El Programa Las Víctimas Contra Las Violencias del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, con la coordinación de la Dra. Eva Giberti, tiene como finalidad principal poner en conocimiento de la víctimas cuáles son sus derechos para exigirle al Estado el respeto de los mismos y la sanción de las personas violentas que la hayan agredido. De este modo, se busca que la víctima supere su pasividad y reclame por sus derechos.

martes, 24 de julio de 2012

"Salta a la vista"

Publicado en Página/12. "Suplemento LAS12: Violencias".
Viernes, 20 de julio de 2012

Lecturas, interpretaciones y habladurías en relación con la muerte de Yanina Nüesch y Luján Peñalva, las dos amigas que aparecieron colgadas de un árbol en Salta, una de las provincias donde la violencia de género está más naturalizada.
Por Roxana Sandá

A los cuerpos de las adolescentes Yanina Nüesch, de 16 años, y Luján Peñalva, de 19, se les pide que hablen de las causas que las arrastraron hasta un descampado para aparecer colgando de un árbol con una soga al cuello que certificaba el ahorcamiento, no la muerte, aún por verse si fue antes del hallazgo, el domingo a la noche. A esos cuerpos, los medios de comunicación pretenden interpretarlos a través de mensajes de texto trasnochados, de chats enloquecidos con amigos o con un novio que hace las veces de sospechoso; a través de dramas familiares y progenitores que al parecer no las comprendían. Hablan los medios de “pacto”, del “posible desengaño amoroso” que vendría sufriendo Yanina, de “manifestaciones de desesperación” de Luján frente a un hipotético embarazo. Se busca en la espuma, en los bordes más quemados de la historia. Nada dicen (¿siquiera se preguntan?) sobre lo que en realidad les ocurre a las mujeres en Salta, provincia hiperconservadora, de transparente cultura machista, bastión argentino del patriarcado más rancio. Morir de amor o de incomprensión, sin más, jugar con la idea de un pacto suicida en un árbol a quince metros de distancia de tierra firme deberían ser, por lo menos, índices urgentes para comenzar a rascar en las capas más profundas de la historia.

A René Gómez, el abogado que representa a la familia Peñalva, no le “cierra que dos chicas se ahorquen a la vez, con una soga que no se sabe de dónde apareció, que un cuerpo haya estado más o menos a una misma altura que el otro. ¿Y quién hizo los nudos?”. Asegura que la familia “no tiene ninguna duda de que se trató de un homicidio” ni él rechaza la idea de una violación, a pesar de que los cuerpos no mostraban signos de violencia. “Las chicas pudieron ser drogadas o incluso haber consentido en ser violadas bajo amenaza.” La historia universal demuestra con vastedad que existen infinitas violencias en el acto violatorio, en muchos casos de lectura sutil, casi invisible.

La historia reciente salteña se convirtió en un compendio de la violencia contra niñas, jóvenes y mujeres, al que se le reclaman herramientas de protección que debería proveer el Estado provincial. Falta reglamentar la ley nacional 26.485, de Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia Contra las Mujeres. El Poder Judicial local presenta serias resistencias a incorporar la perspectiva de género en el tratamiento de los casos que lo requieren, y que van en aumento, de acuerdo con investigaciones realizadas en el territorio. “Somos la segunda provincia con mayor índice de femicidios, después de Santiago del Estero”, advierte Beatriz Guevara, integrante de la Comisión de la Mujer de la Universidad de Salta y del Consejo de Investigación de esa casa de estudios.

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