El Programa Las Víctimas Contra Las Violencias del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, con la coordinación de la Dra. Eva Giberti, tiene como finalidad principal poner en conocimiento de la víctimas cuáles son sus derechos para exigirle al Estado el respeto de los mismos y la sanción de las personas violentas que la hayan agredido. De este modo, se busca que la víctima supere su pasividad y reclame por sus derechos.

miércoles, 26 de junio de 2013

"Lo importante es que el tribunal consideró a Pedraza como cómplice del asesinato"

PABLO FERREYRA HABLA DE LAS SENSACIONES QUE LE DEJO EL FINAL DEL JUICIO POR EL HOMICIDIO DE SU HERMANO MARIANO. Cuenta cómo vivió la sentencia y las últimas palabras de los acusados y dice que tuvo miedo cuando los familiares se pusieron a gritar y lo amenazaron. Aunque no comparte la totalidad del fallo, reconoce que la explicación del juez le hizo pensar. Y asegura que después del veredicto “sintió alivio”. 

Publicado en Página/12. "El País".
21.04.2013

Pablo Ferreyra llegó nervioso el viernes a la mañana a tribunales y pasó el día entero como en una montaña rusa. Primero lo desconcertó José Pedraza al contar su historia sindical “como un discurso”, para decir que no tuvo “nada que ver” con el asesinato de su hermano Mariano, militante del Partido Obrero, quien apoyaba reclamos de los tercerizados de la línea Roca. Se angustió cuando uno de los acusados de disparar le pidió a su mamá que lo mire a los ojos y le espetó “no maté a su hijo”. Pasaron más de seis horas después. La última, permaneció sentado en la sala de audiencias semivacía a la espera del veredicto. Al ver entrar a los jueces, supuso que leerían las penas. Pero no. Antes el presidente del tribunal, Horacio Días, dio una explicación en castellano de las conclusiones. Pablo cruzó miradas con sus abogados durante el relato. Interpretó el comienzo a su favor, de pronto pensó Pedraza sería absuelto, respiró en ciertos giros, sudó en otros, tuvo flashes de momentos vividos con Mariano, quería que termine, y volvió a temblar por la reacción virulenta de familiares de los policías condenados. La interrupción de la audiencia le vino bien, recuerda, para aflojarse por primera vez. Al llegar a su casa se quedó dormido al lado de su bebé, León, que nació en pleno juicio. Cuando despertó “sentía un gran alivio”. “La condena a quince años se me volvió algo entendible –suspira ahora–. Es loco como un proceso tan frío como un juicio de repente se convierte en una reparación.”

El teléfono celular de Pablo suena con música de la banda inglesa de rock The Smiths. Lo mira a cada rato y se alegra porque recibe cataratas de mensajes cariñosos por Twitter. Eso le aumenta las ganas de hablar y de decir con franqueza lo que piensa, que fue decantando con el correr de las horas. Tiene puesta una remera negra con letras rojas donde se lee “Fue Pedraza”, la frase que circuló como un torrente por las redes sociales en las últimas semanas.

“Escuchar a Pedraza hablar el viernes fue lo más raro. Más allá de que hablara mal o lento me pareció lúcido, como si le quedara algo del cuadro sindical que fue alguna vez. Había un contraste entre su imagen de alguien semidormido con la cabeza para abajo en el banquillo durante el juicio y su capacidad para dar un discurso sobre el movimiento obrero, intentando colocarse a la izquierda. A la vez, me pareció sobreactuada la explicación que dio dirigiéndose a mi mamá de que no instigó el asesinato. Que, además, contrasta con lo que dijo después sobre el juicio civil que iniciamos, dando a entender que queremos hacer un uso económico y político, sugiriendo que yo quiero ser candidato”, analiza Pablo, en diálogo con Página/12, el día después del veredicto.

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