El Programa Las Víctimas Contra Las Violencias del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, con la coordinación de la Dra. Eva Giberti, tiene como finalidad principal poner en conocimiento de la víctimas cuáles son sus derechos para exigirle al Estado el respeto de los mismos y la sanción de las personas violentas que la hayan agredido. De este modo, se busca que la víctima supere su pasividad y reclame por sus derechos.

martes, 6 de julio de 2010

¡No te paralices. Llama al 137!

Por María Mansilla.
Revista ELLE Argentina. N° 195. Julio de 2010.


La violencia familiar a mata a una mujer por día en Argentina. El Programa Las Víctimas Contra Las Violencias tiene una misión que parece obvia pero no lo es: corre al encuentro de las mujeres golpeadas en el momento de la agresión. Por vos, por tu mamá, por tu hija, por tu vecina, por una amiga… Pedí ayuda antes de que sea tarde.

Y vos ahora, ¿dónde estás? Ah, en tu trabajo. ¿Dónde vivís? En Recoleta, Juncal y Callao. ¿Cómo son los gritos? ¿Sabés algo más de la mujer, de tu vecino…? ¿Qué edades tienen los chicos? Ajá. Lo que podemos hacer es enviar un móvil. Necesitamos que en el momento de la agresión nos llames y nos abras la puerta del edificio, ¿sí? Si no querés dar tu nombre, no hay problema. ¿Pasa todas las noches? Si es a la madrugada te comunicás igual, estamos siempre acá.

Es lunes a la tarde. De este lado del teléfono, cuatro mujeres de 20 y pico, trabajadoras sociales y psicólogas, están sentadas frente a sus computadoras. Con el cuerpo inclinado hacia adelante y la cabeza pegada al tubo. No es un call center cualquiera.
Estas operadoras escuchan con solidaridad de amigas. Hablan con la calma que se necesita cuando no hay tiempo que perder. Apuran el teclado sin que los ruiditos de las teclas distraigan la conversación. Buscan datos de refugios para mujeres golpeadas, del barrio de donde viene la llamada, de la comisaría de la zona, del móvil que puede correr en su auxilio. Piensan respuestas estratégicas y creativas: su trabajo es acompañar a las personas que llaman para sobrevivir a la emergencia.

Como un fantasma, como un motor, las sobrevuela un dato: en nuestro país, todos los días muere una mujer asesinada por una persona de su entorno. Porque es secreto, el miedo y la fuerza pudieron más.

Este año, el 137 recibió record de llamadas, en parte por el impacto de la muerte de Wanda Taddei - a mujer del músico de Callejeros -.

Los lunes son los días que les dan más trabajo: ring, ring, ring, no paran. Empiezan los desahogos de lo que pasó el fin de semana. Discan de todos los barrios de Buenos Aires, como si no hubiera fronteras. “En zonas de clase alta, llaman los vecinos que escuchan los gritos. Piensan: ‘Antes de que la mate…’. La víctima no se anima, por vergüenza, no quiere escándalos – detalla Viviana Mendoza, psicóloga, coordinadora del centro telefónico -. En las clases populares las víctimas se animan más.”

NO TE CALLES. ¿Quién puede discar?
* Los hijos que ven a su mamá golpeada.
* Los vecinos que escuchan los gritos.
* Las amigas que están preocupadas.

CALMAR, ABRAZAR, DENUNCIAR
En tres pasos, te contamos cómo funciona la Brigada Móvil de atención a Víctimas de Violencia Familiar:

1. SUENA EL TELEFONO: “Si la situación exige una intervención, allá vamos. Al mismo tiempo, avisamos a la policía. Trabajamos en la urgencia, cuando el golpeador está en su domicilio. Salimos juntos: el patrullero y nosotras, en un móvil sin identificar, con dos profesionales”. Explica Eva Giberti, su creadora.

2. TOCAMOS EL TIMBRE: Si el hombre sigue en la casa, es detenido. Si la víctima está muy lastimada, llaman a una ambulancia o la llevan al hospital. “Este paso puede tardar hasta cuatro horas – retoma Giberti -. Si tiene hijos, nos hacemos cargo. Nos quedamos con ellos dándoles un abrazo y calmándolos. Los chicos no siempre se pueden quedar con algún vecino. Entonces empieza lo difícil: darles un refugio. Nos subimos todos al auto, y empezamos a llamar a hermanas, comadres, alguien que los pueda cobijar.”

3. EL DÍA DESPUES: entra en acción un equipo que acompaña durante las 72 horas que siguen. “A veces durante un mes estamos pendientes de ella”, detalla la psicoanalista. Si decide hacer una denuncia, la asesoran, incluso la acompañan a la Oficina de Violencia Doméstica. En estos casos, las anotaciones que hicieron las operadoras ayudarán al juez a tomar una decisión. ¿Y los agresores? Primero, no podrán volver a casa. Mientras, se prepara un diagnostico del riesgo que corre la familia.

SI TE PEGA NO TE QUIERE. ¿Quiénes son los agresores?
Pareja _______________41%
Hijos________________ 9%
Padres_______________52%
Madres_______________4.5%
Ex parejas____________ 10%
Padrastros____________ 3%
Hermanos____________ 4.5%
Otro_________________ 3%

LA OTRA INSEGURIDAD
Elle ¿Recomienda hacer la denuncia?
EVA GIBERTI
Depende de la situación de la víctima y del contexto. Lo que sugerimos siempre es que se sumen o algún grupo de ayuda. Aunque cuando el sujeto violento es excluido del hogar, no hay más remedio.

ELLE ¿Algunas llaman más de una vez?
E.G. Sí. Es común que recibamos llamadas de reincidencia. Por ejemplo porque él, tres meses después, volvió a golpear. Puede ser que no esté asustado o que el juez le haya ordenado estar tres meses lejos del hogar. Pero vuelve, y la mujer lo recibe. También hay llamadas de quienes piden asesoramiento.

ELLE Ustedes escriben Víctimas con mayúsculas. No es común que se deposite tanta confianza en su capacidad de reacción. ¿Cuál es la llave?
E.G.
Empoderar a la mujer no es fácil. Lo que importa es que adquiera conciencia de sus derechos, de quién es como persona. Un problema grave es que no consigue neutralizar el miedo y hacerle notar que alguien va a ir a ayudarla y a llevarlo a él a la comisaría.

ELLE ¿Con plantarse aso alcanza?
E.G.
La mujer asustada cree que esto es parte del destino. Pero cuando consigue armarse, la violencia se aminora. El tema es psicológico: tiene pena de reconocer que él no es el protector y compañero de su vida. Y tiene la ilusión de que cambie. Pero el sujeto golpeador no cambia.

Violencia emocional. NO LE CREAS
“Sos mala madre.” “No vas a poder.” “Tu familia es un desastre.” Son frases que aparecen en muchas peleas de pareja. Pero en ciertos contextos esconden otra forma de violencia. La que no deja moretones a la vista.
El ataque emocional o psicológico es más sutil pero igual de destructivo. Generalmente, la antesala de la violencia física.
¿Cómo reconocerlo? ¿Cómo demostrarlo? ¿Cómo huirle? Toma cuerpo en humillaciones, manipulación, amenazas (relacionadas con los hijos). Descalificaciones hacia el rol de mujer y de madre…
Incluso el abandono es una forma de maltrato: no tiene sólo que ver con la acción sino también con la omisión.
A través de gestos y palabras, el agresor desploma la autoestima, la confianza personal, las fuerzas para buscar una salida.

MÁS AGUANTE, MÁS VIOLENCIA
El Programa Las víctimas Contra Las Violencias trabaja desde 2006. Es pionero en Latinoamérica. Abarca también situaciones de abusos, trata de personas y explotación sexual de niños, niñas y adolescentes.

En relación con la violencia familiar, tiene de especial que atiende las 24 horas y que literalmente salen corriendo hacia la víctima en el momento del ataque.

Todo esto significa un compromiso nuevo desde las políticas públicas hacia los derechos de las mujeres. Creer en la palabra de las que denuncian. Facilitar su acceso a la Justicia. Quitarles la careta a los llamados “crímenes pasionales” para reconocer que la violencia familiar es un terrible problema social y cultural de abuso de poder, que es un delito, ninguna enfermedad. Porque una vida sin violencia es un derechos fundamental.

Su coordinadora, Eva Giberti, es psicóloga y trabajadora social; una Ciudadana Ilustre de Buenos Aires con una trayectoria impecable en estos temas incómodos. Su programa implica, también, apostar a la prevención. Por eso tejen redes con otras instituciones y hacen quipo con la policía. Ambos dependen del Ministerio de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos.

“Sabemos que es una institución vertical, conservadora. Pero decidimos dar la batalla: si nos quedamos criticando, no sirve. No obstante, los que salen de estas prácticas empiezan a pensar de otro modo”, reconoce. Se refiere a las capacitaciones que realizan juntos, como sumar a su currícula la materia “Violencia familiar”.

ELLE ¿Cómo lo tomaron?
E.G.
Pasaba que a la tercera clase las mujeres policías se iban llorando. Resulta que eran golpeadas. Tuvimos que cambiar el enfoque, porque ellas tampoco saben cómo defenderse, no tienen la formación que debería empezar en la escuela primaria.

ELLE ¿Por qué tanta violencia?
E.G.
No hay una explicación. La gente está usando los códigos de la violencia física y psicológica en lugar de la palabra. No se habla, se pega.

ELLE Un síntoma hecho carme en los varones
E.G.
No alcanza el placer domestico de llegar a casa y tomar una cerveza. Hay que buscar algo que excite más, como el golpe, la humillación. Hasta los filósofos andan a los gritos advirtiendo que en todo el planeta estamos viviendo una ola de deshumanización.

ELLE ¿Es una especie de revancha, en este “siglo de las mujeres”?
E.G.
Puede ser. Porque hay, afortunadamente, un crecimiento de la capacidad femenina para ser autónomas. Lo repito: “La virtud más revolucionaria es la esperanza”. También hay cada vez más grupos de voluntariosos que trata de paliar situaciones de violencia, cuida a los chicos que quedan sin protección. Y cada vez hay más grupos de mujeres que hacen algo por otras mujeres.

EFECTO BLACKLASH
A veces, los profesionales que se ocupan de estos temas también son afectados.

1. Los atacan físicamente.
2. Los amenazan por teléfono.
3. Las presiones incluyen a miembros de su familia.
4. Las calumnian y descalifican en público.
La intención de los victimarios es impedir que el caso llegue a la Justicia, tener impunidad y que las víctimas sigan estando solas.

CASOS
GRACIAS A LAS LLAVES
“Fue uno de los primeros casos que atendí. Una señora de 30 años estaba con su hijita de 2 años y el agresor, en Palermo, un domingo. Habrá durando dos minutos el llamado. Me contó que se había querido escapar y no había podido. Tenía las llaves en la mano. Aunque es difícil que te escuchen, le dije que se encerrara en alguna habitación. Se encerró con el inalámbrico; mientras, yo le hablaba, y mi compañera llamaba al 911 para mandar el móvil policial. Fue un caso de libro. Escuchaba cómo él golpeaba la puerta; ella lo había tapado con un mueble. Cuando llegó la Brigada ella no podía salir; le dije que tirara las llaves por la ventana. Así se pudo entrar a la casa y empezamos el acompañamiento. Estaba muy golpeada”.
Mariela Chao
, psicóloga, call center.

TODO EL DÍA EN LA PUERTA
“Una señora que ya nos había llamado viene hasta acá a pedir auxilio porque el agresor la perseguía, no la dejaba ni a sol ni a sombra. El marido sube detrás de ella, y el policía no lo deja pasar. Ella dice: “Tengo miedo, me va a matar”. La estaba amenazando. El tipo se quedó todo el día en la puerta. Ella se quedó acá hasta las 8 de la noche. A esa hora, un móvil la llevó a un lugar que él no conocía, donde ella quedó refugiada.”
Natalia Morete,
trabajadora social, call center.

ESTABA SOLO
“Un chico de 12 años llamaba todos los días diciendo que estaba solo, que tenía miedo. Finalmente, fuimos. Estaba aterrorizado. No tenía padre, y la madre salía a trabajar. Nos llamaba para hablar. Nadie le pegaba, pero la violencia familiar era la soledad”.
Eva Giberti,
coordinadora del Programa.

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