El Programa Las Víctimas Contra Las Violencias del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, con la coordinación de la Dra. Eva Giberti, tiene como finalidad principal poner en conocimiento de la víctimas cuáles son sus derechos para exigirle al Estado el respeto de los mismos y la sanción de las personas violentas que la hayan agredido. De este modo, se busca que la víctima supere su pasividad y reclame por sus derechos.

viernes, 26 de abril de 2013

"Si luché y expuse mi vida, ¿cómo me iba a ir después?"

LITERATURA › ENTREVISTA A CARILDA OLIVER LABRA, UNA LEYENDA DE LA POESIA CUBANA. La autora del poema “Me desordeno, amor, me desordeno” estuvo vetada y no pudo publicar durante más de quince años. Conoció a Rafael Alberti, a Gabriela Mistral y a Ernest Hemingway, con quien le inventaron un romance.

Publicado en Página/12. "Espectaculos & Cultura".
Lunes, 04 de febrero de 2013.
 
“No soy alondra, soy lechuza; por las noches estoy feliz”, dice Carilda Oliver Labra, una de las voces más importantes de la poesía hispanoamericana de la segunda mitad del siglo XX. Ahora que el almendrón –un taxi-colectivo– toma la vía Blanca y comienza a salir de La Habana rumbo a Matanzas, llega el recuerdo de la charla telefónica, cuando aceptó la entrevista con Página/12 con la única condición de que no fuera temprano. El paisaje, a medida que se interna en la provincia de Mayabeque, se vuelve más rural: vacas, toros y caballos pastorean tan campantes que producen un sentimiento semejante a la envidia. Un hurón cruza la ruta y esquiva el almendrón justo a tiempo. “La tierra” es un bello poema de Carilda que viene a la mente: “Cuando vino mi abuela/ trajo un poco de tierra española, /cuando se fue mi madre/ llevó un poco de tierra cubana./ Yo no guardaré conmigo ningún poco de patria:/ la quiero toda/ sobre mi tumba”. Camilo, el chofer, licenciado en matemática que hasta 1994 dio clases en escuelas secundarias, oficia de guía turístico. De pronto señala la fábrica de ron Havana Club, en Santa Cruz del Norte. La pupila levita hechizada por obra y gracia del valle del Yumurí y del puente Bacunayagua. Tiene 110 metros; es el más alto del país y divide la provincia de Mayabeque con Matanzas, “la ciudad de los puentes”, la Atenas de Cuba. En menos de lo que canta un gallo, pero después de dos horas y media de viaje y 90 kilómetros de recorrido, se llega al barrio Pueblo Nuevo, a la Calzada de Tirry 81, la calle que conduce hacia el mundo de la poeta cubana que ama “el tiempo y sus transfiguraciones cósmicas”.

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