El Programa Las Víctimas Contra Las Violencias del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, con la coordinación de la Dra. Eva Giberti, tiene como finalidad principal poner en conocimiento de la víctimas cuáles son sus derechos para exigirle al Estado el respeto de los mismos y la sanción de las personas violentas que la hayan agredido. De este modo, se busca que la víctima supere su pasividad y reclame por sus derechos.

jueves, 31 de mayo de 2012

"Decir femicidio"

Página/12. "Suplemento LAS12".
Viernes, 27 de Abril de 2012.

Por Mariana Berlanga.
Periodista feminista.
Profesora e investigadora de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México
y especialista en feminicidio.

En lo que concierne a México fue solamente el año pasado cuando logramos la tipificación del feminicidio que implica un castigo hasta de 60 años de cárcel para quien asesine de forma dolosa a una mujer. El antecedente fue la Ley de Acceso a las Mujeres a una Vida Libre de Violencia (2007) que ya incorporaba la categoría de violencia feminicida, es decir, un concepto que incluía toda esa serie de prácticas violentas (que pueden ir desde las miradas, las palabras, hasta el abuso sexual) y que pudieran derivar en un asesinato.

El problema es que a pesar de contar con una tipificación seguimos teniendo instituciones que son misóginas, abogados de oficio que no tienen una perspectiva de género y un sistema penal que se hace cómplice de los asesinos de mujeres. Existe toda una serie de códigos culturales que apuntan a justificar a los hombres que matan a las mujeres y a criminalizar a las mujeres que fueron asesinadas. Por si fuera poco, imponer un castigo concreto (que es lo que hace una la ley) deja fuera toda esa violencia estructural que atenta contra la vida de las mujeres y que va desde las condiciones económicas hasta la vulnerabilidad de los cuerpos tan susceptibles a ser violados.

Sin embargo, creo que el hecho de que este crimen específico esté enunciado en una ley puede ayudar a que vayan cambiando las mentalidades, la percepción, los prejuicios, los estigmas. Sin duda, es un proceso que tomará mucho tiempo, pero, por lo menos a nivel simbólico, el hecho de que esté contemplado en una ley crea un efecto. No olvidemos que a finales de los años ’90 ni siquiera se reconocía el término feminicidio. Para la mayoría de las personas se trataba de una palabra que utilizaban sólo las feministas que estábamos exagerando el problema. Lentamente fue legitimando el término.

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