Publicado en Página/12. "Sociedad: Opinión".
Viernes, 27 de Julio de 2012.
Por Mariano Ciafardini.
Profesor en Criminología (UBA).
El aumento de delitos y hechos de violencia que se acentuó en la Argentina, como en prácticamente todos los países de Latinoamérica, desde hace ya unos 15 o 20 años, no lo generaron ni el llamado “garantismo”, ni las visiones progresistas, democráticas o de izquierda sobre la cuestión criminal.
Los responsables de este estado de situación, que sobrevino en los años ’80 y principios de los ’90, fueron principalmente la destrucción de los lazos comunitarios y del respeto por los derechos, el avance de la corrupción y la destrucción del Estado, además del agigantamiento de la brecha entre ricos y pobres y la aparición del perverso fenómeno de la exclusión social, junto con el aumento de los tráficos de sustancias ilegales y armas, que generaron las dictaduras militares y el desembarco sobre la tierra arrasada de las políticas neoliberales, cuyas fechas clave en el caso de Argentina son el golpe militar de 1976 y la hiperinflación de 1989. El consumismo, el individualismo y la alienación, propios de la “cultura” neoliberal (hipercompetitividad y mercantilización de la vida), hicieron su parte, particularmente con el aumento del consumo de estupefacientes que se da, en cantidades abrumadoras, en los países que más impulsan estas políticas neoliberales, gigantesca demanda que genera los tráficos a gran escala, de consecuencias nefastas en nuestra región.
De hecho, con el mejoramiento de los índices sociales y laborales que se han estado dando desde 2003, los índices de los delitos más generalizados han comenzado a disminuir, lentamente y con altibajos, debido a que se trata de una masa enorme de delictividad que se instaló en el país principalmente a partir del año 1995.