LA REAUTOPSIA DEL CUERPO DE SEPULVEDA SEñALA A LOS POLICIAS DE LA COMISARIA DE MADARIAGA. La reautopsia señaló múltiples golpes no revelados en el primer peritaje. Revela una fractura de costilla no mencionada. También que el cuello no fue analizado según el protocolo de muerte en comisaría. La hipótesis de lo ocurrido desde la detención.
Publicado en Página/12. "Sociedad".
18.02.2013
El caso de Damián Alejandro Sepúlveda, por decirlo de alguna manera, se complejiza. Sepúlveda es el joven que apareció muerto en la comisaría de General Madariaga el 13 de enero pasado, luego de haber sido detenido por una contravención, método ilegal que los uniformados suelen usar a falta de sus manos libres, los vetustos edictos policiales. Aparecer muerto es una contradicción del lenguaje, pero en la literatura de las versiones policiales suele introducirse esa confusión entre imagen y realidad, tal como un bastón entero (policial o no) que al atravesar la superficie del agua, se lo ve quebrado sin que lo esté. La primera autopsia, realizada en un espacio aséptico, el Instituto de Ciencias Forenses de Lomas de Zamora, confirmó la literatura: el detenido se había suicidado. El pedido de una nueva autopsia con personal altamente especializado por parte de la fiscalía, la familia y la Comisión Provincial por la Memoria debió ser homologada por la propia Suprema Corte por las dificultades que encontraba para implementarse. La cantidad de golpes, la rotura de una costilla y un fuerte golpe en el tórax, que aparecieron de improviso recién en la nueva autopsia, parecen dejar dos moralejas: una, que –tal como señaló la versión policial– el joven logró suicidarse en estado de inconciencia; dos, que por error de tipeo, donde se lee un instituto aséptico debe leerse un instituto escéptico. Salvado el error, la información: el 13 de enero, el joven de 27 años, Damián Sepúlveda, murió en una celda de la comisaría de Madariaga, hecho que desató la reacción de vecinos que apedrearon la seccional dos días después, protesta de la que la familia de la víctima se distanció. La familia reaccionó exigiendo al ministro de Seguridad y Justicia, Ricardo Casal, explicaciones que, hasta ayer, no las había recibido. La Fiscalía 3 de Pinamar, a cargo de Juan Pablo Calderón, inició una causa, la 03-03332-13, con una celeridad inusitada. En realidad, la auxiliar letrada de la fiscalía, Agustina Amigorena, se encontraba en la comisaría el mismo domingo 13 de enero, cumpliendo otras actuaciones, cuando se enteró de que había un suicidado. En realidad le informaron 15 minutos después de que los bonaerenses ya habían cerrado su versión policial en acta, y un par de horas después de muerto efectivamente. El informe de la auxiliar no puso en duda la versión literaria.
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