Publicado en Página/12. "El País".
18.03.2013
Por Ariel Lede. Colaborador de la revista Mascaró.
La inesperada opción por Bergoglio para conducir la última monarquía absoluta que existe sobre el planeta ha desatado expresiones que nada aportan a la comprensión del fenómeno, como el “orgullo nacional” por “tener” un Papa argentino; o la confusión ingenua de cierto progresismo esperanzado entre Papa “latinoamericano” y “latinoamericanista”, como si la geografía y la nacionalidad de Bergoglio determinasen la renovación eclesial; o las repetidas menciones a la austeridad del cardenal que, al tiempo que buscan resaltar una virtud del flamante Papa, denuncian la hipocresía de una institución que ve en la austeridad de uno de sus representantes algo exótico (al margen de esto, manifiesto mi oposición a la prédica de la austeridad por ser una herramienta ideológica del catolicismo que justifica y reproduce los padecimientos de la pobreza).
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