que les sucede a los protagonistas. Ese circuito introduce a quienes intervienen para tratar de interrumpir el vínculo víctima-victimario. El resultado dependerá de quiénes ocupen esos lugares.

Cuando mujeres de dos villas de Buenos Aires ante la golpiza padecida por una vecina se reúnen, concurren a la casa del golpeador, lo rodean, le dicen lo que piensan de él, sin privarse de algún puntapié o cachetada preguntándole “¿te dolió?, a ella le duele más lo que le hiciste”, introducen una estrategia ajena a las prácticas universitarias y riesgosamente cercana a lo que se denomina “justicia por mano propia”. Pero reiteran aquello que otras mujeres villeras hicieron hace tiempo: emprendían un cacerolazo y hacían sonar un silbato cuando una mujer era golpeada. Denunciar o no es otra instancia. Aquello que se mantiene excluido del análisis del tema es la calidad de los procedimientos jurídicos y la competencia de quienes “miden” a las víctimas que apenas si saben por qué están en ese lugar intransferible e incanjeable.

El Estado ha incorporado estrategias nuevas y quienes operan con el tema cuentan con recursos prometedores. No obstante, las violencias circundantes que impregnan las vidas de estas víctimas crece desde las raíces patriarcales que nuestra cultura alimenta.

Eva Giberti: "Llaman cuando se dan cuenta de que las lastimaron mucho"

Eva Giberti: Psicoanalista, feminista, pionera defensora de los derechos de mujeres y chicos, la creadora del Programa Las Víctimas contra las Violencias dirige una experiencia única en el continente.

Por Romina Caldero.
Publicado en Diario Zeta.
Jueves, 24 de Noviembre de 2011.

Todos los días, muchas mujeres víctimas de diferentes tipos de violencia llaman al número 137. Es el teléfono del Programa Las Víctimas contra las Violencias, que creó y dirige la doctora Eva Giberti en la órbita del Ministerio de Justicia de la Nación. El número atiende emergencias todo el año exclusivamente en la ciudad de Buenos Aires. Si la mujer lo requiere, un equipo multidisciplinario acompañado por la policía acude al lugar desde donde llamaron. Desde octubre de 2006, cuando comenzó a funcionar, hasta septiembre de 2011, produjeron 11.384 intervenciones.

¿Qué se hace en esta oficina?
Ésta es la sede del Programa Las Víctimas contra las Violencias, un programa grande ideológicamente porque no trabajamos detrás de un escritorio y conseguimos ocuparnos de las víctimas trabajando en terreno. Nuestra estrategia es nueva en el país y en Latinoamérica, y así lo reconocen los países amigos que nos citan en los congresos para que contemos cómo es esto. Cuando una víctima pide ayuda y llama al 137, sale inmediatamente un móvil policial que lleva a dos agentes de policía y a dos profesionales.

¿Solamente puede llamar la víctima?
También puede llamar un tercero, un familiar, un vecino.

¿Por qué va la policía?
Porque es posible que en la casa todavía esté el golpeador. Y si se escapó cuando se enteró de que la mujer estaba pidiendo ayuda, lo más frecuente es que vuelva o mande a algún amigo, o a su madre. Son formas de amedrentamiento de la víctima. Entonces el policía va a custodiarnos y a pegar una primera mirada. Después baja el equipo: un psicólogo o una psicóloga o un trabajador social.

¿Y qué hacen?
Por lo general nuestras intervenciones duran 4 o 5 horas. Conversamos con la señora, vemos cómo se siente y sobre todo nos hacemos cargo de ella. Si hace falta la llevamos al hospital o a la comisaría. Si la mujer quiere judicializar el caso llevamos la denuncia a la Oficina de Violencia Doméstica de la Corte Suprema. Si no quiere, la llevamos a donde nos pida o le buscamos un lugar con familiares o amigos donde pueda quedarse durante un tiempo. Nuestro programa se ocupa de emergencias y de urgencias, no hacemos asistencia jurídica ni seguimiento. El equipo mantiene contacto con la víctima unos 20 días para ver si la mujer entiende qué es lo que tiene que hacer o si quiere que se le recomiende un grupo de apoyo. A veces se las manda a grupos de apoyo de la ciudad de Buenos Aires. Pero el seguimiento no supera los 20 días. También nos hacemos cargo de los chicos, los levantamos.

¿Cómo están los chicos?
Aunque no exista ninguna denuncia, el niño aparece como testigo inmediato de la situación y con frecuencia la madre cuenta que el chico también es golpeado.

¿Por qué las mujeres no reaccionan ni siquiera por sus hijos?
En oportunidades no reaccionan, incluso no aceptan hacer la denuncia que les proponemos desde el equipo móvil porque están aterrorizadas. Temen la reacción del compañero. Piensan que si lo denuncian por golpear a sus hijos se incrementará la violencia contra ella y contra los chicos. Porque la historia de violencia familiar lleva años en ese grupo humano. En algunas situaciones dicen: "Le pega fuerte pero no siempre, a veces". Les parece tolerable y aun normal que se ejerza violencia contra los chicos.

¿Cuándo se pide ayuda?
Cuando ya no da más, cuando puede superar el umbral del terror. En determinado momento se da cuenta de que la han lastimado mucho y ésa es la instancia en que llama. Muchas mujeres no saben que pueden rebelarse, hay mujeres que siendo niñas han sido violadas por su padre o castigadas por sus hermanos y por su propia madre. Ingresan a la pareja con un estado de sometimiento aprendido. Otras veces se quedan porque no pueden mantener a los chicos que no necesariamente quiso engendrar. En infinidad de casos yo diría que es porque siguen queriendo a su compañero, no pueden desprenderse del amor que sienten por ese sujeto. Finalmente, en muchos casos es porque les parece que una mujer sin hombre está incompleta, no quieren mostrarse ante la comunidad sin un compañero, porque es como que no la quisieron, que un tipo no la amó. Entonces aguantan muchas cosas con tal de seguir con un compañero.

¿El golpeador utiliza a los chicos como vehículo de castigo contra la mujer?
Se ataca a la mujer mediante el homicidio del hijo, particularmente del hijo de ella, porque de ese modo se ejerce una venganza certera. Se golpea donde la herida será inolvidable y dolerá siempre. Es una forma de la perversidad, como decisión de continuar viviendo en la mente de ella, cada vez que añore la vida con el hijo que el sujeto asesinó. Son formas encubiertas de femicidio.

¿Quienes llaman al Programa piensan que las pueden matar?
Viene sucediendo desde hace poco más de un año que llaman chicas que dicen que su novio o el pibe con el que salen las amenazan con que las va a quemar, con que las va a rociar. En esos casos salimos con el móvil, vamos inmediatamente a hacernos ver en el barrio.

¿El asesinato de Wanda Taddei, la mujer del baterista de Callejeros, implicó un aumento de las amenazas?
Creo que sí. Pero creo que, más que el fallecimiento, lo que pesó fue la impunidad del agresor, que durante tanto tiempo estuvo en libertad. Realmente el número de femicidios por quemadura es impresionante, y aumenta. Nos llaman y nos dicen ‘me está amenazando'. Hay que dejar en claro que quien amenaza viola la ley, es la figura de amedrentamiento.

¿Por qué la violencia psicológica está más naturalizada que la física?
Porque la mujer no la reconoce, no la detecta. La violencia psicológica se genera a través de insultos cotidianos, de los celos. Tengo un mensaje de una mujer que dice que está asustada, desesperada por los celos del marido y cuenta cómo aumentan día tras día. No pide la ayuda del 137 sino orientación.

¿El programa también brinda orientación?
Tenemos un cuerpo interdisciplinario que trabaja con los expedientes que nos mandan los jueces para que entrevistemos al golpeador, a la familia y a los chicos. Es otra área del programa que tiene una característica única: somos los únicos que entrevistamos a los golpeadores.

¿Acuden a las entrevistas?
Se los cita de oficio, no tienen mucha opción.

¿Los golpeadores son malas personas o enfermos?
Enfermos no son. Eso es rotundo, salvo algún alcohólico o algún paranoico para internación, que serían casos de trastornos especiales, no son enfermos. Personalmente creo que son abusadores de poder y que disfrutan enormemente cuando la víctima llora, se queja o les dice "por favor no me pegues más". Entiendo que es una forma de expandir el yo, golpear es una forma de sentirse importantes y de excitarse.

¿Por qué abusadores de poder?
Porque son sujetos sin antecedentes de estar peleándose con un policía o con el jefe. Golpean a sus mujeres y a sus hijos exclusivamente. Esto es lo que permite entender que no son enfermos.

Esto nos lleva al poder que atraviesa las relaciones humanas.
Se llama patriarcado. Y nuestro país está muy atravesado por el patriarcado, particularmente en profesiones como el derecho y la medicina.

¿Por qué?
Son dos profesiones donde la fuerza del patriarcado es enorme. Nosotros lo padecemos con determinados jueces que no están dispuestos a creerle a la víctima de abuso sexual o de violencia familiar. Salvando siempre las excepciones porque hay jueces magníficos, pienso que hay que cambiar la currícula de la Facultad de Derecho y empezar a enseñar qué es una víctima. Porque no le creen a la víctima.

¿La violencia se cambia culturalmente?
Sí, enseñándoles a los chicos desde el jardín de infantes qué significa ser mujer y qué significa ser varón o transgénero, porque a los transgéneros no tenemos que dejarlos de lado. Le corresponde al Ministerio de Educación.

Pero las mujeres son las que educan a los varones.
Sí, resultan machistas porque la mamá se encarga de decirle "Nene te voy a llevar el desayuno a la cama". Pero no como mimo porque un día está enfermo sino porque es el varón y en vez de decirle "Fulanito andá a poner la mesa, lavate las zapatillas y andá a hacer las compras", le dice que vaya a jugar al fútbol porque la hermana se va a encargar de hacer las compras o tender la cama. Es el patriarcado.

¿Los casos de violencia han aumentado?
No lo puedo decir porque no hay estadísticas comparativas. Si yo comparo con nuestras propias estadísticas, que somos los únicos que tenemos estadísticas de 2006, la violencia está en alza porque también están en alza las llamadas. Pero no se puede afirmar, es muy delicado. Lo que sí aumentó es el tipo de violencia, la crueldad.

¿Qué responde un hombre cuando se le pregunta por qué golpeó a su mujer?
El hombre cuando trata de justificarse dice "me puso nervioso, me saca de las casillas, no me obedece". Cuando la lastimó mucho dice que no quería hacerlo; con cierta frecuencia dicen yo no habían pensado en lastimarla tanto. Pero en general la primera respuesta es que no lo obedece y lo pone nervioso.

¿Es posible que un golpeador cambie de conducta?
Lo he visto en escasas oportunidades, se podrían contar con los dedos de una mano. No obstante creo que vale la pena intentarlo mediante grupos de trabajo, crearles responsabilidad acerca del tema. Sin embargo no consigo que quienes hacen esos grupos me pasen estadísticas. Creo que no las tienen, que no saben el número de reincidencia. La historia es que les produce placer golpear.

Una última pregunta: ¿cómo se les explica a los chicos y a las chicas casos como el de Tomás o de Candela?
No puedo generalizar. Cada niño o niña precisa escuchar de los adultos lo que podría entender y asumir. Esa evaluación pueden hacerla los padres o las maestras, quienes conocen su forma de reaccionar. Alguna criatura puede reaccionar asustándose, otra negarse a entender, otras negando los hechos. El problema lo tenemos los adultos cuando tratamos de regular las reacciones de niños y niñas. Cada cual hará lo que pueda con esa información. Es inútil pretender disimularla, encubrirla, morigerarla o impresionar a los chicos y a las chicas. Cada uno, cada una, según su edad, sus experiencias y su manera de percibir el mundo, manejará estos horrores de acuerdo con sus posibilidades. O sea, el trabajo de pensar como explicárselo a los niños y niñas depende del conocimiento que los adultos tengan de las criaturas. Ése es el problema ¿saben cómo podría reaccionar cada hijo o hija? ¿Sabrán cómo acercarse a ellos sin necesidad de orientación psicológica? Porque en estas circunstancias se trata de hablarles de la vida mediatizada por la muerte. Y los que tienen problemas para hablar de la muerte son los adultos. En estas circunstancias es un problema particularmente grave porque la muerte de niños o niñas nos compromete afectivamente, sin excepción.