Publicado en La Nación. "Noticias de Exteriores".
Domingo 01 de Agosto de 2010.
Por Brenda Struminger. bstruminger@lanacion.com.ar
De la Redacción de lanacion.com
Domingo 01 de Agosto de 2010.
Por Brenda Struminger. bstruminger@lanacion.com.ar
De la Redacción de lanacion.com
Un grupo de coreanas abusadas por soldados japoneses durante la guerra del Pacífico encabeza una protesta para exigir que el Estado nipón asuma su responsabilidad; miles de mujeres callaron por "pudor" durante décadas el sometimiento sexual al que fueron sometidas
Kang Il-chul tiene 76 años. Junto a varios representantes de organizaciones de Derechos Humanos se reúne todos los miércoles con sus compañeras frente a la embajada de Japón en Corea del Sur. Vestidas de amarillo para distinguirse de los transeúntes, desde 1991 piden al Estado japonés el reconocimiento de su responsabilidad legal por los crímenes sexuales cometidos contra miles de mujeres que, como ellas, fueron secuestradas y trasladadas a "Estaciones de Consuelo" que funcionaban en los campos de batalla, durante la Guerra del Pacífico (1937-1945).
Allí, las entonces adolescentes de entre 12 y 20 años vivieron encerradas y fueron abusadas sistemáticamente por soldados nipones. Según la Fundación de Historia de Asia del Este existen marcadas disidencias en cuanto a la cantidad de mujeres forzadas: las cifras oscilan entre 40.000 y 200.000. Muchas murieron, y las que sobrevivieron se refugiaron en el silencio durante décadas.
Denominadas de diferentes formas, el término más utilizado en Corea para referirse a ellas es "mujeres de consuelo"; el mismo que empleaban los soldados japoneses que las abusaban durante la guerra. Actualmente, hay consenso entre los organismos de derechos humanos en la utilización del término "esclavas sexuales" para aludir a estas mujeres y no referirse al "consuelo", dado que este término tiene una connotación positiva y no representa las violaciones sexuales reiteradas a las que fueron sometidas.
Las coreanas no fueron las únicas que sufrieron esos vejámenes. Taiwanesas, filipinas, malasias, vietnamitas, chinas, e incluso europeas, fueron secuestradas para el mismo fin. No existen cifras exactas sobre la cantidad de mujeres de cada nacionalidad, pero en varias latitudes del este asiático se producen protestas que rememoran lo sucedido y bregan por el reconocimiento por parte del estado japonés.
En Corea del Sur, varias de ellas viven juntas en la Casa del Compartir , organizada por agrupaciones budistas y diversos movimientos sociales para brindar apoyo y contención a las víctimas de la esclavitud sexual. Muchas protestan frente a la embajada, siempre que su salud se los permita, mientras que otras prefieren no participar en la manifestación.
Lamentable silencio
Alejandro Kim, historiador argentino becario del Conicet y especializado en historia de Corea, su país de origen, subraya un punto crucial en los hechos sucedidos durante la guerra: la violación sistemática de los derechos humanos contó con apoyo estatal. "Fue avalado, programado, organizado y controlado por autoridades del Estado", precisó. Sin embargo, a pesar de su envergadura, la cuestión no salió a la luz hasta 1991. "Las mujeres coreanas guardaron el silencio durante décadas, por pudor. Por razones que tienen que ver con la cultura de la mujer en Corea, ocultaron lo que les había pasado durante años en su juventud", explicó.
Las jóvenes asiáticas de mitades de siglo XX ocultaron su experiencia incluso a sus propias familias, conviviendo con esos recuerdos en silencio. Tuvieron que pasar 46 años desde el fin de la guerra hasta que Kim Hak-Soon hizo la primera declaración pública. "En 1991, la abuela Kim había cumplido 63 años y decidió que era mejor hablar de su experiencia. La siguieron muchas más, y este año se celebró la protesta número 900", señaló el historiador. Según explica, siempre hubo una leyenda sobre lo sucedido. "Se hablaba del tema, pero no se podía probar porque en esa época no se habían descubierto los documentos que se revelaron después", dijo con respecto al período comprendido entre 1945 y 1991.
Memoria en el mundo
Seon Mi es coreana, vive en Seúl y trabaja en el Consejo Coreano para las Mujeres Reclutadas para la Esclavitud Sexual por Japón , una entidad que se dedica a la consecución y el apoyo de las demandas de las esclavas sexuales. A través de un email enviado a lanacion.com, describió cuáles son los objetivos de la movilización hoy: "El tiempo transcurrido de lucha está haciendo un cambio gradual en la sociedad, y mucha gente aprende los valores de la paz y los derechos humanos de estas mujeres a través de las manifestaciones. Los sobrevivientes ahora claman por su dignidad y sus derechos humanos y van hacia donde puedan dar verdad a la gente", reflexionó.
En el ámbito internacional, varias naciones se han adherido a la causa de las "abuelas" coreanas, como son llamadas en referencia a su avanzada edad. El congresista demócrata norteamericano de ascendencia japonesa Michael Honda presentó en 2007 una resolución donde proponía al gobierno japonés que pidiera perdón formalmente y reconociera su responsabilidad en la tragedia que sufrieron las esclavas sexuales a manos del ejército imperial durante la Segunda Guerra Mundial.
Aunque en 1992 el secretario de gabinete japonés Kato Koichi admitió y se disculpó por el involucramiento de las fuerzas armadas japonesas en la cuestión, y su sucesor Kono Yohei hizo lo mismo el año siguiente, el gobierno de Japón no asumió la entera responsabilidad legal. En los años subsiguientes, en diferentes declaraciones contradictorias entre sí, los hechos fueron negados, y luego relativizados. A pesar de la presión internacional, nunca se produjo una disculpa formal de parte de un Primer Ministro Japonés oficialmente, ni hubo indemnizaciones económicas para las víctimas. Kim aclaró que las "abuelas" no buscan dinero: "El pedido de indemnización es moral, y la parte económica es simbólica. No quieren una casa nueva, quieren justicia", aseguró.
Seon Mi consideró que los movimientos de Derechos Humanos son importantes para mantener viva la memoria y no permitir que crímenes de este tipo vuelvan a ocurrir. "Esta lucha nunca es fácil, pero no tenemos que perder la esperanza en obtener verdad y justicia", observó. Sin embargo, Kim cree que en Corea podría hacerse más al respecto. Para el historiador, no existe en esa sociedad un nivel de consenso social tal que obligue a su gobierno a actuar en la forma que debería. "En la Argentina tenemos designado el 24 de marzo como Día de la Memoria, y esto no existe en Corea. Por eso creo que en cuanto a temas de verdad y justicia, la Argentina da buenos ejemplos."
(*) Información enviada por el Prof. Alejandro Inchaurregui.
El Programa Las Víctimas Contra Las Violencias agradece su colaboración.
El Programa Las Víctimas Contra Las Violencias agradece su colaboración.
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