El Programa Las Víctimas Contra Las Violencias del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, con la coordinación de la Dra. Eva Giberti, tiene como finalidad principal poner en conocimiento de la víctimas cuáles son sus derechos para exigirle al Estado el respeto de los mismos y la sanción de las personas violentas que la hayan agredido. De este modo, se busca que la víctima supere su pasividad y reclame por sus derechos.

miércoles, 1 de febrero de 2012

"Proyecto piloto en Argentina asiste a las víctimas en la denuncia de casos de violación"

Traducción de la nota "Pilot Project in Argentina Assists Victims in Reporting Rape", publicada por Global Press Institute.

El protocolo para reportar casos de violación es único en Buenos Aires, capital de Argentina, gracias a un Programa que tiene como objetivo proveer asistencia y contención emocional a las victimas. Un equipo de mujeres psicólogas y trabajadoras sociales especialmente entrenado viaja a través de toda la ciudad para asistir a las victimas en comisarías, hospitales y en los juzgados.

Por Ivonne Jeannot Laens.
02 de Enero de 2012.

Buenos Aires, Argentina. – Una mujer argentina, quien solicitó no ser identificada, relató que tenía 23 años cuando un extraño la violó a plena luz del día en Buenos Aires, la capital de Argentina.
Eran cerca de las 5 p.m. cuando ella subió al colectivo para regresar a su hogar desde la universidad. Cuando bajó del colectivo y caminó las cuatro cuadras hasta su departamento, ella no se dio cuenta que un hombre la estaba siguiendo.
Cuando abrió la puerta de vidrio del edificio, el hombre entró detrás de ella. Ambos ingresaron al mismo ascensor, pero antes de llegar al piso de ella, el hombre lo detuvo. El hombre puso un cuchillo en la frente de la joven y con su otra mano le cubrió la boca.
Cuando él intentó de besarla, ella dijo que quería gritar, pero no está segura de que las palabras realmente salieron de su boca. “Todo sucedió tan rápido”, dijo. El hombre la violó dentro del ascensor.
Cuando ella llegó a su departamento, estaba temblando y lloraba. Su madre alertó al portero luego de que su hija le contara lo sucedido. El personal cerró todas las puertas del edificio, sin embargo el hombre ya se había escapado.
Cinco años han pasado desde la violación, y aún se le pone la piel de gallina cuando relata la historia. Sin embargo, jamás realizó la denuncia.
Ella siente que relatar lo sucedido en una comisaria sería como desnudarse delante de los policías. Además no está segura de poder identificar al hombre que la violó.

Un Protocolo único para la denuncia de casos de violación en Buenos Aires tiene como objetivo que las victimas se sientan más cómodas buscando asistencia y justicia.
Un programa piloto en Capital Federal cuenta con un equipo móvil de trabajadoras sociales y psicólogas quienes prestan asistencia a las victimas de violación con el fin de sensibilizar el proceso de denuncia para las mismas. La creadora del programa gubernamental afirma que el desafío más grande fue asegurar que las profesionales de la brigada cuenten con la formación adecuada y puedan superar los prejuicios dentro del sistema judicial y legal.

Debido a que el programa ha tenido éxito en Capital Federal, el gobierno y la coordinación del programa en la actualidad están trabajando en la reproducción del mismo en el resto del país.
El gobierno inició el programa llamado “Las Víctimas Contra Las Violencias” en el año 2006.
La brigada móvil del Programa está específicamente entrenada para responder ante los casos de violación.

Carina Rago, supervisora de la Brigada Móvil, dice que los equipos atienden entre cuatro y cinco casos de violencia sexual por día en la ciudad. La brigada, integrada por más de 30 trabajadoras sociales y psicólogas, trabaja las 24 horas los 365 días del año.
Rago sostiene que el 90% de las victimas que denuncian casos de violencia sexual son mujeres de varias edades. Los hombres que comprenden el 10% restante son principalmente jóvenes.

El gobierno federal convocó a la Dra. Eva Giberti, una psicóloga con más de 30 años de experiencia en hospitales, para ensamblar el programa. E. Giberti es autora de numerosas obras sobre violencia de género y, generalmente, asiste como panelista en conferencias y seminarios acerca de esta temática en todo el país.
Rago, licenciada en psicología, ayudó a incorporar el programa desde sus inicios. Además de trabajar en campo y asistir a muchas victimas en persona, como supervisora también debe leer e informar en todos los casos que sus colegas manejan.
Giberti dice que luego de que una víctima denuncia una violación, la policía está obligada a llamar inmediatamente a la Brigada Móvil, que tiene un entrenamiento especial para trabajar con víctimas de violencia sexual.
“La presencia de la Brigada tiene el objetivo de evitar que la policía entre en contacto con la víctima y prevenir que ella se convierta en el blanco de prejuicios y preguntas inapropiadas”, declara la Dra. Eva Giberti.

Las profesionales de la Brigada Móvil se desplazan en equipos de dos personas (una psicóloga y una trabajadora social) a cualquier lugar de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires donde una víctima denuncie una violación. Ellas escuchan el testimonio inicial de la víctima y luego la ayudan a transmitírselo a la policía. Esto previene que la víctima deba revelar detalles íntimos a los policías, quienes en varias oportunidades son del sexo opuesto y no han recibido entrenamiento sobre cómo entrevistar a víctimas de violación.
La psicóloga y la trabajadora social también acompañan a la víctima al hospital para recibir un examen médico y un coctel de píldoras para prevenir las enfermedades de transmisión sexual y un embarazo. Además las profesionales realizan un seguimiento psicológico, además de proveer acompañamiento a la familia y amigos de la víctima.

Rago dice que el Programa además tiene como objetivo asistir a la víctima en el proceso judicial.
“El Programa Las Víctimas Contra Las Violencias trabaja en la urgencia”, afirma Rago. “Tenemos un equipo de seguimiento que se comunica con el juez para corroborar que se estén tomando las medidas de protección para las víctimas. Aportamos información al juez o recopilamos información sobre la demanda para informar a la víctima ya que muchas veces es difícil para la víctima tener acceso a las actas de la demanda”.

Giberti sostiene que el entrenamiento especial es crucial para preparar a las brigadistas en sus responsabilidades únicas e importantes cuando responden ante una violación. Cuenta que uno de los mayores desafíos que debió enfrentar durante la creación del Programa fue la falta de profesionales calificados para trabajar con víctimas de violación.
“Recibimos cientos de C.V.”, afirma Giberti. “Había mucha gente preparada en el ámbito académico pero sin ninguna experiencia en estos temas en particular. Por esta razón, hemos pagado por las personas seleccionadas para que estudien los primeros meses”.

Giberti dice que las psicólogas y las trabajadoras sociales deben aprender habilidades específicas para trabajar en la brigada.
“Por ejemplo, una debe aprender cómo realizar entrevistas con las víctimas”, sostiene Giberti. “Las víctimas no pueden ser interrogadas por nosotras. Debemos escuchar a la víctima sin realizar un interrogatorio porque, cuando la denuncia pasa a la etapa penal, esto puede ser malinterpretado por los jueces. Por esta razón, una tiene que aprender cómo realizar este tipo de entrevistas que son muy particulares”.

Otra habilidad esencial es la duración de estas entrevistas porque la victima también necesita asistencia médica.
“La entrevista con la víctima con puede exceder las dos horas porque la efectividad del coctel anti-viral disminuye si pasa mucho tiempo luego de producirse la violación”, explica Giberti.
El coctel inicial que los médicos administran a las victimas en el hospital incluye 12 píldoras. 48 horas luego del episodio, la víctima debe regresar al hospital para que el médico ajuste la medicación. El tratamiento por lo general dura un mes y muchas veces causa malestares y nauseas. En los casos en que el agresor utilizó un preservativo, disminuye el número de píldoras que la víctima debe tomar, sin embargo los médicos analizan esta situación caso por caso.

Otro desafío es superar los prejuicios. Desde sus orígenes, el Programa ha enfrentado, y en parte continúa haciéndolo, a los prejuicios que la cuestión de la violación genera en un campo predominantemente masculino como lo es la fuerza policial. Rago dice que antes de que este Programa se haya creado como intermediario, muchas de las víctimas encontraron prejuicios cuando fueron a la comisaria a denunciar un caso de violación.
“Las victimas se encontraron con el prejuicio de la persona que estaba sentada del otro lado del escritorio, y esa persona preguntó a la víctima, por ejemplo, si ella había tenido una relación previa con su agresor o si ella estaba alcoholizada”, cuenta Rago. “Entonces, las mujeres nunca realizaban la denuncia”.
Ella explica que la fascinación de la sociedad con el sexo también provoca preguntas inapropiadas.
“La sexualidad en sí misma genera mucha intriga, mucho interés”, sostiene Rago. “Aparece una fascinación morbosa”.
Ahora que el Programa existe, Rago dice que las víctimas pueden denunciar una violación en un ambiente más sensible.
“Nosotras estamos presentes e intervenimos inmediatamente cuando un policía realiza una pregunta inapropiada”, explica Rago. “Nosotras le aclaramos a la víctima que no tiene obligación de responder ese tipo de preguntas”.

Martin Marinissen, un oficial de policía en Capital Federal, explica que la policía trata de ser exhaustivo mientras le toma declaración a la víctima y documenta el caso para remitirlo a la oficina del fiscal. Él dice que en este intento pueden surgir preguntas inadecuadas.
“El oficial que está tomando la declaración va a tratar de extraer cada detalle de lo sucedido”, explica. “Es su función”. Sin embargo, sostiene que los oficiales se esfuerzan por ser tan sensibles como sea posible. “Además de ser oficiales de policía, somos seres humanos”.

Un problema no exclusivo de las comisarias, la estigmatización también enfrenta a las víctimas en el sistema judicial, tal como sostiene Eva Giberti.
“Por definición, al margen de excepciones honorables, los jueces desconfían de la víctima – aquí y en todas las partes de la región”, explica Giberti. “Debido a que hemos estado alrededor de toda América Latina, y los jueces desconfían siempre de la víctima de violación – incluso cuando la víctima tiene ocho años de edad. La víctima está siempre bajo sospecha”.
En los casos de incesto en los cuales un adulto viola a menores de su familia, Giberti dice que los jueces tienden a ponerse del lado del agresor para preservar la figura paterna de la familia.
“Esto constituye claramente una defensa de la perspectiva de género porque, entonces, el padre, quien debe ser el protector del niño y de la familia, es visto como incestuoso”, sostiene E. Giberti. “Con esto, la tesis fundamental del patriarcado se derrumba, aquella en la cual la figura paterna es una figura de protección”.
Giberti sostiene que esta reverencia por la figura paterna a lo largo de toda la región hace difícil que se haga justicia.
“Esta es una de las razones por qué los jueces, hasta que la niña queda embarazada y el incesto se demuestra por ADN, hacen todo lo posible para demostrar que el incesto no existió o que es una mentira de la niña, por ejemplo, porque es una niña que mira mucha televisión”, explica Giberti.

Además del Programa Las Víctimas Contra Las Violencias, la Unidad Fiscal de Investigaciones de Delitos contra la Integridad Sexual, la Trata de Personas y la Prostitución Infantil de la Procuración General de la Nación es otra iniciativa que tiene por objetivo asegurar un proceso judicial justo y sensible para las víctimas de violación. Emiliano Maserati, secretario de la unidad fiscal, dice que el chauvinismo es un factor que muchas veces surge entre los jueces y la policía.
La Unidad Fiscal tiene como objetivo intervenir en casos de delitos sexuales a pedido de los fiscales con el fin de instruirlos sobre los matices de lo que constituye una violación. También pretende darle a las personas de denuncian crímenes un mejor trato, lo que significa, por ejemplo, darle más tiempo a las víctimas para desahogarse y contar su historia sin presión.
“En los casos de abuso sexual, a veces es difícil tener pruebas”, explica Maserati. “En general, estos casos no tienen testigos. Debido a esto, tratamos de manejarnos con amplitud y considerar todas las pruebas que emergen del testimonio de la víctima”.

Una parte creciente del sistema de justicia nacional, la unidad fiscal de 12 miembros comenzaron a operar en Buenos Aires en el año 2006 junto al Programa Las Víctimas Contra Las Violencias.
Giberti dice que en un principio, la idea del gobierno federal era la de implementar el Programa Las Víctimas Contra Las Violencias en todo el país, sin embargo ella prefirió comenzar con un piloto en Buenos Aires.
“Yo tengo en claro cómo es mi país”, afirma Giberti. “Es muy grande, y si tengo que trabajar con la policía, ¿quién me garantiza la obediencia de la policía provincial? Cada provincia tiene su propia idiosincrasia. Yo necesitaba un ejemplo, y el ejemplo lo tuve en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que es donde estamos nosotras”.
Giberti cuenta como su equipo y el gobierno han estado trabajando en la reproducción del Programa en el resto del país, donde programa aislados en la actualidad dependen de las administraciones locales.
“Desde hace dos años que estamos viajando a las provincias”, explica Giberti. “Nos quedamos tres o cuatro días cada vez. De esta forma, estamos entrenando a personas para replicar el programa”.

Giberti y Rago dicen que uno de los logros mas significativos que han conseguido es la erradicación de conductas inapropiadas por parte de la policía hacia las víctimas de violación.
“Para nosotras, fue muy difícil aprender a trabajar con la policía”, relata Giberti. “Luego de seis meses, habíamos llegados a un determinado equilibrio, pero fue muy difícil. A la policía no le gustaba que nosotras le tomemos la mano a la víctima, a quien ellos solían interrogar como querían con matices inapropiados y morbosos. Pero por suerte, eso terminó, salvo algún caso aislado”.
Rago dice que intervenir en el ámbito judicial es mas complejo. “Ahí, tenemos que ver”, cuenta Rago. “A veces los jueces nos escuchan y otras veces no”.
Rago destaca y elogia el buen trabajo que la Unidad Fiscal de Investigaciones de Delitos contra la Integridad Sexual, la Trata de Personas y la Prostitución Infantil realiza en esta área.
“Desde este Programa, nosotras promovemos el retorno de los derechos de la víctima así ella o él pueden bloquear al agresor”, explica Rago.

Maserati dice que existe una tendencia creciente de los fiscales para solicitar la intervención y la instrucción de la Unidad Fiscal.
“Cada vez vamos teniendo mas trabajo”, relata Maserati. “Puedo decir que en cada oportunidad, mas fiscales recurren a nosotros. De hecho, el 25% de los fiscales solicita nuestra intervención y la tendencia continúa en ascenso”:
Maserati sostiene que esta tendencia creciente sumará para los éxitos futuros. “Para nosotros, el éxito del futuro yace en esto”, dice. “En el presente, nuestro éxito radica en lograr que las víctimas de violación tengan un mejor trato en el sistema judicial, sean escuchadas y tengan espacio en el campo legal para que puedan desahogarse”.

Para leer nota original:

http://globalpressinstitute.org/global-news/americas/argentina/pilot-project-argentina-assists-victims-reporting-rape

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