El Programa Las Víctimas Contra Las Violencias del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, con la coordinación de la Dra. Eva Giberti, tiene como finalidad principal poner en conocimiento de la víctimas cuáles son sus derechos para exigirle al Estado el respeto de los mismos y la sanción de las personas violentas que la hayan agredido. De este modo, se busca que la víctima supere su pasividad y reclame por sus derechos.

viernes, 28 de junio de 2013

"Este fallo me da mucha tranquilidad y consuelo"

POR PRIMERA VEZ EN LA ARGENTINA, LA JUSTICIA OBLIGO A LA IGLESIA A INDEMNIZAR A LA VICTIMA DE UN CURA PEDOFILO. El Obispado de Quilmes deberá indemnizar a un joven y a su madre. El cura fue protegido por la Iglesia pese a que confesó que había abusado del muchacho cuando era menor. La madre del chico señaló que “la Iglesia ya no se va a poder mover con la misma impunidad”. 

Publicado en Página/12. "El País".
29.04.2013

La Cámara de Apelaciones de Quilmes confirmó la sentencia que condenó al Obispado de Quilmes a pagar una indemnización como responsable de los actos de pedofilia que cometió un cura de su diócesis. Se trata de un fallo histórico. Es la primera vez que la Justicia argentina ordena a la Iglesia Católica resarcir a una víctima de abuso sexual por el daño que le causó el aberrante hecho. “Estoy feliz. Esto es lo que buscábamos: Justicia”, dijo a Página/12 Beatriz Varela, la madre del joven, que fue abusado cuando tenía 14 años, y que hace diez años batalla para que el caso no quede impune. Hoy, con 25 años, el muchacho, que siempre fue presentado como Marcos para proteger su identidad, decidió romper el silencio y aceptó hablar con este diario sobre aquel episodio que marcó su vida y cuestionó duramente la actitud que asumió el obispado para encubrir al sacerdote abusador. “Nos querían mostrar como mentirosos. Al no tener pruebas contra nosotros buscaron gente que hablara mal de la moral de mi mamá, para silenciarnos. Este fallo me da mucha tranquilidad y consuelo. Me alegra que pueda servir para que otras víctimas sepan que la Iglesia no se va a poder manejar con la misma impunidad” frente a casos de pedofilia, dijo Gabriel –su verdadero nombre de pila– a Página/12, en declaraciones exclusivas.

El fallo acaba de ser dictado por la Sala II de la Cámara de Apelaciones de Quilmes, integrada por los jueces Eleazar Abel Reidel, Horacio Carlos Manzi y Julio Ernesto Cassanello, informó a Página/12 el abogado de la familia, Mauro Pagliuca. Ratifica una sentencia de primera instancia, de diciembre, del Juzgado Civil y Comercial Nº 2 de Quilmes, que condenó al Obispado de Quilmes a pagar una indemnización por daño moral ($ 120 mil) y para pagar el tratamiento psicoterapéutico ($ 7800) de Gabriel. También le otorgó un resarcimiento a su madre, quien hace diez años viene batallando para que haya justicia por el abuso sexual perpetrado por el cura Rubén Pardo contra su hijo. La Justicia determinó un monto de 20 mil pesos por daño moral y 7800 pesos en concepto de tratamiento psicoterapéutico. En total, el obispado deberá desembolsar 155.600 más los intereses por 10 años. Las partes tienen diez días a partir de la notificación para apelar. El abuso sexual ocurrió en la madrugada del 15 de agosto de 2002, tal como informó oportunamente este diario. El religioso reconoció los hechos ante el entonces obispo de Quilmes, Luis Stockler, pero el purpurado apenas le aplicó una “amonestación canónica” por la violación del sexto mandamiento, que dice “no cometerás actos impuros” y luego fue trasladado a otras diócesis, donde se le dio refugio, sin haber sido nunca expulsado de la Iglesia, hasta que murió de sida el 10 de junio de 2005. Llegó a ser alojado en una vivienda de la Vicaría de Flores, del Arzobispado de Buenos Aires, cuyo titular era monseñor Jorge Bergoglio, hoy al frente del Vaticano como Francisco. Este dato figura en la causa penal, que luego fue archivada con el fallecimiento de Pardo. La Iglesia nunca reconoció el hecho como un delito aberrante, sino simplemente como “una debilidad propia de los célibes”. Beatriz Varela, la madre de Gabriel, era una mujer muy creyente y muy comprometida con la Iglesia como toda su familia. Pero la actitud que asumió la jerarquía eclesiástica frente al caso de pedofilia la llevó a alejarse de la institución. Lo mismo le sucedió a Gabriel. “No quiero ser cómplice de una institución que oculta la verdad”, dice el joven, en su charla con este diario. Recuerda que “tenía muchas amistades vinculadas a la Iglesia porque desde chiquito frecuentábamos” ese ambiente, pero se distanció a partir de que denunciara el abuso. “Perdí un montón de amistades. Me sentía solo”, dice. “Mi mamá tomó la decisión de alejarse cuando se dio cuenta de que no reaccionaban frente a la gravedad de lo que me había pasado. Le podía haber pasado a un hijo de ellos, hablábamos de un pedófilo. No se puede creer lo cegados que pueden estar. La gente que conocíamos por la Iglesia no nos acompañó. No se quisieron comprometer para pedir una sanción grave. Y esta actitud, lamentablemente, la tuvo parte de mi familia, también muy creyente, como el hermano de mi mamá y su mamá”, cuenta Gabriel. Es la primera vez que habla con un medio de comunicación sobre el abuso sexual que sufrió una década atrás.

Seguir leyendo...

No hay comentarios:

Publicar un comentario